domingo, 5 de febrero de 2017

MARGARITA RUIZ DE LIHORY. EL MISTERIO DE UNA LOCURA.

MARGARITA RUIZ DE LIHORY. EL MISTERIO DE UNA LOCURA.

INTRODUCCIÓN



Decía Nietzsche sobre la historia, que el conocimiento del pasado sólo es deseable cuando está al servicio del pasado y del presente y no cuando debilita al presente, desarraigando los gérmenes vivos del porvenir. Siguiendo los parámetros del ilustre pensador, nos atrevemos con inusitada osadía a hacer paralelismos en su filosofía sobre el  eterno retorno entre su enfermedad y la de nuestra protagonista en estos Recuerdos de la Historia, no sin dejar de dirigir la mirada hacia  otra mujer  cuyo nombre ha venido a llenar páginas de libros, artículos,  y metros de celuloide sin fin, y cuya historia paralela pudo influenciar en nuestra protagonista algo más que en un simple rol novedoso, donde las miradas estaban puestas en aquella Gran Guerra de principios del siglo XX que acababa de finalizar y que trajo consigo, además de la muerte y la destrucción, la fama y la fortuna de otras mujeres en un mundo en el que la mujer,  hasta entonces, sólo había podido arañar la tierra con sus propias uñas para arar un campo del que poderse alimentar. Nuestra protagonista, se propuso arañar a la vida misma, y pisar encima de la sociedad que pretendía enterrarla, y escalar así hacia la cumbre de una clase a la que pretendía representar. 




La Gran Guerra, supuso el descalabro sistemático de la clase social más acomodada de la época, y con la venida de los nuevos avances en la fotografía y el telégrafo y el descubrimiento del cine, la mujer comenzó a despedazar las férreas ligaduras que la subyugaban a una anquilosada tradición sin esperanza de futuro, como una lápida impuesta del sometimiento al matrimonio forzado, a la vida de culto, o la más resignada soledad de la miseria en el rincón del espíritu donde la luz, jamás llegó a posar su mirada.

Alfonsina Storni, Marie Curie, Clara Campoamor, María de Maeztu, Victoria Kent, Carmen de Burgos con su pseudónimo de Colombine, conocida como “La Divorciadora”, primera corresponsal de guerra, o Carmen Angoleti o Consuelo González Ramos…entre otras, influenciaron en la vida de muchas mujeres de la época, pero en nuestra protagonista particular, buscamos la carismática figura de un principio de siglo que bullía como un volcán desenfrenado arrasando los cimientos de la sociedad con la suerte o la desgracia del escándalo o el heroísmo… Margaretha Geertuida Zelle, más conocida como Mata Hari, una mujer que argumentaba que la vida es una danza, y que la danza es un poema del cual, cada movimiento, es una palabra. En la imagen siguiente, Mata Hari.


Con estas premisas decoramos el cuadro de la introducción de este artículo en los Recuerdos de la Historia, en cuyo camino nos acompaña una dama, cuya mirada nos hace ruborizar por una vida digna de uno de esos guiones, que el mal llamado séptimo arte, ha olvidado escribir. Espía, periodista, pintora, abogada, amante apasionada, aventurera y con un halo de misterio,  que va desde la locura, hasta la búsqueda de la razón del encuentro ente la vida y la muerte, en los suburbios más oscuros del entendimiento y la creencia más escondida en el alma, que hace golpear con fuerza en las puertas de la desesperación, su nombre, Margarita Ruiz de Lihory y Resines.

EL BRILLO CEGADOR DE UNA PERSONALIDAD

Como rememorando la historia de la espía ilustre sin el mismo final, de la que acabamos de hablar, y cuyo nombre malayo evoca al ojo del día, con el pseudónimo de Lady MacLeod, detengámonos en una mirada caída de ojos profundos rebosantes de  sensualidad,  que claman sobre el atrevimiento de un escote y la semidesnudez de los hombros de una dama, con el arma de la seducción preparada y a punto en su mano izquierda, estratégicamente apoyada en la comisura de su escote,  pugnando por atrapar con su misterio la atención de quien lee con el interés que le requiere el atrevimiento de este artículo, soñando con perderse enredado en la selva suave de cabellos pardos peinados a la moda de los veinte, y aspirando suavemente el perfume de arrebato y locura, capaz de llevar a un hombre, llanamente, hasta  la perdición.


 La imaginación nos conduce directamente al momento  siguiente al fútil gesto de apartar la mirada en el instante inmediatamente posterior a la toma de la instantánea, cuya  esencia nos revela la imagen de mirada al frente,  cara al mundo que la rodea colmado de la varonil esencia en el poder, sin caer en la cuenta que precisamente la única brecha abierta en el infranqueable muro del poder,  ha sido abierta por la tenue caricia de la inteligencia de una mujer. Conocido es que en muchos casos, por no decir todos, detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer, y como diría Groucho Marx, detrás de ella, está su esposa…pero si de grandes mujeres hemos de tratar, desde luego, sin duda, ésta es una, pero la pregunta sería, ¿quién está detrás de una gran mujer como ésta?, la respuesta es nadie, porque ella misma, se valió para navegar su propio destino, cuyo triste final sería comparable como el de aquel gran buque insumergible, cuyo accidente con un iceberg hizo que se hundiera en el mar para siempre, y cuya memoria, rescatamos de vez en cuando para deleitarnos una y otra vez con la pura esencia de la belleza de su imagen. En la imagen, Margarita Ruiz de Lihory.




Hacemos memoria de un periódico de tirada nacional de una prensa sensacionalista, dedicado a sucesos con finales de conmoción social conocido como “El Caso” en aquel llamado, valga la redundancia, “Caso de la mano cortada”,  que tomó por asalto las páginas de aquella prensa  de la época,  que le proporcionó a nuestra dama la notoria reputación de locura morbosa que la acompañó a la tumba en los últimos años de su vida…una vida por cierto rebosante de un halo de misterio más propio de una mezcla de novela,  que va desde el análisis de una personalidad,  pletórica en rasgos de belleza que utilizan  a la perfección  otras cualidades personales de mujer fatal de grandes dotes de inteligencia,  que la llevaron a pasearse por los salones de la cultura como pintora, de la política como estandarte de los derechos de la mujer y como aventurera en un mundo y una época donde la aventura,  pasaba por las reuniones clandestinas en los salones de fiesta de cualquier embajada o lugar privado, cubiertas por un manto de sonrisa apagada y palabras disfrazadas de segundas intenciones,  cuya meta final era la de abrir el camino que la alta política necesita para sobrevivir.

Una mujer que se redescubrió  a sí misma proveniente de la rancia aristocracia de un época en la que el siglo, daba sus primeras zancadas posteriores a la Gran Guerra, como ya hemos dicho antes,  y se incorporó permutando de nombre y costumbres a una vida plagada de ambiciones que la llevaron a cambiar no ya su nombre, si no tal vez su dignidad como esposa y madre, en una especie de pseudónimo que busca desesperadamente la meta de un protagonismo que diera sentido a una vida y a los anhelos de un corazón.

Una dama que se codeó con las altas esferas de la época,  y cuyas crónicas de guerra conmocionaron el espíritu de hombres que le regalaron su íntima amistad como Miguel Primo de Rivera, quien le confió el temerario oficio de Agente Secreto al servicio de un primitivo y legendario C-30, y que quien junto a Joan Pujol, más conocido como “Garbo”, merecen por méritos propios un lugar destacado en la historia del espionaje español…pero no fue la única mujer corresponsal de guerra en España, como vamos a ver, y con relación a nuestra dama protagonista, nos referimos a la Guerra del Rif.

