sábado, 3 de abril de 2021

ORWELL, 1984. LA HISTORIA DE UNA ACTUALIDAD.

ORWELL, 1984. LA HISTORIA DE UNA ACTUALIDAD.

Para comprender de manera adecuada la magnitud y todo el relieve que contiene esta obra deberíamos hablar del autor. La vida de Eric Arthur Blair, nombre original de George Orwell, que utilizaría como pseudónimo, está profundamente marcada por tres posiciones políticas que adoptó tras ciertos sucesos que relataremos más adelante: en contra del imperialismo británico, a favor de la justicia social y en contra de los totalitarismos nazi y estalinista.


El libro, publicado el 8 de junio de 1949, está escrito en un paisaje golpeado por una guerra total en un país hambriento, agotado y gris, y con un desconcertante comienzo, define las características típicas de la tiranía moderna. Winston Smith, el protagonista, trabaja como censor en el Ministerio de la Verdad, en una constante revisión de la historia para adecuarla a las circunstancias y alianzas del presente.


Él y sus compañeros son controlados como parte de la masa por el omnisciente Gran Hermano. En "1984" la pantalla de la televisión te observa y todo el mundo espía a todo el mundo…La novela "1984" habla de una sociedad en la que se adultera la historia de acuerdo a la conveniencia del partido único gobernante. La obra de Orwell supuso una denuncia de los regímenes totalitarios.


Desvelaremos una una breve sinopsis del argumento a modo de guía con el fin de abordar la obra directamente y para refrescar un poco la memoria. 1984 narra la historia de Winston Smith, un empleado del Ministerio de la Verdad, que empieza a darse cuenta de las acciones que lleva a cabo el gobierno de Oceanía para manipular la mente popular y distorsionar la realidad, esta expresión cobra un sentido completamente nuevo en el libro debido a la técnica mental que utilizan llamada “doblepensar ” en la cual entraremos más adelante. Evadiendo en lo posible la vigilancia controlada de las telepantallas, Winston conoce y se enamora de Julia una joven rebelde desengañada del sistema como él. Juntos, intentar unirse a un grupo de resistencia contra el gobierno llamado la Hermandad, pero resulta ser una trampa del Partido. Se desconoce si realmente utilizaron un señuelo, O ‘Brien, o si realmente toda la organización es otro de los instrumentos de control del Partido. Posteriormente, torturan a Winston con unas técnicas que seguramente podrían clasificarse como inhumanas hasta que consiguen someterlo a la voluntad del partido e incluso haciendo que llegara a traicionar, aunque solo fuera de palabra, a Julia. Su final, es inesperado e inquietante.

Personajes

Estos son los personajes principales de la novela 1984.

Winston Smith

Es el protagonista. Winston trabaja en el Departamento de Registro del Ministerio de la Verdad, reescribiendo sucesos escritos en el pasado para que se adapten con perfección a las políticas del Partido. Por medio de Winston se ilustra la dicotomía entre la psiquis del individuo y la violencia que se crea al someterse a los mandatos del gobierno totalitario. Por esta razón, para Winston que es un escritor profesional, es difícil encontrar su propia voz, aunque solo pueda expresarla en su diario secreto.

Julia

Es una hermosa joven de cabello negro que trabaja en el Departamento de Novela del Ministerio de la Verdad. Es una mujer práctica, pero rebelde que inspira a Winston a romper las normas establecidas haciéndose su amante.

O'Brien

Es un miembro del Partido Interior, y como tal, tiene un aspecto poderoso, aunque nadie sabe en realidad cuál es su función en el Partido. Su aspecto es contradictorio. Por una parte es un grandulon, acuerpado, pero por otra, tiene un rostro que inspira confianza, admiración y, sobre todo, inteligencia.

Sr. Charrington

Es un anciano, dueño de la tienda donde Winston Smith compra el diario y quien alquila el cuarto en que Julia y Winston se encuentran en secreto. En realidad es un miembro de la Policía del Pensamiento que con gran talento de espía, engaña a Winston con su aparente nostalgia y respeto por el pasado, y su gentileza y discreción.

Gran Hermano

Es el líder del Partido, cuyo rostro aparece en todos los carteles y monedas junto con la frase: "El Gran Hermano te vigila". Su figura está caracterizada por su tamaño gigantesco; su rostro, poderoso, pero calmado y, especialmente, sus enormes bigotes negros. Todos los ciudadanos de Oceanía están obligados a sentir un amor exclusivo por el Gran Hermano.

