miércoles, 21 de abril de 2021

CAMILLE CLAUDEL. LA ESCULTORA MALDITA.

 

CAMILLE CLAUDEL. LA ESCULTORA MALDITA.


Camille nace en la Francia de la Tercera República, en la segunda mitad del diecinueve, un poco a destiempo y a caballo entre dos momentos que hubieran sido mucho más favorables para ella, el Romanticismo y los Años Veinte que marcaron un claro auge de las tendencias emancipadoras de la mujer. Nos encontramos en el inicio de la revolución industrial que llevará a la mujer hasta las fábricas como mano de obra equiparable a ancianos y niños. Parte del camino recorrido hacia la igualdad se verá cuestionado por nuevas corrientes de pensamiento que hacen frente al surgimiento de un nuevo tipo de mujer.

Camille Claudel se ve envuelta de unas circunstancias que la marcarán tanto en lo Privado como en lo Público y por desgracia en el trágico camino de su vida. Escenifica la mujer en la sombra, una mujer con un gran talento que se ve mermada por su condición femenina.


Camille Claudel no fue una historia fácil. Nació mujer y quiso ser escultora en una época en que el arte era sólo para hombres. Y además, se enamoró de su maestro, el gran Auguste Rodin, quien se aprovechó de su talento y de su trabajo, una historia de amor trágica y dolorosa, pero hoy la recordaremos aquí.


La siguiente imagen, corresponde a una obra que se realizó en tres versiones:

"La primera, en arcilla, llamada “Sakountala” , fue inspirada en principio en una leyenda hindú que trata de un amor desafortunado entre Sakountala y el rey Duchmanta quien, caído de rodillas, funde su rostro al de ella en un beso implorándole perdón por no haberla reconocido como amante ni haber reconocido a su hijo.


“Vertumno y Pomona” fue el nombre de la versión realizada en mármol, haciendo referencia al enamoramiento entre la diosa Pomona y el dios Vertumno. La escultura en bronce se conoció con el título de “El abandono”.





De alguna manera reflejan el dolor y el amor tormentoso vivido por ella con su cruel amante, el escultor Rodin, y hay quien afirma que pudo ser la respuesta de Camille a la escultura de Rodin ,“El beso”, en la que ella había colaborado.

Camille representa un tipo de mujer olvidada que por desgracia la mayoría de las veces a pasado totalmente desapercibida a nuestros ojos, una mujer que por su singularidad habría podido llegar a altas cotas de reconocimiento, pero que sin embargo una vez más cumplió el dicho de que “A la sombra de los grandes árboles no crece nada” que en el caso de las mujeres ha sido una constante a pesar del entorno, de la época y de la cultura en la que les ha tocado vivir.

Nacida en una familia burguesa francesa provinciana (Villeneuve 1864), hermana de Paul Claudel poeta y amigo de Marcel Schwob y Octave Mirbeau, este último crítico de arte y uno de los pocos coetáneos que loa su obra por encima de la condición de simple amante de Rodin.





Maestro y amante que la marcó desde sus inicios, cuando Camille aún ni sabía quien era Rodin , Paul Dubois , director de la Escuela Nacional de Bellas Artes dijo al ver su obra: “¡Ha tomado usted clases con el señor Rodin!”, según narra Mathias Morhart amigo y biógrafo de Claudel.

Con el beneplácito de su padre Camille se traslada junto a su familia a París, donde recibirá clases de escultura en el taller de Rodin.

Pronto entablan una turbulenta relación en la que Camille quedará relegada siempre al papel de amante; Rodin nunca se separará de su mujer a pesar de sus promesas, y tampoco promocionará a Camille en el mundo artístico; quedando como una mera discípula de su amante cuando a ciencia cierta trabajaban y colaboraban como iguales en el estudio.

Se trata de una época un tanto especial, se está en los albores de una explosión creativa y de una nueva época dentro del campo del arte; un campo dónde la mujer queda vetada constantemente, relegada de la educación y menospreciada por las corrientes intelectuales que se difunden por Europa.

Fueron años de amplia creación artística por parte de la ya escultora Camille quien, sin embargo, era objeto de comentarios desafortunados que ponían en duda su capacidad artística. La sombra del maestro era demasiado larga y muchos pensaron que sus geniales creaciones eran obra de Rodin o realizadas con su ayuda. Era impensable que aquella joven hermosa y de aspecto frágil fuera capaz de crear esculturas como la bella Sakountala. Empezó entonces una relación tormentosa, en la que Camille seguía perdidamente enamorada del hombre al que también odiaba por recibir reconocimiento público, constantes encargos y alabanzas en todas sus exposiciones, mientras ella no escapaba del cliché de alumna aventajada.





De alumna pasaría pronto a convertirse en musa, para escándalo de su madre tradicionalista, pues el rostro de Camille empezó a aparecer de manera constante en la obra de Rodin. Y de musa, a amante, viviendo un tiempo dorado y soñado por aquella niña que jugaba a ser escultora. Camille Claudel se convirtió en compañera del gran escultor al que acompañaba a las reuniones artísticas de la capital y del que aprendió el arte de esculpir llegando a alcanzar, sino superar, el talento de Rodin.

Le tocó vivir en unos tiempos en los que la mujer, empezaba a dar las primeras muestras en movimiento emancipadores, en lo social, y en el arte y la literatura.

