domingo, 19 de septiembre de 2021

VLAD TEPES, LA HISTORIA QUE SUPERA A LA FICCIÓN.

VLAD TEPES, LA HISTORIA QUE SUPERA A LA FICCIÓN.


A finales del siglo XIX por allá del año de 1897, el escritor de origen irlandés Bram Stoker se dio a la tarea de escribir una novela de terror basada en las leyendas del centro de Europa sobre vampiros y no muertos.

Una obra literaria que en palabras de Oscar Wilde, "no ha sido la novela más bella que se ha escrito jamás", pero sí uno de los relatos de terror mejor escritos y más icónicos de todos los tiempos, curiosamente a pesar del gran éxito que goza incluso hasta hoy en día, su autor murió pobre y olvidado.

La famosa novela sigue siendo un texto vivo que a lo largo de los años ha ayudado a difundir la concepción de los vampiros como esos seres de oscuridad, ligados con el diablo que gustan de chupar toda la sangre de sus víctimas.

Las características de estos seres están bastante bien definidas: tienen colmillos, beben sangre humana, no se reflejan en espejos, pueden ser ahuyentados con ajo o matarlos atravesándoles el corazón con una estaca y viven en castillos.

Pero a pesar de lo conocida que hoy es la idea de los vampiros, pocos saben que a lo largo de la historia han existido personajes reales que han servido de inspiración para concebir a Drácula como ese ser despiadado y sanguinario.

Cabe resaltar que la famosa novela de Stoker surge a raíz de la profunda investigación que realizó el autor de los relatos y leyendas antiguas de Europa, topándose con la historia de Vlad Tepes o Vlad Draculea, quien fue un príncipe rumano que durante el siglo XV ganó fama en el mundo antiguo gracias a sus exentricidades y gustó por lo sanguinario, pero hay que aclarar que hay que entender la historia y sus particularidades, en su tiempo real, y así debemos juzgarla con equidad.

No era particularmente alto, pero sí fuerte y vigoroso, y ofrecía un aire de ferocidad y crueldad; su nariz era grande y aguileña, las fosas nasales anchas y la tez delgada y ligeramente rojiza; sus larguísimas pestañas envolvían unos ojos verdes muy abiertos, diría que amenazantes, bajo unas cejas negras muy pobladas. El rostro y el mentón rasurados, a excepción del bigote. Las sienes prominentes hacían de su cabeza voluminosa. Un cuello de toro unía la cerviz con unos hombros anchos sobre los que caía el cabello negro y rizado, pero casi todo el mundo lo conoce como el modelo que usó Bram Stoker para su inmortal personaje fue Vlad III Dracula (o Tepes, o el empalador, 1431-1476), de la casa de Basarab, pero su verdadera historia no pasa por ser precisamente un vampiro, ni mucho menos. Hay que conocer que Walachia es una provincia de Rumania que hace frontera al norte con Transilvania y Moldavia, al este con el Mar Negro y al sur con Bulgaria, y que se mantuvo como un estado independiente desde fines del siglo XIII hasta la época de nuestro protagonista.






La situación en este principado siempre fue inestable por dos motivos. En primer lugar por su posición geográfica en los Balcanes en la frontera entre los imperio occidentales cristianos y el imperio turco. En segundo lugar por su propio sistema de gobierno, un principado con derecho sucesorio no directo; es decir, que no heredaba el primogénito, sino que un grupo de nobles elegía entre los candidatos de sangre real. Este era el tradicional sistema electivo germánico. Valaquia ocupaba la primera línea de fuego entre el Imperio otomano y la Cristiandad y, consecuentemente, luchaba por su supervivencia en un escenario de guerra constante y violencia desenfrenada. Todas las potencias regionales ambicionaban dominar este pequeño principado de frontera: los húngaros y otomanos, pero también, en menor medida, los moldavos y polacos. A ello se sumaba el hecho de que en la vecina Transilvania se había establecido de antiguo una minoría de habitantes de origen sajón (alemanes) que vivían gracias al comercio regional y gozaban de enormes privilegios mercantiles. El mantenimiento de estos privilegios, en perjuicio de los de los comerciantes valacos, fue asimismo una de las causas de la tensión regional y, de hecho, los transilvanos cobraron un inusitado protagonismo en la política valaca del periodo, brindando o retirando su apoyo a los candidatos al trono en Valaquia, según les fuera conveniente.