Emmanuel Goldstein

Es el enemigo del pueblo, a quien se dedica, varias veces al día, una transmisión llamada "Dos minutos de odio". Es un antiguo miembro del Partido, tan poderoso como el Gran Hermano, quien lo traiciona. Nadie sabe si aún vive, pero parece continuar su influencia, y ha sido adjudicado como el líder de la Hermandad.

Ministerios en 1984

El Partido controla a la población por medio de cuatro ministerios:

Ministerio del Amor

Encargado de la ley y el orden. Por medio de la tortura y los lavados de cerebro, reeduca a los ciudadanos rebeldes.

Ministerio de la Verdad

Encargado de la propaganda del gobierno, por medio de noticias, arte, entretenimiento y educación.

Ministerio de la Paz

A cargo de mantener la guerra. Una de sus estrategias es enfocar la atención en problemas externos (con otros países) para distraer a los ciudadanos de los problemas que viven en su propio país, y de esta manera culpar a otros, para que los problemas nunca se solucionen y el estado de guerra se perpetúe.

Ministerio de la Abundancia

Encargado de asuntos económicos, como racionar y crear hambrunas.

¿Qué es Ingsoc?

Ingsoc es el nombre del Partido en neolengua, la lengua artificial creada por el mismo Partido. Ingsoc significa socialismo inglés y representa la ideología oficial del Partido. Esta ideología fue creada por Gran Hermano junto con Emmanuel Goldstein, pero con el tiempo, ambos líderes entraron en conflicto sobre lo que Ingsoc debía representar.




El doble pensamiento, mantener dos ideas contradictorias al mismo tiempo; La Policía del Pensamiento; el Ministerio del Amor, que se ocupa del dolor, la desesperación y aniquila a todo disidente; el Ministerio de la Paz que desata la guerra; las máquinas dedicadas a escribir novelas que producen pornografía con la que sobornar a las masas…son pensamientos y disertaciones particulares, que allá, en una época pasada, pueden servir de ejemplo para un presente, al igual o como si fuera ese eterno retorno del que hablaba Friedrich Wilhelm Nietzsche.


Orwell, o su pseudónimo, lo dejaron claro, y hoy, intentando medir y analizar la situación que nos envuelve, y casi se podría decir que nos aprisiona, y de la que somos incapaces de escapar porque es como la adicción a una potente una droga sin la cual, nos es imposible dar un paso adelante, o mejor lanzarnos al precipicio, 1984, es el fiel reflejo en el que nuestras naciones y el mundo nos hemos situado en la carretera al infierno que describió el escritor británico.


¿Profético? Posiblemente. ¿Pero también conmovedor, creativo, incuestionable y útil? Sí, y además, sin ninguna duda.




En la actualidad son las redes sociales las que recopilan cada gesto, cada compra, cada comentario, y cada signo de protesta que hacemos en internet y alimenta una presencia omnisciente en nuestras vidas capaz de predecir todas nuestras preferencias. Basada en las elecciones de los consumidores, con el usuario como la mercancía con la que se comercia, la recolección de esas preferencias para las campañas políticas está distorsionando la democracia, y a su paso, la propia libertad de expresión.


Orwell entendió que los regímenes opresivos siempre necesitan enemigos. En "1984" mostró cómo estos pueden crearse arbitrariamente atizando las emociones de la gente a través de la propaganda. Pero en su descripción de los "dos minutos de odio" también previó cómo actúan las multitudes digitales. Es curioso…En la novela era la pantalla de TV la que espiaba. Hoy en internet queda constancia de todo lo que hacemos. Merece la pena leer la novela para entender su significado, y además, el sacrificio del tiempo invertido en su lectura, es el sinónimo del placer en aprender a quitarse la venda de la censura y la manipulación de los ojos.




Obligado, como todos los demás, a contemplar la violenta grabación con ese título, en el que Winston Smith, el protagonista de la novela, se da cuenta de que "lo horrible de 'los dos minutos de odio' no era que a uno lo forzaran a tomar parte, sino que era imposible sumarse…Es como si se tratara de esa parte del film de la Naranja mecánica o, mejor dicho, de conformismo mediático, en la que un espantoso éxtasis de miedo y sed de venganza, un deseo de matar, torturar, machacar rostros con una maza parecía fluir a través de todo el grupo de asistentes como una corriente eléctrica. Es como si fuera ahora y el hoy, donde todas las organizaciones políticas, religiosas, feministas, de manifestaciones sexuales y de género, o comerciales, se dedicaran a alimentar sentimientos, y a manipularlos. Sorprendentemente, Orwell identificó la colusión voluntaria en el odio que semejantes movimientos puede incitar. Y por supuesto, su Winston lo nota consigo mismo, de la misma manera que podríamos notarlo nosotros mismos.