Ya hemos comentado antes la figura de Carmen de Burgos Seguí, la firmante con el pseudónimo de “Colombine”,  así firmó las crónicas que envió desde Marruecos durante la guerra de 1909, de las que luego extrajo el material para su novela corta “En la guerra” , firmó también con los pseudónimos de Gabriel Luna, Perico el de los Palotes, Raquel, Honorine o Marianela,  escritora y feminista cuya  figura fue largo tiempo ocultada por la censura franquista, casada y madre muy joven, también, y que así mismo inició una nueva vida con su traslado a Madrid, ya separada de su marido y acompañada de su,  para entonces,  única hija, para dar comienzo a una nueva trayectoria vinculada a su actividad como maestra de primera y segunda enseñanzas, así como de publicista, escritora de ficción, periodista y figura relevante de los círculos intelectuales de su época, en los que destacó asimismo como defensora de los derechos de las mujeres, en especial el relativo al divorcio matrimonial…algún día hablaremos de ella, como también lo haremos de Consuelo González Ramos, corresponsal de guerra, y también con un notable papel en el movimiento feminista pero de una línea ideológica de marcado carácter católico y conservador, también conocida por sus pseudónimos “Celsia Regis” y “Doñeva de Campos”, pseudónimo con el que apareció con su obra “La mujer española en la campaña del Kert”, una mujer celosa de su intimidad, de la que sólo ofrece algún detalle poco definido en sus crónicas o en su libro, o por no pecar de olvidadizo, cabe también recordar en los mismos términos la figura de Teresa de Escolariza Zabalza, profesora de español y francés en Estados Unidos, fue corresponsal en Nueva York de La Libertad (dirigido entonces por Luis de Oteyza), donde publicaba crónicas con el seudónimo de “Félix de Haro”. A finales de agosto de 1921, tras la derrota de Annual, el periódico la envió como corresponsal a Marruecos, publicando entonces una serie de crónicas que en seguida aparecerían, tras su vuelta a España, en forma de libro con el título “ Del dolor de la guerra (Crónicas de la campaña de Marruecos)”, una mujer que, como las anteriores, merece capítulo aparte, como también lo merece nuestra protagonista, Margarita Ruiz de Lihory.

Margarita cruzó el Océano y lo hizo de nuevo para triunfar, y regresar después tras la muerte de su abuela quien se hiciera cargo de sus hijos, para encontrarse de frente con el tramo final de una vida,    para acabar sus días en la ruina que presta a escribirse en un mero nicho sin lápida ni inscripción durante dos décadas, olvidada y recordada in aetérnum por una mano cortada cuyo dedo acusador,  la señala para siempre como perenne recuerdo de la eternidad.

¿Cuál es el secreto de esa historia de la mano cortada?, ¿qué le hizo abandonar su vida de madre y esposa?, ¿cómo llegó a tener semejante notoriedad como espía?, ¿porqué acabó olvidada en un nicho sin nombre en el rincón de un paisaje que no la vio nacer? ¿quién fue realmente Margarita Ruiz de Lihory?...La paciencia es un árbol de raíz amarga y dulces frutos, coraje de la virtud y enemiga de la estúpida indolencia del que se da por vencido.


NACIMIENTO Y PRINCIPIO

Su fecha natal es uno de sus muchos misterios dignos de una vida que ella misma protagonizó, y que según sus propias palabras, fue en 1893, y que en declaraciones de sus hijos, fue en 1885 o en 1892 según las afirmaciones de su última pareja conocida, pero como no se conoce con  exactitud,  nos atendremos a la más comúnmente aceptada: 1893.

Segunda de las dos hijas que tuvo el matrimonio formado por José María Ruiz de Lihory y Pardines  y Soledad Resines de la Bastida, Margarita nació en el seno de una familia valenciana agraciada con título de nobleza con la suerte de crecer y saborear una vida acomodada en un entorno cultivado por la cultura y la política, de la mano de su padre, el barón de Alcahalí, un hombre destacado en su tiempo en la política de los primeros tiempos del reinado de Alfonso XII, y que llegara a lucir el título de Gobernador Civil de Mallorca, siendo varias veces concejal de Valencia, Alcalde,  e incluso diputado en las Cortes españolas, después de que, como miembro del Círculo conservador Alfonsino de Valencia, acogiera en su casa a los organizadores del conocido como Pronunciamiento de Sagunto encabezado por Arsenio Martínez Campos a favor de la Restauración borbónica,  además de ser un activista reconocido en el movimiento cultural en pro de la lengua y la cultura valenciana conocido como La Renaixença como presidente de Lo Rat Penat (El murciélago), una sociedad dedicada a la promoción y difusión de los fines ya mencionados, siendo autor, además, de obra eruditas sobre la cultura valenciana, y miembro de la Real Academia de San Fernando. En la imagen, Margarita Ruiz de Lihory en su juventud.




Su padre influyó en gran manera en nuestra protagonista ya que, además de ser un reconocido masón, avivó en Margarita la curiosidad por los temas esotéricos y espiritistas que, en aquella época, se encontraban  en apogeo, siendo autor también, sobre este tema, del libro “Los endemoniados de Balma”, un lugar sobre el que se narran terroríficas experiencias en las entrañas de las rocas del Maestrazgo de Castellón, al que acudían las gentes al pequeño santuario de La Balma, buscando desesperado alivio a supuestas posesiones diabólicas, donde las caspolinas o brujas hechiceras celebraban siniestros rituales con los que se extraían los demonios, y en el  que,  al principio eran sencillas romerías,  acabó  convirtiéndose con el tiempo,  en tétricas manifestaciones con cánticos y letanías para tratar a los locos, levitaciones, retorcimientos, recuperación de miembros... todos estos supuestos sucesos dejaron un estigma sobre el santuario. En la imagen, el Santuario de la Mare de Deu de La Balma.



Este era el ambiente en el que crecía Margarita, y no es de extrañar además, que fuera escogida como reina de los Juegos Florales de 1907, en representación de la Infanta Isabel, en un  momento cumbre de la temprana biografía de una mujer dotada de una inteligencia especial, ya que  Margarita cursó dos años de medicina en Valencia, pese a que luego se licenció en derecho, una carrera que terminó también en dos años con unas notas brillantes, acumulando en su formación académica además idiomas, piano, periodismo y pintura, de la que destacó siendo autora de retratos de personajes ilustres, además de escribir guiones para radio y protagonizar, dicen,  una película…pero de su etapa en el cine,  hablaremos después.


En sus sueños, se repetía otra vez la misma escena que le había contado su padre tantos años atrás…desde un pueblo perdido en el Maestrazgo, asomaba una multitud parda y oscura serpenteando  hacia la gruta que perfora la montaña yacente de Balma. Tres ancianas enlutadas, huesudas como la muerte, descarnadas de alma y sin rostro, la sujetaban de piernas y manos ante un aterrador silencio, frío, penetrante como el filo de un cuchillo de tormento, con el único sonido de la  sobrecogedora plegaria, como un canto ancestral, al igual que las tierras y la piedra que sustentan el rito, aislada en el tiempo, olvidada por miedo  en su tradición por quienes han oído nombrarla, o por quienes han tenido la mala nueva de visitar sus muros por necesidad.  Una carcajada estremecedora de histeria, hace erizar el vello del cuerpo, y el corazón, se acelera presuroso, como si quisiera salir corriendo abandonando cuerpo y alma a la vez. 