Sin duda, para el que no conozca su historia, hay que decir que fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y del cristianismo. Investigando un poco, podemos conocer el porqué de muchas razones, como por ejemplo, que el pueblo le puso como apodo también "Tepes" (Empalador) ya que esta era la pena capital a la que más era aficionado y que aplicaba con mas prodigalidad, aunque esta última expresión, hasta mediados del siglo XVI no aparecería en ningún documento. Reza el proverbio que la realidad supera a la ficción, y entre ambas dimensiones cabalga la figura de Vlad, cuyo recuerdo está hoy en día íntimamente ligado al personaje fantástico de la novela de Bram Stoker, pero la pujanza de este mito ha relegado a un segundo plano la vida del personaje histórico en la que se inspira, más siniestra y asombrosa que la de su propia leyenda.







En aquellos tiempos, el trono de Velaquia estaba amenazado desde el exterior por los turcos y húngaros, y en el interior por los nobles ávidos de poder que luchaban entre ellos con un salvajismo y ferocidad más que bestial. La trágica muerte de su padre, aunque hay quien asegura que lo asesinó el propio Vlad por un resentimiento que naciera en 1442, año en el que su padre (apodado Dracul -demonio-) le envió (junto a su hermano Radu) a vivir bajo la tutela del sultán turco Murat II, entonces su aliados contra los húngaros, hay serios motivos para pensar que fue ejecutado por Iancu de Hunedoara en 1447, ya que el 20 de julio de 1447, Hunedoara ordenó a los burgueses de Brașov que dieran refugio a un pretendiente al trono de Valaquia, Vladislao, que era primo de Vlad Dracul, padre de Vlad, nuestro protagonista. Hunedoara irrumpió inesperadamente en Valaquia a fines de noviembre, llevándose consigo a Vladislao . El príncipe Vlad Dracul, el padre, huyó de Târgoviște, pero fue capturado y asesinado en las marismas de Bălteni. En una carta escrita el 4 de diciembre de 1447, Hunyadi se nombró «gobernador de la tierra transalpina» (Valaquia) y se refirió a Târgoviște como su fortaleza, lo que implica que había tomado el control del principado en ese momento.​ Después, colocó a Vladislao en el trono de Valaquia.



Lo único cierto es que esta situación obligó al joven Vlad a ponerse al lado de los turcos, adversarios de Iancu, con cuya ayuda accedió al trono de Velaquia en Septiembre de 1448, y aunque el príncipe Vladislav II, pretendiente al trono, y apoyado por los húngaros y la población de origen alemán, fue derrotado en Kossovo (al norte de la actual Macedonia junto al río del mismo nombre) éste sólo consiguió conservar el trono unas pocas semanas. La vida y gracia de Vlad se conoce muy poco hasta el año 1456. Durante estos años, Vlad fue separándose de los turcos y estrechando las relaciones con su enemigo Iancu de Hunedoara, lo que sí era moralmente recusable, era sin embargo muy práctico. No era nada extraño durante esa época el hecho de cambiar las ideas y conveniencias políticas de una manera un tanto extraña y del todo inesperada, solo hay que echar un vistazo a la historia de los grandes y diversos reinos de la Europa Occidental. Este repentino viraje político se manifestaba solo en una cosa: el deseo para Vlad de volver a reinar en Velaquia.


Seguía atentamente las crecientes desavenencias entre Vladislav y Iancu hasta que el 23 de Abril de 1452, Iancu iniciaba la guerra, arrebatando a su rival las ciudades y propiedades que poseía en Transilvania, circunstancia que aprovecho Vlad para ofrecerse al vencedor como pretendiente al gobierno de estas, solicitando su ayuda y prometiéndole una "fidelidad inquebrantable". Pero, el 6 de Abril de 1545, Vladislav, negado y resignado al hecho de ser derrotado, irrumpía en Transilvania arrasando, matando, quemando y saqueando. Dracul, deseando conservar su trono, solicitó y obtuvo el mando de un pequeño ejército aprovechando la intervención en la guerra del monarca húngaro Ladislao V de Habsburgo, Archiduque de Austria y Rey de Bohemia, que veía amenazados sus intereses en la región.



