domingo, 17 de enero de 2021

EL LIBRO QUE PREDIJO EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC, Y UNA CONSPIRACIÓN FINAL.

 EL LIBRO QUE PREDIJO EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC, Y UNA CONSPIRACIÓN FINAL. 



El trasatlántico más famoso de todos los tiempos, el Titanic, debe su fama a su tragedia. A la que vivió el 14 de abril de 1912 cerca de las costas de Nueva York. En la catástrofe murieron 1.500 personas por el choque del buque con un iceberg que se encontró en la trayectoria de navegación debido a la falta de medios más avanzados por prever lo que podría encontrarse en la ruta.




Pero esa es la historia oficial que todos conocen. Lo que poca gente sabe es que el hundimiento del Titanic, el barco supuestamente insumergible, se produjo ya en la literatura década y media antes. Fue en un libro de 1898 escrito por Morgan Robertson en el que vaticinaba el hundimiento de un barco de similares características a las del Titanic y que para más señas se llamaba Titan. 


Las coincidencias entre ambos barcos van más allá de su nombre. Los dos parten desde el muelle de Southampton en abril, los dos son calificados de insumergibles y por supuesto ambos chocaron contra un iceberg. La novela en cuestión se llama ‘Futility, or the Wreck of the Titan’. La historia es protagonizada por John Lee Rowland, quien es un exteniente de la Marina Real, alcohólico y ha caído a los niveles más bajos de la sociedad. Despedido de la Marina comienza a trabajar en el Titán. El barco se hunde poco antes de la mitad de la historia. Después del naufragio Rowland salva una niña y salta al iceberg con ella; al final, son rescatados por un buque.





Las similitudes entre uno y otro barco van más allá de lo que pueda imaginarse. Como ya hemos dicho ambos naufragaron en su viaje inaugural; ambos fueron calificados por sus constructores como insumergibles e indestructibles; ambos tenían un tamaño muy parecido: 267 metros el real y 244 metros el imaginario; los dos portaban tres hélices y dos mástiles; en ambos casos también se había utilizado en su construcción un sistema de compartimentos estancos semejante; los dos emprendieron su primer y único viaje en abril; el Titanic tenía 20 botes salvavidas por 24 del Titán y en ambos casos su capacidad apenas servía para acoger a la mitad del pasaje; el primero golpeó con el iceberg cuando viajaba a una velocidad de 23 nudos, mientras que el segundo lo hizo a 25; ambos se hundieron aproximadamente 600 kilómetros al sur de Terranova.


También existían, todo hay que contarlo, algunas diferencias entre las dos tragedias, fundamentalmente tres: el Titanic golpeó el iceberg en perfectas condiciones de navegación, mientras que el Titán lo hizo en condiciones climatológicas adversas; en el primero se salvaron 711 personas y en el segundo apenas 13; el barco real navegaba de Europa a Estados Unidos, mientras que el literario lo hacía en sentido inverso. Son muchas las similitudes que existen entre la novela poco conocida de Morgan Robertson con la tragedia real ocurrida años después, y aunque no se trate más que de una impresionante coincidencia, al final la realidad terminó imponiéndose en el registro histórico y la cultura popular.




Pero no termina aquí la cuestión… Resulta que en 1914, publica una novela que anticipa, de alguna manera, el enfrentamiento posterior entre Estados Unidos y Japón en la Segunda Guerra Mundial, con ataque sorpresa de los japoneses a territorio norteamericano incluido, y final con bomba atómica, al menos para quienes interpretan así cierta explosión descrita por el autor al final del libro… La novela se titula Más allá del espectro, pronóstico de una futura guerra entre Estados Unidos y Japón, incluyendo un ataque furtivo de los japoneses. La historia coincide con el enfrentamiento de USA y Japón en la Segunda Guerra Mundial y el ataque a Pearl Harbor por parte de ese país asiático, hechos ocurridos años después de la publicación del libro.


Morgan Robertson Fue un oficial estadounidense de la marina mercante, además de escritor y posible inventor del periscopio. Las predicciones de Robertson recuerdan mucho a las de las novelas de Julio Verne, asociadas con algunas teorías de la conspiración, tales como que el iceberg aquél fue puesto en el camino del buque a propósito, y que la intención fue, desde el principio, hundirlo para robar el oro que llevaba dentro…


Lo que está claro, es que no hay nada más excitante para las imaginaciones futuras que una gran catástrofe de las dimensiones metafóricas del Titanic, la primera gran catástrofe técnica del s. XX, que, como pudo aventurar Robertson , no sabemos por qué medios, estaba a punto de de adentrarse en una nueva edad oscura, de un siglo lleno de tragedias.


¿Quién sabe si Robertson, como tantos otros visionarios del pasado siglo, no fue víctima también de una conspiración?...La razón es que Morgan Robertson acabó suicidándose en la solitaria habitación de un hotel, concretamente el Alamac en Atlantic City, Nueva Jersey, Estados Unidos. Para conspirar un poco más, diremos que en principio la causa de la muerte se debió a una ingesta de sobredosis de yoruro de mercurio, y más tarde, cosas de la conspiración, su muerte fue determinada por una causa de enfermedad cardiaca.