Atrás, unos cirios enormes alumbran lo oscuro, dando un matiz amarillento a una escena de rostros y miradas caídas que escuchan en el silencio del susurro de un rosario sin querer oír, mientras el exorcismo penetra impune en el ambiente de la noche, arropado por el manto  del misterio, el terror  y la entelequia en la clandestinidad. Testigos mudos disfrazados de antiguo, observan arrodillados, o quizás ateridos por el terror, las maldiciones de la desmembrada poseída, mientras su melena sucia y grasienta arañaba su rostro salpicado por el sudor,  la baba y la sangre de unos labios mordidos por la rabia, retando a la muerte, a la par que el ritual se elevaba extasiado hacia el umbral de la locura.


UN MATRIMONIO Y MATERNIDAD TEMPRANA Y UNA IMPERIOSA DECISIÓN

Margarita Ruíz de Lihory y Resino de la Bastida, marquesa de Villasante, baronesa de Alcahalí, duquesa de Valdeáguilas y vizcondesa de la Mosquera, estos fueron sus títulos,  con  apenas  diecisiete años, según algunos datos, y 20, según otros,  se casó con don Ricardo Shelly, valenciano de origen irlandés, empleado de la empresa norteamericana de seguros “La Equitativa”, a  quien dio cuatro hijos, tres varones primero, José María, Juan y Luis, y una mujer después, la que protagonizará en esencia la subliminal historia que nos ocupa, es decir, sugerida de forma aparente, pero no menos interesante… la enfermiza Margot. Tras el fallecimiento de su padre, en 1920, Margarita se separó de Ricardo Shelly. Hasta el momento de su separación, tuvo un papel teórico con sus reivindicaciones sobre el feminismo, o por lo menos, con lo que entonces se conocía como feminismo, y el origen de la ruptura matrimonial en una frustración causada no ya sólo por el número de hijos que tuvo en poco tiempo, si ni también por la infidelidad de su marido, que según el propio testimonio al respecto en palabras de la propia Margarita: “Yo no estaba dispuesta a servirle de coneja, a que me hiciera un niño cada año y, por añadidura me contagiara alguna enfermedad, pues era muy aficionado a verse con otras mujeres”.

Poco después de su separación matrimonial, hacía esta misma proclama con respecto a sus reivindicaciones sobre la mujer: “la mujer no debe ser instrumento más que de sí misma. Debe buscar su placer y no el del hombre, debe buscar su realización en la vida activa y no solo en el matrimonio, debe participar activamente en la política, en el trabajo, en la lucha…tras su separación,  llevó una profusa vida en lo que respecta a sus relaciones con la alta sociedad del momento, sobre todo en la política  y en su lucha a favor de la mujer, e incluso Enrique Reig Casanova, más conocido como el Cardenal Primado Reig, llegó a prologar una obra suya dedicada a la Virgen de los Desamparados, por la que toda la vida sintió una profunda devoción, mientras le afeaba en privado por el escándalo de sus devaneos extraconyugales, aunque ya separada, y años más tarde, llegaría a ser una de las primeras mujeres españolas en divorciarse legalmente, tras haber sido vigorosa protofeminista y entusiasta partícipe del ritmo de los locos años 20, desde Nueva York hasta la Costa Azul, y siendo, además de esto, una de las primeras mujeres en obtener el carnet de conducir.



De alguna manera, podemos decir que dejó de un lado sus obligaciones de madre, por lo menos, en parte y una vez separada de su marido, para tratar de reiniciar o recomponer su vida, y se trasladó a Madrid para trabajar como periodista, para lo cual, utilizó bien sus relaciones sociales y su condición de aristócrata, para pasar a llamarse entonces Margarita Alcahalí, dejando a sus hijos al cuidado de su madre, y lanzarse así a una aventura profesional y de reivindicación que le ardía en lo más profundo de sus entrañas, y con la que había soñado largo tiempo, no pudiendo llevarla a cabo por un matrimonio demasiado temprano, y una maternidad permanente a la que se había visto sometida. El nombre adoptado de Margarita Alcahalí daba pie a reivindicar un título paterno al que realmente no tenía derecho, ya que no le correspondía al ser la menor de las dos hermanas, pero el halo nobiliario que la acompañó durante toda su existencia no la abandonó jamás, como tampoco lo hizo su papel de defensora de los menos pudientes en la sociedad, ejerciendo su papel de abogada de pobres y desvalidos. Se dedicaba a viajar y dar conferencias sin cesar, hasta que de pronto, merced a sus contactos políticos, le sobrevino la oportunidad de la aventura, y adquirió una credencial de prensa para marchar al norte de África con el diario “La correspondencia de España, ¿la causa?, la guerra del Rif y sus consecuencias.

LA GUERRA DEL RIF

No vamos a extendernos demasiado para explicar el contexto completo de lo que significó la Guerra del Rif, o Guerra de Marruecos y el desastre de Annual, del Monte Arruit o del Barranco del Lobo,  ya que este tema, merece desde luego, capítulo aparte, pero sí es necesario dar a conocer algunos parámetros esenciales para comprender su significación generalizada y dar una visión a grandes rasgos para vislumbrar el argumento principal y la coyuntura social y política del momento, y así, tratar de encuadrar el papel de nuestra protagonista en estos recuerdos de la historia en una época convulsa y de grandes cambios no sólo en España, si no en Europa y por ende, en el resto del mundo.

Para empezar, digamos que industrial y socialmente, a finales del siglo XIX, España era un país vetusto que resultó absorbido por los capitales extranjeros. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la descomunal demanda de recursos mineros de las potencias canalizó hacia España los intereses de empresarios extranjeros, convirtiéndola en un área de influencia de interés principal. Francia y Gran Bretaña desarrollaron un entramado capaz de controlar la banca y la industria española, consiguiendo tener una importante influencia sobre los cuadros políticos españoles y sobre el propio Estado, todo ello, como consecuencia de la aparición de la  industrialización, que además, trajo consigo el conocido como Imperialismo, en el cual, las grandes potencias se vieron en la coyuntura de buscar materias primas fuera de sus fronteras, debido al incremento de una producción que amenazaba con acabar con los recursos nacionales. Para este fin, no vieron más remedio que para  asegurar la producción, asegurar también su posicionamiento geoestratégico, además de político, con la finalidad de controlar las rutas comerciales, así pues, las grandes potencias industriales en Europa, tales como  Inglaterra, Francia, Bélgica o Alemania, se lanzaron a una vorágine de expansión colonial.


La razón por la cual España se encontraba entonces en una posición de desventaja industrial, social y política, fue consecuencia directa con el conocido históricamente como el Sexenio Revolucionario (1868-1874),una  época que significó en palabras de muchos estudiosos, diplomáticos, políticos y ensayistas de gran reconocimiento, como una oportunidad perdida en la búsqueda de la modernización de las instituciones nacionales, en una España inmersa en grandes debates políticos e ideológicos que pesaban más que el interés común general, en un  período histórico terriblemente  convulso. No en vano, así lo escribía Pedro Laín Entralgo en el prólogo de su libro “Problema de España” , que el problema de España consiste en la dramática incapacidad de los españoles, desde hace siglo y medio, para hacer de su patria un país mínimamente satisfecho de su constitución política y social.


 Así, los revolucionarios, introducidos en las mismas Cortes en la cuales, por cierto, no creían demasiado más que para su propia conveniencia,  trataron de modificar de forma drástica las instituciones, y en1868, la reina Isabel II, como es ya conocido,  salió de España,  para su exilio a Francia , momento en el que el General Serrano, quien junto a Prim en la revolución conocida como “La Gloriosa” derrocaron a la reina, y   fue nombrado Regente.