La pugna le fue favorable, logrando apresar a Vladislav al que hizo decapitar en la ciudad de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Velaquia). El 3 de Julio, fue una fecha importante para Vlad puesto que volvería a reinar y garantizaría a sus súbditos la protección contra los turcos y el libre comercio allende de las montañas de Velaquia, a cambio de que estos le prestaran ayuda en caso de guerra. El hecho de que el nuevo príncipe obraba con "demasiada independencia" dio la voz de alarma a los húngaros y alemanes los cuales fueron modificando su actitud, llegando a solicitar el 14 de Febrero de 1457 a sus súbditos que apoyaran a otros pretendientes. No tardaron en iniciarse una serie de alianzas e intrigas, acompañadas (como podía esperarse) de lealtades y traiciones.





En una de sus numerosas campañas militares, Vlad tomó la osada decisión de arrasar las ciudades otomanas del Danubio, provocando innumerables matanzas a su paso. La respuesta del sultán no se hizo esperar y, en junio de 1462 el propio Mehmed II acudió en persona a la cabeza de un poderoso ejército para castigar a Vlad. Pero, sorprendentemente, halló una enorme resistencia: Vlad aplicó una táctica de guerra de guerrillas, que casi estuvo a punto de doblegar a los otomanos. En una ocasión, incluso, tuvo la osadía de lanzar un ataque nocturno, a caballo, sobre el campamento otomano, con el objetivo de hallar el pabellón del sultán y darle muerte, aunque sin éxito. Finalmente, los números se impusieron, y el sultán pudo destronar a Vlad y reemplazarlo por otra persona que le era más afecta: Radu el Hermoso quien, por cierto, no era otro que hermano carnal de Vlad. Este tuvo que huir nuevamente y refugiarse en Hungría. Pero el entonces rey de este país, Matías Corvino, mantuvo a Vlad en régimen de cautiverio hasta 1475. Un año más tarde, Vlad invadió Valaquia con apoyo húngaro y moldavo y logró hacerse por tercera vez con el trono. No sería por mucho tiempo, pues en enero de 1477 los otomanos enviaron una expedición para destronarle durante la cual Vlad pereció asesinado.

Las noticias de todos estos sucesos alimentaron en Occidente la formación de un mito con un repertorio iconográfico de gran poder de sugestión en la actualidad. Pero podemos asegurar que semejante fascinación hunde sus raíces en la propia realidad de una de las biografías más espectaculares del Medievo, hilvanada por los sorprendentes vaivenes de la fortuna del personaje en un contexto histórico de inestabilidad, conflicto, violencia y mentalidad de frontera.












 






domingo, 12 de septiembre de 2021

AMANTINE

 

AMANTINE



Un árbol crece impasible entre los despojos arpegiados de un piano, que hace ya mucho tiempo que dejó de emitir el último lamento en un nocturno en do menor que, abandonado en la soledad cruel que hace oídos sordos a la melodía de la naturaleza, se dejó morir ante la impasible mirada de un alma insensible ya, condenada a vagar en el infierno de su propia existencia.






No hay nada más odioso, que la música sin significado oculto, decía Chopin, mientras en el teclado, la luna acariciaba el estertor de los últimos compases de aquel nocturno lamento, al tiempo que  Amantine deslizaba su mirada escondida entre pétalos de colores de un papel pautado, del que pendían las notas trazadas en un último intento por volver sobre aquello que fue, y a cuya ausencia no le encontraba sentido.

En la afligida disonancia de la vida, rayando ya el crepúsculo de la escala cromática de los sentimientos, el pianista condenado In Aeternum,  emite un atonal sonido, que permuta a una tonalidad mayor, en un vano ensayo por resucitar los acordes de la memoria, y aunque sólo sea por unos pocos compases, revivir de nuevo el recuerdo de Amantine.

De la languidez de un tiempo moderado, en un compás ahora a cuatro tiempos, da paso a un intermedio compuesto, del que fluye una melodía que desagua en aquel atardecer de un otoño, cuando aquellas hojas caducas parecían danzar al son de blancas y negras notas con algunas corcheas descaradas, que buscaban con los dedos la caricia de su piel, tras los sedosos pliegues de su vestido de noche, pero un rubor acalorado, después del intenso perfume a jazmín y agua fresca de rosas, consintieron el húmedo roce de unos labios con sabor a miel, y cálida tentación de un aliento desbocado, que permanece ahora grabado a fuego en la eternidad.





La sonata para violoncello en la menor, sonaba mientras el arrebato de la tormenta amenazaba en el oscuro horizonte con inundar la tonalidad de sus ojos en un allegro agitato, y derramar sobre la partitura el desesperado llamamiento del corazón.

