ÁLVARO ALCALÁ GALIANO Y OSMA. DEL LIBERALISMO, A LA LUCHA CONTRA EL COMUNISMO.
“El fanatismo hace la desgracia de todas las sociedades en las que se le permite ejercer su imperio”…Fue una de las citas de este hombre que fue un escritor, crítico literario, historiador y publicista español de inclinación maurrasiana, colaborador en ABC y en Acción Española.
El Maurrismo fue una especie de revolución intelectual creadora de nuevos fundamentos culturales para el pensamiento europeo de cuño monárquico, antiparlamentario y contrarrevolucionario. El pensamiento fue política y culturalmente de nacionalismo integral, y nació como consecuencia de la ideología traída a Europa por la Revolución Volchevique en Rusia. Es entonces cuando se definen las rupturas frente a la Ilustración del historicismo culturalista, del irracionalismo, de la estética literaria, y en definitiva, de todo lo que representaba en el ámbito cultural lo que hasta entonces se conocía como el razonamiento ilustrado, es decir, una especie de liberalismo cultural de ideología progresista, que no certamente de progreso, pues, demostrado queda a qué rincón del absurdo nos ha llevado hasta nuestros días ese liberalismo cultural, donde el más grande de los fracasos, culmina el el mayor de sus logros, la Historia y la cultura literaria, han pasado a perder todos aquellos enteros que tanto tiempo le costaran ganar. El liberalismo cultural era hasta la razón abstracta hasta entonces reinante, que, en diversos grados y ritmos, importantes, iba trayendo consecuencias de orden político a la vez que ideológicas. Los gobernantes y los regímenes liberal-parlamentarios de sus respectivos países, decía el pensamiento maurrista, que iban perdiendo una parte sustancial de su capital simbólico.
Políticamente, en España, fue un adalid de la causa de los aliados contra Alemania, pero, vayamos a su vida, que realmente fue curiosa y trágica, como no podía ser menos en el caso de un hombre que vivió, y muy de cerca, años convulsos en los que se fue al garete la aparentemente civilizada sociedad europea. Álvaro Alcalá Galiano y Osma llegó al mundo en una época en que, aparentemente, se había superado la lucha entre los partidarios del Antiguo Régimen y quienes defendían los principios de la revolución francesa de 1789.
En efecto, Álvaro Alcalá-Galiano y Osma llegó al Mundo en 1886. Un momento en el que la monarquía liberal española estaba en pleno esplendor tras ser restaurada a partir de 1874, instaurando un sistema no muy diferente al que otros países europeos -como Francia o Italia- habían erigido más o menos en esas fechas. En suma: Álvaro Alcalá-Galiano y Osma nacía en un lugar y momento en el que el Liberalismo triunfaba y, al menos en España, se veía con moderado optimismo un futuro prometedor. Uno en el que las convulsiones de las primeras décadas del siglo XIX habían quedado atrás. Al ser aparentemente superada la lucha entre los partidarios del Antiguo Régimen y quienes defendían los principios de la revolución francesa de 1789.
Álvaro Alcalá Galiano vino al mundo amamantado por esos principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, ya que su abuelo, Antonio Alcalá Galiano, fue uno de los principales conspiradores y líderes liberales españoles con una accidentada vida que pasa por un largo exilio en Londres, huyendo de la reacción absolutista de Fernando VII en 1823, y otros avatares que acaban con él como ministro de Isabel II, puesto en el que moriría en 1865, y murió en un tiempo en el que la monarquía liberal o revolucionaria, no satisfacía ni a los carlistas ni a muchos liberales que coinciden con ellos en querer abolirla. Tal y como ocurre en 1868, poco después de la muerte de aquel gran conspirador liberal que fue su abuelo, en la conocida como Revolución del 68, La Gloriosa, que se llevó por delante al reinado de Isabel II.
La tradición familiar, pues, favorecía que Álvaro Alcalá-Galiano y Osma, se decantará por ideas de corte liberal. Y así fue. Al menos hasta que llegó el año 1917, en el que la vida política de Álvaro Alcalá-Galiano dio un giro de 180 grados a partir del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia con el triunfo de las facciones socialistas más radicales, que llevaron al poder a un régimen leninista republicano, y a un gobierno bolchevique de tendencia comunista, en el que el Partido bolchevique, dirigido por Vladímir Lenin, y los trabajadores y soldados de Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional, formándose el gobierno de concentración. Los bolcheviques se nombraron a sí mismos líderes de varios ministerios del gobierno y tomaron el control del campo, creando la Checa, organización de inteligencia política y militar para aplastar cualquier tipo de disidencia. Luego trajo consigo una guerra civil interna, y las conocidas matanzas en un estado de Comunismo de Guerra en el que alrededor de 13 millones de rusos perecieron de forma violenta, sin contar lo que vino después, con terribles hambrunas inducidas por el nuevo Régimen.