Los acontecimientos acaecidos en este período, acabaron de forma drástica por desestructurar la nación, y perder el tren de desarrollo social, económico y político que ya nunca hasta hoy a podido volver a coger, pese a las muchas estaciones cuyos andenes han visto una oportunidad tantas veces truncada por las nuevas y viejas disputas políticas que, como consecuencia de la denominada Revolución Industrial, dieron a luz a los movimientos obreros y revolucionarios y a los primeros separatismos de ideología más racial que política, en un pasaje de la historia de España en el que la conocida como primera Internacional, argumentaba su denuncia contra el  capitalismo y propuso la toma del poder político por la clase obrera.


Este es el panorama que se dibujaba en una España en blanco y negro, puesto que el arco de colores que dan luz a la prosperidad y al avance social, se ha visto tantas veces apagado o emborronado en un cuadro en el que el arte de la historia no termina nunca de definir en una tierra de caínes que pugnan por encumbrar sus nombres a costa de un pueblo cuya visión de la cultura no es más que el sentimiento brusco y doloroso de una patada allá donde la espalda pierde su noble nombre.


Así pues, en este cuadro que hemos comentado, en abril de 1906, Francia y España abrieron una negociación con Alemania y consiguieron el protectorado compartido de Marruecos, aunque en realidad, en el caso de España, se trataba de un subprotectorado, es decir, una especie de cesión interesada  por parte de Francia de la administración colonial de una franja del norte del país, una región montañosa conocida como el Rif, una región aislada y poco favorecida de habitantes bereberes, cercana a Tetuán. En la imagen, El embajador de Francia en España firmando el acuerdo franco-español en 1912 el 27-11-1912. 



Desde los inicios, el Rif no fue más que un cúmulo de problemas para España, debido a las continuas revueltas que provocaros desastres militares y humanos tales como La Batalla del Barranco del Lobo, el desastre de Annual o el del Monte Arruit, y las conspiraciones y traiciones de hombres que tenían respaldo de la política española, y que luego se sublevaban de forma interesada, o negociaban con este mismo fin, como es el caso de una rebelión cuya cabeza visible es Mohammed Abd al-Karim al-Jattabi, conocido en la historiografía española como Abd el-Krim o Abdelkrim,  cadí (juez islámico) de Melilla y antiguo colaborador del diario El Telegrama del Rif. Vale la pena recordar este nombre, pues tuvo mucho que ver con nuestra protagonista, como veremos más tarde.


Después de varios intentos de rebelión y algún descalabro militar, llegó una calma vivida con cierta tensión y luego se reanudó la guerra, y fue entonces cuando el  general Berenguer fue enviado para intentar dividir El Rif en dos zonas,  y el general Silvestre, amigo personal de Alfonso XIII, regresó a Marruecos y se dedicó a hacer la guerra por su cuenta, sin hacer caso de Berenguer.En la imagen siguiente, límites geográficos del Protectorado español en Marruecos. 



Finalmente, la Guerra de Marruecos finalizo con victoria española en el conocido como el desembarco de Alhucemas, que consistió  en  un desembarco militar de un contingente de 13.000 soldados españoles transportados desde Ceuta y Melilla por la armada, y tuvo como comandante en jefe al entonces "Director Militar" de España, general Miguel Primo de Rivera, y como jefe ejecutivo de las fuerzas de desembarco en las playas de la bahía de Alhucemas al general José Sanjurjo, y entre otros jefes participantes  se encontraba el entonces coronel Francisco Franco, quien por su actuación al frente de las tropas de la Legión fue ascendido a general de brigada. Sobre este acontecimiento, el general estadounidense Eisenhower,  años más tarde,  estudió a fondo la táctica empleada por los españoles en Alhucemas para trazar el plan del desembarco de Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial.  Se le considera el primer desembarco aeronaval de la historia mundial.

La guerra fue generalmente mal vista en España y generó importantes conflictos sociales, ya que realmente se llevó a cabo por cuestiones de principio, aunque obligada por la cuestión de fondo político económica a la que España fue arrastrada por las circunstancias del momento que ya hemos explicado antes, pero cabe decir también que existía un enorme descontento ya que , las tropas eran de reemplazo, es decir, reclutadas obligatoriamente, pero sin embargo, los jóvenes pudientes podían en general librarse del servicio militar pagando a alguien para que fuera en su lugar, lo que propagaba  la idea, no del todo cierta, pero tampoco del todo falsa, de que eran las clases menos pudientes las que iban a la guerra, un viaje sin retorno para muchos que nada tuvo que ver del poético recorrido de Domingo Badía,  tomando la identidad del príncipe abasí Alí Bey.

Tras los desastres de Annual y Monte Arruit, que fueron especialmente sangrientos, y de los que hablaremos en posteriores artículos,  el prestigioso general Picasso, tío por cierto del genial pintor español Pablo Picasso,  recibió el encargo de investigar el descalabro militar y depurar responsabilidades. Sin embargo, no debía implicar a ningún miembro del alto mando como responsable de lo acontecido. Los máximos responsables: Alfonso XIII, la cúpula militar y política españolas fueron obviados en la prensa censurada, y la responsabilidad finalmente cayó sobre los altos mandos muertos en campaña. Tampoco pagaron por su responsabilidad los empresarios españoles implicados en la venta de armas a los rifeños, algunos de ellos fundadores de importantes empresas actuales, y me permito poner sólo un ejemplo, pero hay algunos más, como el de Juan March,  alias “El Verga”, como se le conocía en su Mallorca natal, en asociación con otros empresarios catalanes y algún que otro vasco, que vendió en el Rif fusiles Mauser Oberndorf calibre 7.63, que entregaba sin percutor y, una vez pagados y a salvo, les entregaba éstos.

 Los méritos de March, no fueron, desde luego, la habilidad para los negocios, ya que nunca había tratado de organizar industrias  ni poner en marcha siniestros ejércitos  de obreros que, dirigidos por Ford o Rockefeller, se machacaban los huesos y se rompían los nervios como eslabones de una cadena industrial…no, los méritos de Juan March fueron, por el contrario, los de un traficante sin probidad, que especula sobre un Estado débil con servidores fácilmente sobornables y caza las liebres del dinero en cotos que no parecen lícitos ni aun en los medios financieros más turbios. Sobre el tema del Expediente Picasso,  ninguno de los sucesivos sistemas políticos puso interés en esclarecer el asunto, y las razones son obvias, ya que tanto los más aguerridos protestantes en contra de la Guerra de Marruecos, como otros que no lo eran tanto, tenían intereses ocultos que el silencio manchaba con bofetadas de interés político y social, aparte de otros intereses que no voy a nombrar aquí, pero lo cierto, es que el pueblo, y las nuevas generaciones de mandos militares, sabían los pormenores del interés creado para alimentar el silencio y la desdicha, aparte de la vergüenza de la clase política del momento, y me refiero a toda la clase política, y a su vez, la propia  monarquía sufría el mayor desprestigio en siglos, facilitando posteriormente el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera de 1923, con el beneplácito del rey y también, con el apoyo decidido de la burguesía catalana, todo hay que decirlo,   disolvió el Gobierno y el Parlamento e implantó un régimen dictatorial dirigido por un Directorio Militar, y todo esto, antes de que el informe Picasso se debatiera en las Cortes. La historia de este expediente es algo más que triste y oscura, ya que el 13 de septiembre de 1923, Práxedes Mateo Sagasta estaba en Madrid, y nada más enterarse de que Primo de Rivera venía hacia la capital en tren, pues su golpismo era aceptado por el Rey, tuvo un presentimiento: vendrán a por el Expediente Picasso y lo destruirán o secuestrarán. Sagasta no lo dudó. Fue al Congreso, hizo allí valer sus derechos como presidente de la Comisión, y rescató el Expediente. Este hecho es absolutamente verídico y comprobable ya que en septiembre de 1998 se encontró una parte del Expediente en el Archivo del Congreso, presumiblemente mutilada por Berenguer y otros responsables de la guerra del Rif, y en el que se puede leer que había sido retirado por el señor Sagasta.