Amantine dejó sobre el atril, la orquídea más bella que pudo conservar, en aquel preludio de palabras que nunca supo pronunciar, al compás de un tres por cuatro en clave de sol, en un baile de corcheas y semicorcheas de impetuoso ritmo al principio, como inquiriendo una razón, y apagado compás al final de un movimiento, cuyo sonido más grave, era un silencio.





El espectro vestido de esmoquin, condenado a vagar eternamente en la tonalidad carcomida por el tiempo detrás de un teclado, hace sonar de nuevo aquel nocturno del recuerdo, y emerge de un torbellino sonoro la simplicidad de una melodía de la evocación de la efímera felicidad.El mar, allá a lo lejos,  baña de nuevo la orilla, como intentando plasmar la vida en el sonido de  un recuerdo, y hacerlo eterno.

Los acordes de la sempiterna sonata, permutan combinando el acompañamiento a una melodía donde el arrebato de las semicorcheas, en un aluvión que asemeja a un oleaje intenso, se desliza con estrépito hasta colisionar contra los muros del corazón, despertando el brillo intenso en los ojos de Amantine, de los cuales, se desprenden sendas lágrimas, semejantes a bemoles que alteran el signo de la tonalidad, en una escala, desde cuyos peldaños desciende la figura traslúcida rememorando, de nuevo,  el ensueño de un ayer. 



Un viento rebelde e impredecible sonaba en el exterior, mientras la combinación de los sonidos y el tiempo determinaban el estertor de un scherzo sublime, para dar paso al flemático compás de un adagio que intentaba retornar a aquel do menor del principio, pero los ojos de Amantine, apagados ahora por el tétrico resplandor de cuatro candelabros, alumbraban de nuevo el alba, con la últimas notas de una sinfonía incompleta, y un nombre grabado en la losa de aquel sepulcro de la desolación.

Aingeru Daóiz Velarde.- 





sábado, 4 de septiembre de 2021

BERGOGLIO. EL PAPA ROJO


Más allá de la ideología de Jorge Mario Bergoglio, que corresponde a su fuero más íntimo, ha sido evidente el silencio cómplice que como cabeza de la Iglesia Católica ha guardado estos últimos tiempos frente a los actos criminales de dictaduras como las de Nicaragua y Venezuela, y también de sus amigos que gobernaron hasta hace poco tiempo Argentina, Ecuador, Brasil, o en la misma Cuba, donde, después de los últimos acontecimientos acaecidos por las protestas en la Isla, la violencia ejercida desde la tiranía sobre una población indefensa, la represión de la disidencia, las desapariciones de más de 400 ciudadanos, las torturas, el apagón informativo con detención de periodistas, youtubers, intelectuales, artistas y simples ciudadanos. Nada de eso es suficiente para que Jorge Bergoglio hiciera una sola declaración en favor de las víctimas cubanas y en condena de la tiranía que asola la isla.


En estos tiempos, la posición de Bergoglio frente a los gobiernos del ‘Socialismo del siglo XXI’, esa lacra de caudillos comunistas que han arrasado con los países latinoamericanos que les tocó gobernar, ha sido de total complicidad y encubrimiento de sus acciones delincuenciales más notorias, desde el escandaloso e indiscriminado saqueo de los fondos públicos, que se redondea en cientos de billones de dólares (y que como un secreto a voces se escucha que en parte reposarían en el banco del Vaticano), hasta los crímenes de sangre, que se cuentan en Venezuela en cientos de miles, y en Nicaragua en decenas de miles solo en los últimos años.





Y qué decir de los centenares de miles de seres humanos desvalidos, hambrientos, humillados y desesperados que han debido huir de sus países por causa de las tiranías impuestas por los gobiernos de izquierda extrema ‘afines’ al Papa, o de los asesinatos políticos de estos demonios protegidos por él, que han dejado una larga huella de sangre en familias como las de Alberto Nisman, Oscar Pérez, Darwin Manuel Urbina, Hilton Rafael Manzanares, Jorge Gabela, Quinto Pazmiño, entre muchas otras víctimas.