En su obra, “España ante el conflicto europeo”, uno de los cuatro que publicará a partir de su experiencia como corresponsal de guerra en el frente occidental desde 1914, Álvaro Alcalá Galiano y Osma denunciaba al káiser Guillermo II como un tirano y se declaraba ferviente partidario de los aliados -y, por tanto, del Parlamentarismo, el Liberalismo…- a partir del triunfo de la revolución bolchevique, su visión política del Mundo da un giro radical para alinearse con el Fascismo. Sus escritos periodísticos posteriores a 1917 no dejan lugar a dudas. Para él, como para muchos otros liberales españoles al filo de 1920, 1921, 1922, 1923…, estaba clara la solución al dilema que se planteaba en esos momentos en España, en Europa, en el Mundo… Si había que elegir entre revolución roja o Fascismo, él está con los que elegirán el Fascismo. Los elogios de Álvaro Alcalá-Galiano y Osma al golpe de estado de Primo de Rivera dan fe de ello. Si algo tenía que reprochar al general no era desde luego exceso de Fascismo, sino más bien falta de él. Algo que más adelante reprocharía también al hijo del general, José Antonio Primo de Rivera, al que acusará de tibieza al no ser capaz de actuar con la violencia extrema que Alcalá-Galiano y Osma veía, como característica fundamental del Fascismo, para hacer frente al comunismo que empezaba ya por entonces, a penetrar en España, y prueba de ello es la relación y la influencia del comunismo ruso en España, como se vería después.
Según Álvaro Alcalá Galiano y Osma, la lucha contra el comunismo debía ser dura, y en todos los frentes, tanto social, cultural, como político, ya que según él, atendiendo a la frase inicial del presente artículo, el Comunismo estaba disfrazado de un fanatismo radical que poco a poco, adoctrinaba y manejaba a la sociedad, hasta convertirla en esclava de sus consecuencias.
Álvaro Alcalá Galiano fue asesinado víctima de la represión desatada en la zona republicana el 28 de julio de 1936 en Madrid, junto a su hermano Juan, y más tarde, sería también asesinado su primo, el pintor artístico y decorador español Álvaro Alcalá Galiano y Vildósola, en Paracuellos, Madrid, el 27 de noviembre de 1936, junto a otros muchos inocentes. Álvaro Alcalá Galiano y Osma fue detenido en su domicilio por miembros de la checa de Radio Comunista número 1 y, conducido a Vallecas con su hermano Juan, siendo asesinado junto a este último el 28 de julio de 1936 tras ser sometidos ambos a un simulacro de juicio, que no duró ni tres minutos, sin derecho a defensa.
Toda la convulsión política que se despliega en la Europa de entreguerras, donde esos miedos corren libremente, explica con bastante exactitud cómo Álvaro Alcalá-Galiano y Osma cambió el rumbo de su ideal y murió por ello en 1936.En aquellos tiempos de dialogo entre puños y pistolas, el tomar partido por una ideología fascista o pseudo-fascista y el radical comunismo, ya que en este país, como en el resto de Europa, en esos momentos había escasas posibilidades de escapar de esa trampa política en la que había que elegir entre dos formas de ideología por cuestiones primarias.
Nos preguntamos desde estas líneas, si realmente, por sorprendente que pueda parecer en un escenario como el que vivimos de histeria colectiva y de crisis económica y política exacerbada por esa histeria colectiva, sería probable que Álvaro Alcalá-Galiano, y muchos otros como él, hubieran seguido la misma senda tenebrosa que iba de 1917 a 1936…yo, si me permiten, particularmente pienso que sí, y mi razón es que el hombre y la mujer de aquellos tiempo en España, estaban engendrados de otra pasta. Hoy, se lucha contra grandes series de televisión, y grandes redes sociales, y grandes sueldos, y mejores puestos de trabajo, buenas casas, buenos coches, y el seguidismo político se hace más llevadero para la derecha española desde la trinchera del sofá, que tomarse la molestia en gritar una blasfemia en la calle, y de cara al sol...Álvaro Alcalá Galiano y Osma, lo hizo con la pluma, y contra todo pronóstico de vivir por ello.
Aingeru Daóz Velarde.-