No quisiera finalizar este capítulo, sin dejar constancia de que eran también muchos los naturales rifeños que abogaban por mantener la intervención española en el Protectorado, como es el caso de Abd-el-Kader Ben el Hach Tieb, Jefe de la cabila de Beni-Sicar, y sus seguidores.  Se mantuvo siempre fiel a España y fue condecorado en multitud de ocasiones. Una calle de Melilla sigue llevando su nombre en reconocimiento a su lealtad hacia España.



DE CORRESPONSAL DE GUERRA EN EL RIF A AGENTE SECRETO

Este es, grosso modo, el contexto social y político del momento en el que nos encontramos con la historia de nuestra dama, con la que enlazamos a continuación, lanzando una súplica desesperada de perdón al lector, por si no he conseguido levantar su interés, pero la ocasión he creído que bien lo merecía, y en este mismo contexto social y bélico, es en el que se encontró y participo de forma activa Margarita Ruiz de Lihory, quien, en un principio, y en el periodo comprendido entre agosto y diciembre de 1922, poco antes de la llegada al poder de Primo de Rivera, publica una serie de crónicas, la primera de ellas con un título y un fin de especial consideración, titulado “Del rotundo fracaso a una esperanza sincera” en el diario La Correspondencia de España, en el cual manifiesta su programa como corresponsal de guerra, dirigiéndose de forma directa y principal a las mujeres españolas en su condición de madres principalmente, constituyéndose como portavoz de las mismas, y apela a ellas para que levanten el espíritu en sus hogares e inculquen a sus hijos el ideal de patria, y además, esto último lo hace con una clara intención de censurar o reprochar el sistema de los conocidos como “soldados de cuota”, a los que por un pago en metálico se les reducía el tiempo de prestación del servicio militar y se les permitía elegir el regimiento donde llevarlo a cabo, de ahí, esa especie de reproche a algunas de esas madres que por todos los medios hacían todo lo posible para  evitar que sus hijos participen en la guerra, ya que en el esfuerzo por derrotar al enemigo deben colaborar por igual todas las clases sociales.



De repente, ese programa que ella misma anunciaba en su primera crónica, cambia por completo y se diluye en sus principios en una actitud característica propia de nuestra dama merced a sus viajes a Marruecos, en cuyas crónicas posteriores se vislumbra una modulación en el apadrinamiento que hizo al inicio de sus artículos, y asume la idea de alejarse en sus palabras de un tono,  que plasmaba la realidad de una guerra escrita en las cartas de madres, hermanas o novias de esos soldados muertos en combate, y que esparcidas por el viento,  fruto por el abandono y las prisas para salvar en la primera línea de combate la munición y los víveres,  dejan atrás las palabras de amor, de fuerza, de coraje, de heroísmo pero sobre todo, de recuerdo de unas vidas desgarradas como punto de encuentro de almas que la propia guerra se encargó para siempre de separar…Margarita Alcahalí, como así firmaba entonces, hacía una encendida evocación de antiguas leyendas de la lucha contra el musulmán, para subrayar la importancia de los contenidos políticos de la guerra y el desarrollo de los acontecimientos propios de la misma, a igual nivel que el resto de corresponsales masculinos que rodeaban en círculo al entramado del ejército, mostrándose partidaria febril de la acción en Marruecos, y haciendo incitación al valor de la raza y el heroísmo, al tiempo que argumentaba las razones éticas de una guerra con imperativo legal.


Margarita Alcahalí supo adaptarse a las circunstancias con una actitud camaleónica excelente para adaptarse y sacar el mayor provecho posible y lo hace por la puerta grande, de forma que se aproxima claramente a las cabezas más importantes de la política del momento como lo hizo con el General Burguete, enviado para sustituir a Berenguer en Marruecos, o como lo hiciera después con otra personalidad importante, ya que, en 1923, con motivo de un banquete homenaje a Francisco Franco por su ascenso a Teniente Coronel y el haber accedido al mando de La Legión, Margarita Ruiz de Lihory ocupó su lugar a la derecha del militar, en un acto además, en el que se homenajeó a la mujer española simbolizada en el mismo, entre otras mujeres,  por la propia dama que protagoniza nuestra historia, y de ahí, nacería una amistad profunda y sincera, de la que en adelante, rescataremos algunos pormenores muy interesantes. Conocida es también su profunda amistad con Miguel Primo de Rivera, a quien conoció de forma íntima, por no decir algo más que íntima, cuando ocupó el cargo de Capitán General de Valencia, y que en aquellos momentos fijó  su mirada en la capacidad de Margarita Alcahalí no ya como corresponsal firme y capacitada, que lo era, si no como Agente secreto del Círculo-30 del que ya hemos hablado, en unos momentos en los que la diplomacia entre España y Marruecos era algo más que difícil, Margarita se desenvolvió en su tarea con una temeridad que sobrepasaba la línea del valor y la inconsciencia, ocultándose varias veces bajo un disfraz moro para atravesar las líneas enemigas y entregar un mensaje al sultán del gobierno español, emulando, así, las antiguas aventuras del famoso Alí Bey.


En este sentido, cabe hacer hincapié en la férrea voluntad de Margarita Alcahalí de mostrarse a sí misma con ya como  una eficaz analista de la situación del conflicto, sino como activista en el desarrollo y excelente conocedora de intrigas y asuntos secretos y, prueba de ello, es que interviniera de forma directa en la organización de una entrevista entre el ex sultán de Marruecos Mulay Abd al-Hafîz y el propio General Ricardo Burguete y Lana, del que tan encendidas defensas había efectuado en sus crónicas, y quien ocupara entre 1911 y 1923 el cargo de alto comisario de España en Marruecos, y, ya durante la dictadura de Primo de Rivera, los de director general de la Guardia Civil y presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina. En la imagen, el General Burguete.


Esta intervención, filtrada por la prensa,  tuvo sus más y sus menos, ya que el propio sultán desmentiría después la intervención de Margarita en su papel de mediadora, aunque sí la había conocido en más de una ocasión, y la propia Margarita Ruiz de Lihory afirmaba no haber intervenido, así como desmentir la acusación, también filtrada a la prensa, de que había exigido una gran cantidad de dinero en pro de sus negociaciones para la liberación de prisioneros de guerra, y desarrollando un amplio argumento sobre el deber de que el servicio a la patria debe realizarse de una manera altruista, pero al mismo tiempo, respaldaba la legitimidad de recibir determinadas recompensas económicas por los servicios prestados a otras naciones que no perjudicaran, por supuesto, a la propia…desde luego, no cabe ninguna duda de que las negociaciones, como es sabido, del rescate de prisioneros españoles en poder de las fuerzas rifeñas, fue dificultosa, y en esas negociaciones no sólo actuó la Administración española, sino que tuvo que contar forzosamente con el apoyo logístico de agentes secretos tanto de Marruecos como de España, y lo que también resulta muy cierto, es que no siempre fueron altruistas, como también no es menos cierto que nuestra protagonista aprovechó su amistad con el General y el conocer al ex sultán para su activismo de carácter político de una forma secreta en una labor intensa de reconocido espionaje e incluso, como un Agente doble, ya que, asimismo, es sobradamente conocida su relación de amante del líder rebelde rifeño Abd-el-Krim El-Khattabi,  líder de las revueltas anticolonialistas marroquíes, y a quien había conocido el hotel Alhambra de Granada, algunos años atrás. En la imagen, Abd-el-Krim.