Luego está el icónico dictador de Orwell, el Gran Hermano, absurdo y aterrador en igual medida. Las raíces del relato de Orwell están en las luchas entre los gigantescos "ismos" que deformaron el siglo XX. Quiero recordar, que hubo alguien que pidió el pder de la televisión y la Información, por encima de cualquier otro…la pregunta sería, ¿con qué fin?, la respuesta está clara, y como ejemplo, no tenemos más que dirigir nuestra mirada a los servicios informativos de la actualidad, y saber medir, para comparar la realidad, de la doctrina.




Luchó como voluntario contra el fascismo en la Guerra Civil española, convencido de que el pacifismo era un lujo pagado por otros, pero comprendió lo vacías que estaban las promesas del comunismo cuando el grupo antiestalinista en el que combatía fue capturado por la facción partidaria de Stalin. Con una atmósfera enrarecida, pronto comenzarían los conocidos como Hechos de Mayo, el enfrentamiento entre anarquistas y libertarios y comunistas, apoyados por el Comitern desde Moscú, con el resultado de una terrible refriega entre las partes, que Orwell vive en primera línea, atrincherado en la sede del P.O.U.M…luego, regresa al frente, y una bala le atraviesa milagrosamente el cuello, sin producirle la muerte, pero muy pronto regresará a otro frente, el de la calle, en el que se topará esta vez con una atmósfera aterradora y oprimente, y de la que él mismo escribiría que era como si alguna gigantesca inteligencia malvada estuviera flotando por encima del ambiente de la ciudad, los comunistas acusan al P.O.U.M. de troskistas, es decir, una contraposición a la visión que aplicó Stalin del marxismo-leninismo y a las teorías del mismo sobre el socialismo en un solo país, y es perseguido con saña, y acusado de ser espía del que llaman fascismo, un P.O.U.M, dirigido por Andrés Nin, al que se solía clasificar entonces con el término un tanto vago de "trotskista". Pero esto, no era más que el resumen de lo que se había vivido hasta el momento en España, donde en un periodo de menos de siete años, se habían vivido 26 gobiernos, y 34 crisis parciales.




George Orwell llegó a España en 1936, lleno de ideales, para combatir el fascismo, pero resulta que se topó de lleno con la lucha entre anarquistas y comunistas, las checas, la persecución, y esas vivencias, le impulsaron en su denuncia contra el autoritarismo y sus premoniciones sobre el terror estalinista, plasmadas en 1984, el libro que principalmente nos ocupa hoy, y también en Rebelión en la Granja. Su verdadero nombre era Eric Arthur Blair, pero optó por firmar con pseudónimo, y posiblemente con ese mismo pseudónimo de ideal que le llevaría a alistarse en las filas republicanas, donde se inscribió y se alistó en el Partido Obrero de Unificación Marxista, el P.O.U.M, pero pronto se dio cuenta de lo que significaba, porque según escribía él mismo, España, lo cambió todo…la vida, se detuvo en 1936, cambió su visión política, y literaria, y así lo dejó plasmado en la que puede ser su obra culminante en la literatura, Rebelión en la Granja. Regresó a España para escribir Rebelión en la Granja, una fábula que retrata los abusos del Stalinismo, pero es rechazada por ser políticamente incorrecta, en un mundo que no ve adecuado criticar la situación política, en vísperas de lo que sería la Guerra Fría.




Los miembros de P.O.U.M. son perseguidos, y algunos se pierden en las checas, donde también pierden sus vidas, pero Orwell consigue escapar y huir a Francia junto con su mujer Eileen. Denunció el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. En 1937, durante la represión del gobierno de Negrín contra el POUM, Orwell relató que estuvo a punto de ser asesinado en Barcelona por los comunistas y anarquistas. Su participación en la guerra civil española le marcó para siempre su visión del mundo, el estalinismo, para él, representaba una amenaza.


Fue testigo de primera mano del auto-engaño de los verdaderos creyentes. Hoy hay otro abanico de "ismos", como el nacionalismo y el populismo, que operan a través de la activación de la más peligrosa de las emociones, el resentimiento. Y allá donde se mire en el mundo contemporáneo, hombres autoritarios ocupan posiciones de poder. Comparten la necesidad de aplastar a la oposición, un fanático terror al disenso y el autobombo. Los grandes hermanos dejaron de ser una broma y ahora se pavonean por el mundo, y utilizan todos los medios informativos a su alcance.



