sábado, 20 de noviembre de 2021

LA LEYENDA DE LA TORRE DE LA MALMUERTA, Y ALGO MÁS.


LA LEYENDA DE LA TORRE DE LA MALMUERTA, Y ALGO MÁS.



La Leyenda de los comendadores de Córdoba o leyenda de la torre de la Malmuerta está basada en un hecho histórico ocurrido en 1448 en la ciudad de Córdoba.




Fernando Alfonso de Córdoba era uno de los caballeros más relevantes de la ciudad de Córdoba, donde destacaba por sus enormes posesiones y su inmensa fortuna, y además gozaba de la amistad del rey Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica, lo que le proporcionaba una sólida y respetable posición en la Corte castellana.


Este noble estaba casado con Beatriz de Hinestrosa, dama muy joven y de gran belleza, a la que amaba profundamente. La dama era respetada y admirada a causa del lujo y posición social que había alcanzado con su matrimonio. Pero a pesar de ello, la pareja tenía una frustración, y era la de no haber tenido hijos, lo que enturbiaba la felicidad del matrimonio.
Las crónicas de la época señalan que ambos cónyuges hicieron todo lo posible por lograr descendencia, desde solemnes votos y promesas religiosas hasta conjuros de adivinos orientales y sortilegios de hechiceros mahometanos.



Un día recibieron la visita de dos primos de Fernando Alfonso, los comendadores Fernando Alfonso de Córdoba y Solier y Jorge de Córdoba y Solier, que eran hermanos de Pedro de Córdoba y Solier, obispo de Córdoba. Ambos visitantes eran caballeros de la Orden de Calatrava y cada uno de ellos era comendador en una localidad. El comendador Jorge de Córdoba se enamoró perdidamente de Beatriz y pronto ese amor pasó a ser una incontrolable pasión. Los comendadores continuaron durante algún tiempo en Córdoba y nada hacía sospechar que Jorge tuviera ni siquiera la posibilidad de declararle sus sentimientos a la bella esposa de su primo, aunque un acontecimiento totalmente imprevisto modificó sustancialmente el devenir de los protagonistas de esta historia.

El caballero tuvo que desplazarse a la Corte del monarca a petición del ayuntamiento de Córdoba. Su estancia en la Corte se alargó y las cartas de Beatriz comenzaron a ser menos frecuentes hasta que un día recibió una Corte de un fiel criado solicitando urgentemente su presencia en Córdoba por la infidelidad de su esposa con su primo, y sorprendiéndoles, los asesinó.





La leyenda de la torre de la Malmuerta, también conocida como leyenda de los comendadores de Córdoba, está basada en un hecho histórico del que da fe un cuadro de José María Rodríguez de Losada fechado en 1872 y que se exhibe en la Diputación de Córdoba. La venganza de Fernando Alfonso también alcanzó a otros individuos, entre otros a varios criados y familiares suyos.

No obstante lo anterior, hay una versión que cuenta que Fernando Alfonso de Córdoba mató a su esposa, creyéndola erróneamente adúltera, por lo que, arrepentido, solicitó perdón al rey Juan II de Castilla, quien según la leyenda le ordenó construir una torre en Córdoba como expiación por su crimen, llamándose desde entonces dicha torre la Mal-muerta. No obstante, la torre de la Malmuerta.

Ahora llega la curiosa historia, vestida de política, y es que resulta que la Diputación de Córdoba ha decidido cambiar de sitio, a peor sitio, un cuadro que se refiere a la leyenda de una de las torres albarranas mejor conservadas de Córdoba, la torre de la Malmuerta o torre Malmuerta, según sean los usos populares.

Se trata del cuadro del pintor sevillano José María Rodríguez Losada que representó en 1872 el crimen pasional legendario de Fernando Alfonso de Córdoba, caballero Veinticuatro de la ciudad de la Mezquita, que asesinó a su esposa, Beatriz de Hinestrosa, y a sus propios primos, los comendadores Jorge y Fernando de Córdoba y Solier, por creer que el primero había seducido a su esposa y el segundo a una sobrina. Ocurrió en la primera mitad del siglo XV, seguramente en 1448, hace casi 600 años.






En el cuadro, ahora "exiliado" desde el salón de Plenos de la Diputación, donde ha estado tradicionalmente, a una pared de escalera, puede verse al asesino con cara de loco, pertrechado con una espada en la mano derecha y un puñal en la izquierda, contemplando los cuerpos acuchillados de quienes suponía eran una infiel esposa y un desvergonzado primo.


El motivo del "exilio" del cuadro, decretado por el gobierno que en coalición, sustenta la Diputación cordobesa, ha sido que el salón de Plenos no era el mejor lugar para exhibir una pintura que retrataba un "crimen machista", por lo que los encargados del Patrimonio de la institución obedecieron y trasladaron el cuadro a una escalera del edificio. La perfecta idiotez de la vida política, convertida en Leyenda, por esa razón, la política, sea del color que sea, jamás se debe mezclar con la cultura.