Existen determinados informes oficiales en los que se confirma  la ocupación de Abd-el-Krim y sus tropas rebeldes en 1925 de una zona de Marruecos que estaba custodiada por el Ejército francés, merced a los servicios prestados por Margarita Ruiz de Lihory, y, por agradecimiento a su amistad, su relación, y sus servicios como Agente doble, la Marquesa de Alcahalí conservó una ajorca y un anillo que le había regalado en aquella época de su vida el líder rebelde hasta el día de su muerte, en el que se leía “Mizpah”, lazo entre dos personas que se separan por la distancia o la muerte, ”Paz en nuestra separación”.

También en sus viajes por Marruecos, frecuentó a las moras jerifas y a los echadores de cartas, a los magos negros y a los fanáticos Yazidi, los adoradores del diablo, en una búsqueda por encontrar la respuesta al más allá, buscando la sabiduría de aquel que llaman Malak Taus, el ángel preferido de Dios que fuera expulsado del paraíso y arrojado al averno durante 7.000 años, donde las lágrimas vertidas por su repudia apagaron las llamas encontrando el perdón del Todopoderoso Hacedor.


Ya se ha comentado antes su relación de amistad con un prestigioso militar cuyo nombre era Francisco Franco, y que años más tarde sería quien dirigiría el destino de una nación tras una cruenta guerra civil. Una relación y una amistad que vendría gracias a sus contactos en la zona, y cabe resaltar que Margarita Alcahalí, ostentaba el honor de ser una de las pocas personas que tuteaba al que después, sería el Caudillo, y a quien se argumenta que salvó la vida al advertirle de un atentado que los rebeldes rifeños iban a perpetrar. De tal envergadura fue su papel en la Guerra de África en las diferentes facetas, que por sus cualidades en el campo militar gracias a su papel como Agente Secreto, fue nombrada Capitán Honorario de las tropas españolas en África, y existe una graciosa y singular anécdota contada por el que fuera su Mayordomo durante muchos años, Antonio Tornero Moreno, alias “El Marqués”, en la que refería que a Margarita le gustaba recordar en sus reuniones de sociedad que durante esas revistas a una compañía, que solía hacer con determinada frecuencia, en cierta ocasión se le soltaron las bragas y se le cayeron falda abajo. La Marquesa, que era muy pícara, contaba que dudó un momento que hacer, pero sin mirar siguiera al suelo se las sacudió y las dejó caer por las piernas sin detenerse en su revista a las tropas. Contaba entre risas que después todos los soldados se enzarzaron en una lucha terrible por hacerse con sus bragas…tal era esta mujer. En la imagen siguiente, Margarita Ruiz de Lihory con Antonio Tornero, su mayordomo, sirviendo la mesa.



Como hemos podido ver, Margarita dejo patente en diferentes niveles su acción política, de periodismo, de espionaje y de sus maniobras de intermediadora en diferentes circunstancias que la llevaron, sin duda alguna, a poseer una experiencia y una autoridad muy importante en el tema de la Guerra del Rif, un asunto dominante y primordial en la sociedad española del momento, y participa con algún artículo en la Revista Hispano-Africana firmando también con el nombre de Margarita Alcahalí, único nombre de mujer que aparece en la citada revista, como también lo hizo con otras publicaciones como “Mundial” o “Día Gráfico”, aparte del ya citado “La Correspondencia de España”, medios de comunicación en los que tuvo la oportunidad de relatar los momentos de mayor peligro, cuando sentía silbar los proyectiles de “los pacos”, como así se llamaba a los francotiradores rifeños de Abd el-Krim debido al sonido de sus viejos fusiles en los barrancos marroquíes, cuyos proyectiles pasaban por encima de su cabeza mientras anotaba en la agenda las impresiones que salían de su pluma, una pluma, o mejor, una mano de oro, durante la alegría de las victorias y la tristeza de las derrotas del Ejército español en el Rif.

Como agregada al cuartel general del Alto Comisario, el ya mencionado General Burguete,  entró en Arcila con el ejército español y llegó hasta el palacete de  Mulay Ahmed el Raisuni en Tazrut, cerca de Chefchauen, y  para poder estar con las tropas en los combates, se convirtió en enfermera.  Es en ese mismo momento de su vida, cuando la Guerra de Marruecos , próxima a finalizar, pierde paulatinamente todo interés, y toma una nueva decisión. Guardado quedaba en su memoria la  histórica algunas de las imágenes más cruentas legadas por los primeros corresponsales gráficos y literarios, como ella, las imágenes de cabezas cercenadas por parte de las tropas españolas que se mezclaban con las crónicas que llegaban desde el bando rifeño y que hablaban del nulo respeto por la vida e incluso los cadáveres del bando enemigo, los cuales eran mutilados, castrando sus miembros viriles, para minar el valor de los legionarios, cosa, algo más que difícil de conseguir…años más tarde, para limpiar una imagen que había perdido su brillo merced a un acontecimiento que luego veremos con más atención, escribiría sobre un tiempo que jamás pudo olvidar, como haciendo un guiño al pasado, con la esperanza de que fuera el pasado quien de forma amable, silenciara a un presente que la abrumaba de forma hostil, y la atosigaba con el amargo sabor de la concupiscencia con ritos de sectas nacidas más allá de las entrañas del monte Gurugú.

EN BUSCA DE AMÉRICA

Su afán incansable por la aventura, la condujo a cruzar el mar Océano para llenar su espíritu del aire de triunfo al que había acostumbrado su ego insaciable,  víctima de una personalidad que observaba desde las alturas la oportunidad de inundar su alma con el dulce placer de sentirse reafirmada con la inmortalidad de la remembranza de su nombre, en la cumbre de la sociedad. Viajó a ciudades como Nueva York, Washington, Chicago, Boston, México donde fue agasajada por su presidente, y  La Habana y otras capitales fueron escenario de exposiciones de obras suyas, conciertos, conferencias, cine, crónicas de prensa, algún libro y toda una serie de actividades culturales y sociales, recorriendo casi toda América, dando conferencias, escribiendo y ganando mucho dinero, y gastándolo también, pese a que hizo una cuantiosa fortuna en los cinco años que duró su estancia en el Nuevo Continente, y cultivaba amistades con las estrellas españolas que por aquel entonces triunfaban en América, como Antonio Moreno, uno de los más famosos actores de la era muda del cine, y Conchita Piquer, y además, sobresaliendo también en su faceta de pintora y retratista, ya que no en vano ganó  la medalla de oro en el Concurso Nacional de Bellas Artes, y retrató en Cuba al Presidente Machado, en México, al Presidente Obregón, y en Estados Unidos, al Presidente John Calvin Coolidge , y fue precisamente en los Estados Unidos, donde cosechó sus mayores éxitos entablando algo más que una estrecha amistad con Henry Ford, el cual, le regalara un collar de perlas con el que aparece fotografiada en el New York Times con motivo de la invitación a una de las exposiciones de pintura de la marquesa.





UN REGRESO A LA REALIDAD

Con la lúgubre escena de una mirada perdida al vacío, y el recuerdo buscado de la húmeda fragancia del amor, un amor,  que había vivido bajo el dulce abrigo de la sensualidad y el deseo, la pasión y la lujuria, observaba su regreso a un camino incierto mirando al mar, como un canto desesperado a Neptuno, sintiendo por vez primera  la profundidad del abismo,  y la implacable miseria de la soledad preñada de vapores malignos, que antaño dieran con su suerte más allá de las fronteras del Rif para atravesar después el océano,  dejando atrás una vida de obligado recato y entrega, para regresar ahora de nuevo a retomar las obligaciones que el color del laurel le habían permitido olvidar…después de toda esta etapa de su vida , y con el crack de la bolsa de 1929 y todo lo que supuso para una vida no en demasía organizada,  regresaba a España de nuevo, obligada esta vez por la muerte de su abuela, Micaela, la que hasta entonces se había hecho cargo de la crianza de sus cuatro hijos, para pasar un tiempo en una España convulsa, que se retorcía en sí misma, incómoda al mirarse al espejo y observar detrás a su hermana gemela, con la mano alzada a la espera de cualquier descuido, y asestarle un zarpazo mortal.


