miércoles, 25 de agosto de 2021

JOAQUIN AMIGO AGUADO, LUIS ROSALES Y LA HISTORIA DE UN IMPERTINENTE SILENCIO A LA SOMBRA DE LORCA.

JOAQUIN AMIGO AGUADO, LUIS ROSALES Y LA HISTORIA DE UN IMPERTINENTE SILENCIO A LA SOMBRA DE LORCA.

Escritor y catedrático de Literatura de la Generación del 27. Fue miembro de la tertulia de El Rinconcillo y uno de los redactores de la revista gallo dirigida por García Lorca. Era miembro de la Adoración Nocturna y devoto de la Virgen de Lourdes. Fue amigo de Federico (que le dedica el poema Dos marinos en la orilla, de Canciones) y de otros poetas que alternaban en la Granada de los años veinte, como Luis Rosales (a través de Amigo fue como Rosales conocería a Lorca) o Enrique Gómez Arboleya. Católico y de ideología conservadora, Joaquín Amigo fue, sin embargo, discípulo y coetáneo de las vanguardias y de Ortega y Gasset. Tras la sublevación militar, es arrestado el veinticuatro de agosto de 1936 en Ronda, donde estaba destinado como catedrático de instituto. La madrugada del 27 de agosto de aquel año, tan sólo una semana después de la muerte de su amigo García Lorca, fue arrojado al Tajo del pueblo malagueño por los partidarios del Frente Popular.



Recordar que Federico García Lorca estuvo escondido en la casa de Luis Rosales, por cierto, falangista y amigo del poeta, durante seis días y la noche que pensaban ayudarle a escapar a la zona republicana por el frente de Motril, la casa donde se escondía fue asaltada por personas leales al gobierno civil de Granada, y por cierto, por aquel entonces, Francisco Franco no había sido elegido aun generalísimo del ejército de los sublevados. No quisiera olvidar a Rosales, y aprovecho estas líneas para rendirle un pequeño homenaje. Cuando el 16 de agosto detienen a Federico en casa de los Rosales, fue el hermano mayor de Luis quien le acompañó al Gobierno civil para evitar que sufriera algún tipo de represión. Luis Rosales protestó por escrito al teniente coronel Velasco de la detención del poeta. Hizo cuanto pudo por su liberación. Hasta llegó a conseguir una orden de libertad firmada por el gobernador militar de Granada que cuando fue presentada ante Valdés no sirvió para nada, pues este último le mintió sobre el paradero de Federico informándole que ya había sido trasladado a Viznar.

A los hermanos Rosales se les abrió una investigación sobre por su “desleal” conducta , y la vida de Luis llegó a correr serio peligro, como manifestó en octubre de 1936 el presidente de la Federación Universitaria Escolar (FUE) de Granada a varios diarios madrileños. Al final el asunto se cerró con una cuantiosa multa y la entrega de un anillo de oro para la suscripción popular del avión Granada.

El compromiso de Luis Rosales en la defensa de su amigo Federico García Lorca fue total. Poco tiempo después de su muerte escribió un excepcional poema: «La voz de los muertos», un poema que habían ideado juntos poco antes del asesinato del poeta: “Federico estaba decidido a que realizáramos entre los dos una composición a los muertos, a los muertos en los dos bandos. Él quería que fuese una cantata, o una especie de romance para poderlo cantar. Algo que no fuese una elegía. Y él se reservó la parte musical, para que yo compusiera la letra. La música no la tenía escrita, pero sí pensada, y a mí me la interpretó varias veces en el piano de mi tía. Yo no había escrito la letra. Posteriormente, a la muerte de Federico, yo hice mi poema como una elegía a los muertos (…) que nació influido por aquellas conversaciones tan repetidas que tuvimos. Mas al morir mi amigo, la poesía tomó el rumbo de la elegía”.

Al morir su amigo, el dolor le invadió y también se derrumbó su mundo. Luis Rosales, “el falangista” fue durante muchos años el traidor que entregó a Federico a las garras de sus asesinos. El optó por el silencio y confió que algún día la verdad se impondría sobre la infamia.





La muerte de Federico es otra de las grande mentiras, puesto que fueron los primos del poeta granadino, de la familia Roldán, instigaron su asesinato y que en él, además de motivos políticos, influyeron viejas rencillas familiares y la homofobia, ya que se sostiene que desde el siglo XIX la familia García Rodríguez (la del padre del poeta) y las familias Roldán y Alba mantenían rencillas familiares, incluidas discusiones por repartos de tierras compradas a medias, a las que se sumaron sus distintas tendencias y ambiciones políticas ya que los Lorca eran republicanos y los Roldán de Acción Popular. Unas circunstancias que culminaron cuando García Lorca publicó en 1936 La casa de Bernarda Alba , una obra escrita con mala baba, como se solía decir, en la que el poeta fotografía a su manera a estas familias con las que la suya mantenía enemistades como una venganza personal por muchos años de pleitos, y que la edición de esta emblemática obra tiene mucho que ver con su muerte, por lo que se podría decir que a Lorca, lo mataron sus primos, de hecho, el marido de una prima lejana del padre de García Lorca fue uno de los autores materiales.






Retomando de nuevo la biografía de Joaquín amigo, decir con tristeza que es casi desconocida, y casi se limita a su propio nombre, su nacimiento, sin fecha, y la fecha de su muerte, poco más. Todo esto, sugiere un mundo de dudas, preguntas sin responder, incógnitas silenciadas, corredores oscuros de puertas cerradas, y un frío e impertinente silencio. Escritor y profesor, amigo de Luis Rosales, del que ya hemos hablado, y, como hemos visto también, del propio Lorca, cuyo fatal destino unió sus muertes, y las dos, con el mismo final, la cruda y cruel venganza.

Joaquín Amigo, discípulo y coetáneo de las vanguardias y de Ortega y Gasset, fue arrestado el veinticuatro de agosto de 1936 en Ronda, donde estaba destinado como catedrático de instituto. Lo detuvieron en la noche del 24 de agosto en su propia casa. Estaba rezando de rodillas cuando llegaron a por él. Se marchó sereno y tranquilo hacia el martirio. Estuvo preso dos noches y dos días en la cárcel de Ronda. Condenado a muerte, él sabía quién era el responsable y pudo señalar al denunciador pero no lo hizo porque como dijo su mujer, Joaquín era un verdadero cristiano. La madrugada del 27 de agosto de aquel año, tan sólo una semana después de la muerte de su amigo García Lorca, sus asesinos le despeñaron por el desfiladero del Tajo de Ronda (Málaga), el resto, como se suele decir, es de sobra conocido.





El epitafio de su vida, sea quizás un soneto desconocido, una prosa mal escrita, una historia sin terminar, porque precisamente acabó en el fondo de un barranco, de la manera más cruel, viendo a la muerte venir de lejos, y oliendo el nefasto y pútrido olor del odio sin sentido, o lo que es peor, el más vil de los trances de la memoria de la historia, el propio olvido. Valga entonces aquí el homenaje del que suscribe, a la memoria de don Joaquín Amigo Aguado.

Aingeru Daóiz Velarde.-