Fueron años de amplia creación artística por parte de la ya escultora Camille quien, sin embargo, era objeto de comentarios desafortunados que ponían en duda su capacidad artística. La sombra del maestro era demasiado larga y muchos pensaron que sus geniales creaciones eran obra de Rodin o realizadas con su ayuda. Era impensable que aquella joven hermosa y de aspecto frágil fuera capaz de crear esculturas como la bella Sakountala. Empezó entonces una relación tormentosa, en la que Camille seguía perdidamente enamorada del hombre al que también odiaba por recibir reconocimiento público, constantes encargos y alabanzas en todas sus exposiciones, mientras ella no escapaba del cliché de alumna aventajada. En la imagen, Las charlatanas, de Camille Claudel.




Una de sus piezas más poderosas es la titulada "Las charlatanas”, de 1943. Es un ejemplo de cómo la artista luchó para transitar su propio sendero artístico, alejado de la influencia de Rodin. Es una escena muy elocuente, en la que casi se tiene la sensación de escuchar la conversación de las mujeres.


Claudel pasó a la historia como un apéndice de la biografía de Rodin, lo que ha supuesto un obstáculo para su plena consideración como artista. Pero la tortuosa relación también ha rodeado su obra con un dramático halo que, a su vez, ha servido para darla a conocer. Claudel nunca consiguió encargos en vida, por esa razón de justicia, se inauguró un museo con su nombre en la pequeña localidad de Nogent-sur-Seine, a unos 100 kilómetros de París.


El distanciamiento entre ambos terminó en ruptura en 1898 cuando Camille fue del todo consciente de que las promesas de amor de Rodin eran palabras vacías. Él nunca dejaría a su amada Rose, con la que terminaría casándose al final de sus días, traicionando a la desdichada Camille.

Empezó entonces un período obsesivo de creación del que nació una de sus esculturas más famosas, La edad madura, en la que aparece una figura femenina arrodillada agarrando a un hombre que se lo lleva una mujer adulta con rostro siniestro. Toda una alegoría de su existencia.




Encerrada durante años en su piso, Camille Claudel terminó enloqueciendo. Hacia 1905 sus miedos empezaron a aflorar haciendo de ella una mujer demente que destruía todas sus creaciones sistemáticamente, entre ellas una serie de bustos infantiles en los que parece ser que habría enterrado su frustración por no haber podido ser madre. Años atrás había perdido un bebé cuyo padre, Rodin, habría obligado a abortar.

En Camille Claudel, encontraremos la traición más absoluta, muerto su padre, su madre firma lo que a la postre sería su sentencia de muerte, su reclusión en un sanatorio mental. El 10 de Marzo de 1913, tan sólo 8 días después de la muerte de su padre, irrumpen en su estudio dos enfermeros y la internan a la fuerza en psiquiátrico de Ville-Evrard.

Propuso nuevas formas de expresión para la escultura, innovó en el movimiento, rompió con la academia y revolucionó el arte de esculpir. Un ejemplo de su maestría es Clotho. Una escultura en la que la artista se separa definitivamente de la influencia de Rodin y despliega todo su potencial expresivo. En esta obra, Camille refleja sus profundas indagaciones y su preocupación por manifestarlas en su obra.




La decadencia de Camille se remonta a 1893, momento en el que rompe con Rodin y se desmorona. No habiendo conseguido pasar de mera amante del “Genio” y viendo como su esfuerzo como escultora no encontraba reconocimiento inicia un camino sin retorno que le llevará a la miseria y a un encierro en si misma que le conduciría a un odio obsesivo contra Rodin, el cual triunfaba clamorosamente.

Víctima de una “manía persecutoria y psicosis paranoica” Camille cree que Rodin le roba las ideas y conspira contra ella. En 1905 comienza a destruir su propia obra para que sus enemigos no puedan apropiarse de ellas.

En 1915 Camille es trasladada a Montdevergues, un manicomio de oscura reputación lejos de Paris. Allí finalizará sus días sola, suplicando una y otra vez que la sacaran de aquel infierno, pero nadie le hizo caso. Su madre se negó una y otra vez a visitarla a pesar de las reiteradas demandas de la dirección del centro; y su hermano Paul, una de las esperanzas de Camille no movió un sólo dedo y ni siquiera la visitó.

Así completamente sola y desamparada murió en el manicomio en 1943; doce años más tarde los herederos intentaron recuperar sus restos pero fue imposible, la zona había sido removida."


Camille Claudel, es la escultora maldita. La belleza y el talento de la obra artística de Camille Claudel se vio siempre ensombrecida por la tormentosa relación que mantuvo con su mentor y amante Auguste Rodin. Un amor enfermizo en el que el gran escultor no supo entender nunca los profundos sentimientos de una mujer que habría dado su existencia por él. Con promesas incumplidas de amor eterno, Rodin mantuvo a su joven alumna a su lado a pesar de no querer nunca abandonar a su verdadera pareja, Rose Beuret. En el plano artístico, a pesar de que Camille se situó a la altura del maestro y creó esculturas de alto valor, siempre se le supuso menos capacidad que a Rodin, quien muchos creyeron autor verdadero de su obra. En la imagen, El Vals, de Camille Claudel.