Al poco tiempo, se estableció en París, donde estuvo aproximadamente cinco años y donde entablaba una estrecha amistad con círculos sociales elevados en la capital del Sena, y entre sus idas y venidas, continuaba desarrollando su actividad de espionaje por orden de Primo de Rivera, con quien, como ya hemos comentado anteriormente, le unía algo más que una profunda amistad, una amistad que no fue la única, ya que también gozó de la amistad y algo más de otros personajes de la vida pública española como Lluis Companys, quien fuera Presidente de la Generalitat de Cataluña, u otra amistad intencionada y especial con el Jefe de la Checa de Tamarita Serafín Iriarte Echegarría, como lo había sido en su momento con el General Manuel Silvestre, del que ya hemos hablado antes también, y de quien se le supone la paternidad de su hija Margot…

Ya definitivamente establecida en España, su residencia la alternaría entre Madrid, Albacete y Barcelona, y su afán de superación profesional y artístico, se vería recompensado de forma implícita, y alguno de sus cuadros, incluso, fue adquirido por la reina Victoria Eugenia…pero la Marquesa de Villasante quería más, anhelaba llenar su ego insaciable y su personalidad devoradora más allá de lo que podía incluso soñar, se sentía pletórica en su vida, con una fuerza que la impulsaba a subir de forma efervescente hacia la cumbre de la sociedad y el reconocimiento público, era como una necesidad vital e implacable, imposible de reprimir, una mujer, con todas las dotes de la naturaleza a sus pies, belleza, encanto, inteligencia, destreza, y una personalidad apabullante que hacía temblar los cimientos más poderosos de quien se presentara ante su temple…



UN AMBIENTE DE HOSTILIDAD Y EL PRELUDIO DE LA GUERRA

La Segunda República llegó,  por el abandono del país por parte del rey Alfonso XIII, no porque nadie votara en un referéndum que se instaurara un régimen republicano. El rey abandonó España tras unas elecciones municipales en las que sin embargo los partidos monárquicos obtuvieron 22.150 concejales frente a los 5.875 de los partidos republicanos. Nunca se votó la Constitución republicana. 

La forma de estado que consagraba la Constitución y el marco jurídico de la Segunda República nunca fueron explícitamente refrendados por el pueblo, la Segunda República nunca se proclamó tras una victoria electoral republicana, pues el número de concejales monárquicos cuadruplicaba al de concejales republicanos, pero sin embargo, el voto republicano se concentró en las ciudades, obteniendo la victoria en la mayor parte de las capitales de provincia, lo que sembró la euforia entre los partidarios de la caída de la monarquía y sembró el desánimo en la Corte de Alfonso XIII, que dos días después de los comicios partía hacia Cartagena y de allí hacia el exilio para evitar que un conflicto entre monárquicos y republicanos acabase en un baño de sangre, pero el baño de sangre llegaría, puesto que los hijos de España está condenada a bañarse en sangre, legítimos herederos de una herencia de talante violento y arriscado, una orgullosa solidaridad interna, una tierra áspera, fácil para servir de bélico solar a gentes sacudidas por la pasión, que no temen a la muerte, de exaltada personalidad, intolerantes, menos prontos al diálogo que a la lucha fraterna y que habitan en una patria de contrastes climáticos e históricos, con espíritus de fuego en vehemente adoración o en brutal repulsa de la divinidad, esta es la  base de su definición de herencia temperamental del homo hispánico en palabras de Pompeyo Trogo, Tito Livio o Plinio acerca del carácter de los habitantes de la Península Ibérica que determinará el devenir bélico del territorio peninsular, como así bien lo definiría Sánchez Albornoz, e incapaces, quizás, de sembrar, su propio futuro.


Instaurada la República, en los términos que hemos expuesto, Margarita aceptó ser vocal del Patronato Nacional de Menores y de la Junta de Protección a la Mujer, y presentó un reglamento para organizar la agrupación femenina del Partido Republicano Conservador de Miguel Maura, de quien también gozó de amistad, y algo más que amistad. Fue guionista de cine, de la mano de otro de sus amigos, Vicente Blasco Ibañez, y produjo varias películas, un Blasco Ibañez, de cuya mano se introdujo en la farándula de Hollywood pudo compartir el éxito de las estrellas pioneras en tiempos del cine mudo.

Regresando por unos momentos al panorama social en el que Margarita actuaba tras el telón de fondo del espionaje, tuvo que observar muy de cerca forzada por la situación, un nuevo panorama que se iba perfilando cada vez, con más claridad, en un ambiente hostil y alarmante en las calles, en los centros de trabajo, en cada uno de los propios ministerios…nuevamente se llevaron a cabo elecciones, y los partidos denominados de izquierda, las perdieron.  En las elecciones de noviembre de 1933, presididas por un Gobierno de Martínez Barrio (todavía en el Partido Radical, ya que más tarde se separa de Lerroux para formar con los radicales-socialistas el nuevo partido Unión Republicana) vencen ampliamente las fuerzas del centro (radicales) y la derecha católica (Gil Robles), con estrepitosa derrota de los republicanos y los socialistas, gracias al voto de la mujer, que se ejerce por vez primera en esta consulta, y a la abstención de los anarcosindicalistas, para quienes los republicanos son tan enemigos como los monárquicos y los católicos.  

 El clima se iba enrareciendo por momentos, en las calles se podía oler el ambiente hostil, las miradas de la gente eran nerviosas, se actuaba con precipitada sensación de que pronto ocurriría algo terrible, las hostilidades entre los partidos eran cada vez más fuertes, y el clima de tensión iba aumentando paulatinamente día a día, las nubes, iban cargadas camino de octubre, un mes simbólico, una fecha fatal, la concordia política estaba desechada, las premisas eran claras, y hablaban de la responsabilidad del proletariado para encabezar una rebelión…los líderes políticos representantes de la izquierda del momento, intentaban movilizar a la clase trabajadora en espera del octubre rojo, el ejército se encontraba a la espera de la movilización, y se hablaba abiertamente en la prensa de que todo retroceso, que todo intento de volver a  formar políticas ya superadas encontrará inevitablemente la resistencia de los socialistas, y demás fuerzas de izquierda, en dichos medios, la mayoría de ideología socialista, se decía de forma textual; No interesa un nuevo ensayo. Lo hicimos una vez y nos salió mal. Quienes lo frustraron son los llamados en todo caso al arrepentimiento... Nuestras relaciones con la República no pueden tener más que un significado: el de superarla y poseerla.”

Al atardecer del 2 de octubre de 1934, el Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora y Torres, encargó a Lerroux la formación del Gobierno. Por la tarde del día 3 facilitó la composición del nuevo Gobierno, y  los ministros se posesionaron de sus cargos, pues la situación no permitía demoras ni pausas. Al empezar la noche del 4 de octubre, la noticia del nuevo Gobierno ya estaba en la calle. Y desde aquel momento toda España esperaba como respuesta inevitable la revolución, de tal manera que La orden de movilización del ejército revolucionario se difundió por toda la península. Según Largo Caballero, «dicha orden fue transmitida a todas las Comisiones y corresponsales, por telegramas convenidos. 