Si, recordemos las imágenes de Bergoglio, el flamante papa Francisco, con uno de los mayores criminales de la historia, Fidel Castro, o con otro como Maduro, eso, por poner dos ejemplos, pero lo que más resalta es el acercamiento a la dictadura comunista de Pekin, el Imperio Rojo. Uno de los primeros indicios en esta dirección fue el rechazo del Pontífice a un encuentro con el Dalai Lama en diciembre de 2014, y uno de los últimos, el pasado 19 de marzo, ha sido dejar vacante la sede de la nunciatura en Taiwán como deferencia hacia China. El Papa Bergoglio, en su papel de Autoridad espiritual representante de la comunidad cristiana católica a nivel jurídico en las relaciones internacionales, ha sellado así un pacto que, al estar completamente desequilibrado a favor del poder político de Pequín y desprovisto asimétricamente del principio de reciprocidad de los roles soberanos, condensa nubes negras sobre la libertad de fe de los ciudadanos católicos chinos y socava fuertemente la autoridad moral.





Bergoglio está roturando muchos nuevos caminos para la Iglesia del siglo XXI, pero éste parece trazado en el borde del precipicio. Durante su primera entrevista sobre China concedida a Asia Times el pasado 28 de enero, el Pontífice amonestaba a "no temer" la emergencia del Gran Dragón y ponderaba las riquezas de su civilización, sin atreverse a mencionar siquiera sus excesos en materia de derechos humanos.



El Papa ha lanzado enclocadas, exhortos, sermones, discursos y catecismos anticapitalistas repartidos en las escuelas Católicas y estos tiempos de la pandemia de la más reciente ‘peste china’ la actividad propagandística del Vaticano en cientos de medios regados por el mundo, el llamado a acabar la desigualdad del capitalismo, y la esencia de esa igualdad de ingreso y salarios es la misma del Manifiesto Comunista en 1848 por las calles europeas y se le pide al mundo tanto trabajo y esfuerzo como fuese necesario pero la repartición de la riqueza se haría exclusivamente por lo necesario que cada individua tenga, es decir, todos iguales.



Por otro lado, hay que recordar otro asunto oscuro en el pontificado de este hombre. Un grupo numeroso de historiadores, teólogos y sacerdotes divulgaron una carta enviada al papa Francisco y en la que señalan siete presuntas “herejías” contenidas en su exhortación apostólica sobre la familia, “Amoris Laetitia”. El documento, sostiene que Bergoglio “a través de su exhortación apostólica ‘Amoris laetitia’, como también por otras palabras, actos y omisiones que se le relacionan, ha sostenido siete posturas heréticas en referencia al matrimonio, la vida moral y la recepción de los sacramentos”.


No podemos olvidar también declaraciones rotundas a medio de información. El papa Francisco afirma en una entrevista en el diario italiano La Repubblica que "son los comunistas los que piensan como los cristianos", al contestar sobre si querría una sociedad de inspiración marxista, en una entrevista publicada en el diario italiano La Repubblica. "Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo ha hablado deuna sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos sean quienes decidan. No los demagogos, los barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en Dios o no, pero son ellos a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad", explicaba Jorge Bergoglio.

De esta manera, Bergoglio ha equiparado a la comunidad cristiana con una ideología responsable de un siglo de asesinatos, deportaciones, torturas y genocidio en nombre de la defensa de los pobres y parias del mundo... Pero para Bergoglio, igual que para otros papas que encubrieron criminales en el pasado, estas cifras no parecen significar nada, pues el actual pontífice se ha mantenido como hasta ahora en un pérfido silencio adornado por la hipócrita sonrisa del que dice no saber o no comprender cuánta sangre, miseria y lágrimas siguen derramando por estos rincones, los socios de su reinado papal.





La imagen de un Papa que se viste de rojo y de un comunista que abre la puerta a Roma es, sin duda, desconcertante. Bosqueja un escenario de incertidumbre donde nadie debería precipitarse y comenzar ingenuamente a aplaudir. Causan un terrible estupor las palabras del propio Papa Bergoglio, cuando dijo aquello de que...“Si voy a Santiago, voy a Santiago; pero no a España, que quede claro”, pasando por encima de que Santiago, es España, o, por ejemplo otra frase que no tiene desperdicio, como "Yo no sé si España está reconciliada con su propia historia, sobre todo con la del siglo pasado". Otra de las perlas del Papa Francisco, o Bergoglio, sobre el nacionalismo catalán, es "Son ustedes los españoles los que tienen que juzgar, dando bien su actitud. Pero para mí, lo más clave en este momento en cualquier país que tiene este tipo de problemas, es preguntarme si se han reconciliado con la propia historia".