La decepción de Orwell se multiplica cuando, una vez en Inglaterra, se da cuenta de que allí también la prensa manipula la verdad, y redacta que vio soldados ensalzados como héroes en victorias imaginarias sin que nunca hubieran pegado un solo tiro, y a otros, que habían luchado valientemente, ser tachados de cobardes y traidores…así era la República. También escribe que llegó a ver y a conocer incluso a ávidos intelectuales construyendo superestructuras emocionales sobre eventos que en realidad nunca habían tenido lugar. Su indignación ante todo esto era su bien más preciado, y nunca se calló, pese a las amenazas y la presión de la prensa comunista, como el Daily Worker, pero uno de sus de esos libros esclarecedores fue "Asignación en la utopía" (1937) del periodista estadounidense Eugene Lyons, un ex comunista y corresponsal en Moscú que se había asqueado por el estalinismo.


Este es el mayor horror de la distopía orwellana, un modelo literario de sociedad que suprime los derechos humanos bajo un control total, mayoritariamente desde un régimen totalitario, en el que el régimen se propone erradicar muchas palabras y las ideas y sentimientos que significan. Su verdadero enemigo es la realidad.

Las tiranías intentan hacer imposible entender el mundo real y buscan sustituirlo con fantasmas y mentiras. El audaz primer acto de disidencia de Winston Smith había sido ocultarse de la vista de la cámara que todo lo veía para escribir un diario en el que reflejar su propia visión de sí mismo y de su mundo interior.




Sabe que su acto de escribir lo abocaría a la pena de muerte si es descubierto. Cuando finalmente sucumbe a la tortura confiesa que "dos más dos es igual a cinco". Había descubierto que realmente pueden "meterse dentro de ti" y que "algo se muere dentro de tu pecho, quemado, cauterizado". El terror en 1984 es la aniquilación del yo y la destrucción de la capacidad para reconocer el mundo real.


No hay relativismo casual en la obra de Orwell. El autor entiende perfectamente lo duro que es que las cosas sean como deben ser. Sin embargo, su historia hace identificar el terror de un mundo en que la gente tiene cada vez menos y menos palabras para usar y su pensamiento está distorsionado por las ideologías.


En todas partes del mundo en que imperan las tiranías "1984" está prohibida, pero, por supuesto, circulan copias piratas.

Y las ventas han aumentado también en países considerados democracias estables. En India y en Reino Unido, en China y en Polonia, el público está volviendo a "1984". No puede separarse la obra de Orwell de su autor. Se le ve cada vez más como una especie de santo, pero cuánto se reiría de las estatuas con su figura que están apareciendo.

Su visión sobre las feministas, que no sobre las mujeres, los vegetarianos y otros grupos difícilmente pasarían la prueba hoy día. Pero hablamos de un hombre que vivió de acuerdo a sus convicciones. Quiso ser pobre a toda costa, combatió por lo que creyó que era lo correcto, fue incondicionalmente generoso y cordial con otros escritores, y, aún así, se enseñó a sí mismo a mirar al mundo aunque no fuese como a él le hubiera gustado.


Nunca fue obediente y desenterró para nuestra mirada lo peor de sí mismo. Su distante integridad resulta única. No es solo el hecho de que vivamos en un mundo transformado por la perspicacia de Orwell acerca de lo que da forma a la opresión, sino que "1984" es también un manual para tiempos difíciles.

El conocimiento es una forma de fortaleza y a todos se nos está poniendo a prueba.


Leer "1984", la claustrofóbica fábula del totalitarismo de George Orwell, todavía produce impacto. En primer lugar, porque reconocemos lo que describe. El pasaje de los dos minutos de odio parece anticipar cómo se comporta la muchedumbre hoy en las redes.



La política sexual juega un papel importante en 1984. En la novela, las relaciones íntimas de las personas se rigen estrictamente por la Liga Juvenil Anti-Sexual del partido, al oponerse a las relaciones sexuales, y en cambio, fomentar la inseminación artificial.


Hay que decir que Orwell estaba en contra de la homosexualidad, e incluso usó epítetos homofóbicos tales como "nancy" y "pansy", así como expresiones de desprecio, por lo que llamó el pensamiento de izquierda y los poetas nancy, es decir, escritores e intelectuales homosexuales o bisexuales de izquierda como Stephen Spender y W. H. Auden.


En 1949 Orwell entregó una carta a una amiga, Celia Kirwan, que trabajaba para una sección del Foreign Office (el ministerio de asuntos exteriores británico), dedicada en esos días a organizar unas conferencias sobre el estalinismo. Kirwan se dirigió a Orwell solicitándole nombres susceptibles de aceptar. Orwell también incluyó una lista de treinta y ocho escritores y artistas que consideró en su momento con inclinaciones procomunistas y que no tendrían intención en participar en dichas conferencias. En la lista, que no fue publicada hasta el 2003, se incluyeron numerosos periodistas , entre ellos el editor del New Statesman, Kingsley Martin, y también a los actores Michael Redgrave, Paul Robeson y Charlie Chaplin...ahí es nada.