Llegamos al toque final, con un alegato inmisericorde, y un recuerdo oscuro, desde el cual, en estas líneas, pido disculpas si ofendo a algún lector, pero permítanme un recuerdo tenebroso. Michel de Nôtre-Dame, Nostradamus, el famoso profeta medieval que con total seguridad, jamás imaginó la influencia que sus escrituras tendrían en el futuro. Pues bien, resulta que Nostradamus predijo que cuando un hombre negro asumiera como sucesor de San Pedro en Roma, con él traería el fin de los tiempos, es decir, que a partir de él, el mundo jamás sería ya igual. Algunos dirán que Bergoglio es blanco, y que esto, no tiene sentido, pero, permítanme una pequeña aclaración…Resulta que la Orden de Bergoglio, la Compañía de Jesús, o simplemente jesuitas, se caracteriza por la vestimenta negra de sus sacerdotes, y el superior de la orden, es llamado “Papa Negro”.

 Si, es cierto que Bergoglio nunca lideró a los jesuitas, pero resulta que es el primer papa en haber vestido la sotana oscura, pero hay más, no se inquiete el lector, ya que también hay un santo medieval, San Malaquías, que vivió en Irlanda a principios del segundo milenio después de Cristo, que dejó un documento escrito que produce un cierto escalofrío, ya que después de haber listado a 111 papas, Malaquías culminó un documento con una frase apocalíptica, que dice lo siguiente; “En persecución extrema, en la Santa Iglesia Romana reinará Pedro el Romano quien cuidará a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual la ciudad de las siete colinas, probable alusión a Roma, pero Jerusalén también tiene siete colinas, será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo”…Resulta que después de esa lista de 111, el lugar 112 lo ocupa Bergoglio.


No es la primera vez que se argumenta que Bergoglio es un papa ilegítimo que no ha sido nombrado por el Espíritu Santo, sino por una mafia de Cardenales, entre los que me gustaría destacar al Cardenal Tarsicio Bertone… Bertone tenía muchos enemigos en la Curia y tampoco se distinguió por una eficaz ayuda a Benedicto XVI. Muchos de los problemas que llevaron a éste a la renuncia traían causa de la indolencia del salesiano. Pero desde hacía años era su hombre de confianza y podía ser la palanca que facilitase la elección de Bergoglio. Y el que iba a ser el ungüento que ablandase reticencias era el cardenal McCarrick, Uncle Ted, poderosísimo exarzobispo de Washington y prelado muy bien conectado en el ámbito diplomático y económico. El Cardenal Bertone aparece como uno de los principales encubridores de McCarrick y máximo valedor de la llamada Mafia Lavanda. Bertone, McCarrick, Daneels, Maradiaga. Todos los muñidores de la elección de Francisco con alguna polémica homosexual a sus espaldas. Demasiadas deudas entre ellos, demasiados silencios cómplices, la omertá, también conocida como Ley del Silencio.






Sobre Bertone, se hace necesario hacer un epílogo relacionado con nuestra esfera local. En septiembre de 2012, pocos días después del primer órdago independentista de Artur Mas, La Vanguardia concede al entonces secretario de Estado el Premio Conde de Barcelona. La ceremonia de entrega se efectuó con toda la pompa y circunstancia en el monasterio de Pedralbes, bajo la presidencia del rey Juan Carlos I. Según argumentaba la nota del jurado el premio, se le concedía por "su templanza, prudencia y espíritu de apertura en afinada sintonía con el Papa". Ese galardón llevaba tiempo madurándose gracias a la labor machacona de Enric Juliana. Bertone había sido la verdadera puntilla que había terminado con la época de Jiménez Losantos en la COPE. Junto a Cañizares y Martínez Sistach. No había otro motivo en la distinción. El Vaticano se hallaba en pleno escándalo Vatileaks, que señalaba especialmente a Bertone, y no era momento en que destacase por su templanza, prudencia y sintonía con el Papa. Se le premiaba por haber finiquitado aquella COPE beligerante. Nada es casual. Como tampoco es casual que, antes de entregar la cabeza de Losantos, Bertone visitase Madrid y se entrevistase con Zapatero y Fernández de la Vega y después se fuese a dormir al monasterio de Montserrat. Juan 8, 31-42…En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.