Después de la muerte de su mujer, en 1945, cae gravemente enfermo de tuberculósis, y es cuando escribe 1984, pero mucho antes, ya había reflexionado sobre los efectos del progreso tecnológico, y además, predijo que la Guerra Civil en España acabaría en una dictadura de uno u otro signo. Orwell murió en 1950, un año después de publicar su novela 1984, y ciertamente, tenemos que decir que la magnitud de su reconocimiento llegó, como casi todos los grandes, después de su muerte.





CONCLUSIONES

Para ir a luchar una guerra civil a un país, que ni siquiera el de uno, ya con una cierta edad, y con su mujer, es necesario o estar muy loco, o estar muy cuerdo, o quizá, ambas a la vez. Stephen King, David Bowie, Mel Gibson y Kit Harington, entre otros, confesaron en su día su predilección por la obra de Orwell como uno de sus libros favoritos de todos los tiempos, y es que ciertamente, su obra, es una de esas visiones adelantadas que caen como una losa sentencial encima de la humanidad, y de la que es imposible escapar. Tenía la necesidad de contar, de escribir y enviar un mensaje verificador al Mundo, a la Humanidad, y después de que en 1947 le diagnosticaran la terrible enfermedad de la que murió, pero que no impidió que durante dos años escribiese y diese fin a su obra cumbre, 1984, una descripción aterradora, pero a la postre muy real, de la vida bajo la vigilancia constante del "Gran Hermano".

El Winston Smith de la novela, es un funcionario subalterno del Ministerio de la Verdad, el ministerio de propaganda del régimen Ingsoc, que en realidad, es con quien se ve reflejado Orwell, en su intento de contar la realidad, una realidad de la que ya hemos hablado en el artículo, y que no hace falta más que pararse un momento a pensar, y quitarse las manos de los ojos, abrir la ventana, coger aire, y expulsarlo con fuerza, para darnos cuenta de la triste realidad en la que vivimos, y a la que somos conducidos sin darnos ni siquiera cuenta. Los medios de Información manipulados por la política más aberrante, son testimonio real de lo que ocurre. Las redes sociales, son las encargadas de terminar de censurar la disidencia, de una manera estrepitosa.


La experiencia de tiranía de primera mano que tuvo Orwell, pudo clarificar que la Guerra Civil, terminaría en una dictadura de uno u otro bando, y ciertamente, la Historia, es la principal herramienta para manipular, de modo que manipulando la Historia, tal y como ocurre en la actualidad, es controlar el pasado, y controlando el pasado, se controla el presente a la idea y semejanza del Régimen, y se asegura el futuro.


El absurdo de la falta de reacción, es el camino que conduce a los pueblos a su propia destrucción, valga, pues, el libro de Orwell, como ejemplo de lo que puede verse reflejado en el espejo de esas naciones que cayeron en el ideal de la miseria, y en esas que, buscando la libertad, encontraron el libertinaje, pero controlados por un poder oculto, silencioso, y adoctrinador, donde todos esos lacayos que conviven en un mundo deshumanizado, aberrante y casi involucionado, sucumben sin darse cuenta ahogados en sus propias inmundicias. El libro de Orwell, fue así la culminación de más de una década de lectura, escritura y pensamiento, lo que le permitió fusionar gradualmente múltiples fuentes en una sola escena o concepto, y no hay que llevarse al engaño, porque Orwell nunca abandonaría su ideales socialistas, pero de un socialismo diferente, un socialismo humanista contra el totalitarismo, o lo que es mejor dicho, contra el social-comunismo.


Cuando los ciudadanos del bloque soviético leían copias publicadas de forma clandestina de "1984", no podían entender cómo un autor británico que nunca había pisado ese territorio podía describir con tanta precisión la sociedad en la que vivían, pero, la Humanidad tiende a caer en los mismos errores, en tropezar más veces con la misma piedra, y en caerse, para luego, volverse a levantar y lamer sus heridas, pero lo peor, no es olvidar, sino recordar y hacerlo en silencio.

Aingeru Daóiz Velarde.-





FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA



Fátima Urribarri. El Semanal.

Jean Seaton. BBC Culture.

GEORGE ORWELL: LA BIOGRAFIA. BERNARD CRICK


POR QUÉ ES IMPORTANTE ORWELL. CHRISTOPHER HITCHENS