La revolución o el intento de Golpe de Estado de las fuerzas socialistas contra la República, estalló en la noche del 5 de octubre de 1934 como reacción típicamente antidemocrática, por la decisión de Gil Robles de participar en el Poder, a lo que tenía pleno derecho por ser el primer partido en escaños del Congreso y por controlar, con sus aliados, la mayoría parlamentaria suficiente para respaldar la entrada de los ministros de la derecha católica en el nuevo Gobierno Lerroux que sucede a Ricardo Samper, ministros por otra parte, de impecable ejecutoria republicana.

Es entonces cuando los partidos de izquierda republicana y proletaria, los derechistas republicanos y los nacionalistas, ponen el grito en el cielo y advierten, por vía de puro chantaje político, que esa entrada plenamente legal y democrática de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) en el Gobierno, equivaldría a la ruptura de la República, al hundimiento de la democracia y a una declaración de guerra a la que los verdaderos republicanos tendrían que responder con las armas.

Ante el estallido de la rebelión socialista, el ministro de Guerra, Diego Hidalgo Durán llama a Franco, que todavía ostentaba su mando de la Comandancia General de Baleares, y le entrega, sin más nombramiento que el de asesor especial del ministro, la jefatura del Estado Mayor Central, desde la cual Franco organiza los movimientos militares para sofocar la intentona de socialistas, comunistas y anarquistas en Asturias, y también la rebelión de la Generalitat de Cataluña, dirigida por un Gobierno de la Ezquerra, que se declara en la noche del 6 de octubre. Finalmente, la rebelión es sofocada, pero el ambiente presagiaba la tragedia.


Asaltos a conventos, asesinatos, crímenes con ajustes de cuentas detrás, complots revolucionarios, tráfico de armamentos, linchamiento en las calles, inestabilidad política permanente, algaradas callejeras que sembraban el terror…en fin un ambiente del que Margarita era conocedora en primera línea, y del que vamos a ahorrar los pormenores, puesto que son sobradamente conocidos… La mayoría de los políticos de la época, los comentaristas políticos de aquel tiempo y los historiadores posteriores han señalado como primera característica de las consultas presidenciales su número elevado, y aun excesivo. Esta impresión resultaría reforzada, con el paso del tiempo, por la reiteración frecuente con que se sucedían las crisis, es decir, desde 1931 hasta el levantamiento militar de 1936, hubo 20 gobiernos, y unas 17 crisis parciales.


Llegó el derramamiento de sangre del que hemos hablado, y la guerra la había pillado con sus hijos y su madre en Barcelona, zona republicana por aquel entonces, y sorprendida en el bando equivocado por su clase aristocrática y marcada por ideales nacionales, son innumerables las anécdotas, penas y miedos que pasó, en una Barcelona republicana en cuyas salas cinematográficas se hacía pública su imagen, junto con la de otros nacionales no republicanos, proyectadas ofreciendo fuertes sumas de dinero a quien pudiera dar una pista que ayudara a localizarla para ser juzgada en las tristemente célebres “checas”, que eran unas instalaciones que durante la guerra civil española utilizaban los milicianos del bando republicano , especialmente los partidos y sindicatos de izquierda,  para detener, interrogar, juzgar de forma sumarísima y ejecutar a sospechosos de simpatizar con el bando contrario, de esta época, se le atribuye el desliz amatorio con el propio Companys, o con Iriarte Echegarría, pero no pasan de ser anécdotas sufridas por la veracidad o el mero fraude del embuste, no lo podemos saber, pero sí conocemos su forma de ser y negociar, y lo que también  podemos dar como cierto es que Margarita luchó desde su posición de aristócrata en la sombra contra las fuerzas enemigas de Franco, nos cabe la duda de que si tanto Companys, como Iriarte Echegarría, visionarios de lo que pudiera acontecer, se abriese una intención en doble sentido para negociar, con lo cual, abrimos paso a la libre especulación del amable lector, y damos una razón para especular, y es que conocidas sobradamente son, debido a su compleja personalidad, las amistades en ambos bandos, con intereses opuestos y contrastados, y así podemos también llegar a entender  su relación de amistad y algo más con Miguel Maura, líder del Partido Republicano Conservador, cuyo programa femenino fue redactado por  la propia Margarita Ruiz de Lihory.


Demostrada está también la participación de nuestra protagonista en lo que se vino a denominar como “Quinta Columna”, un término con el que el conocido General Emilio Mola, de las Fuerzas sublevadas nacionales, bautizó a los simpatizantes o seguidores del Alzamiento Nacional sublevado contra la República que operaban de forma secreta y clandestina a favor de la victoria Franquista. En la imagen, el General Emilio Mola.



La diferencia es que el golpe del 36 tuvo éxito y el del 34 fracasó. El propio Indalecio Prieto, líder socialista, reconoció y lamentó años después , ya en el exilio, su participación en aquel primer golpe contra la república: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como culpa, como pecado, no como gloria”. Largo Caballero declaraba abiertamente en aquella época que “Las elecciones no son más que una etapa en la conquista y su resultado se acepta a beneficio de inventario. Si triunfan las izquierdas, con nuestros aliados podemos laborar dentro de la legalidad, pero si ganan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada“.

UN FINAL Y UNA MACABRA HISTORIA

El triunfo final de los sublevados nacionales, se establece una nueva página en la vida de nuestra protagonista. Conoció y entabló relaciones con José María Bassols-Iglesias. Segundo hijo de nueve hermanos, Bassols había terminado la carrera de Derecho a los 18 años con excelentes calificaciones. Durante años Bassols dirigió un próspero bufete en la ciudad Condal, casándose a los 32 años y teniendo cuatro hijos de ese matrimonio. Pero en 1937, y siendo uno de sus abogados en Barcelona, José María Bassols conoció a la Marquesa, de la que se enamoró apasionadamente. Tanto que se divorció de su esposa, para posteriormente contraer matrimonio civil con la Marquesa. Matrimonio que fue declarado nulo, pero que no impidió que Bassols y la Marquesa viviesen como marido y mujer durante el resto de sus vidas. Por cierto, la familia Bassols era propietaria de una de las mayores bibliotecas sobre espiritismo de la Cataluña de principios de siglo.

La muerte de su madre, dan comienzo una sucesión de litigios en pro de recuperar, al menos, parte de la perdida sobre fincas y bienes incautados por los republicanos, durante la Guerra Civil Española. Seguía desarrollando misiones de espionaje, aunque con bastante menos compromiso, hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial.  Su situación económica no era todo lo deseable que hubiera podido querer, debido a la costumbre que había tenido siempre en gastar de forma, digamos, no demasiado normal, ya que malgastaba mucho el dinero, a veces, de forma escandalosa, y a este hecho, se le unió el tiempo de la pos-guerra, que en muchos casos, se pasaron verdaderas penurias económicas y alimenticias, esta circunstancia, la obligó de alguna manera a trasladar su residencia a Albacete, donde tenía esas posesiones en litigio, y de las cuales, se procuraba el sustento principal.


El culto por la muerte, o la búsqueda incansable por encontrar una razón al misterio que se esconde detrás, encuentra una acreditada y genuina representación excepcional en la persona y figura de Margarita Ruiz de Lihory y el conocido como Caso de la mano cortada…




Todo dio comienzo cuando don Luis Shelly Ruiz de Lihory, hijo de nuestra protagonista, y con el cual no mantenía buenas relaciones ya que era un vividor, y poco amigo del trabajo,  se presentó, el 30 de enero de 1954, en el Juzgado de guardia de Instrucción de Madrid. Manifestó que el 19 de ese mismo mes había fallecido en casa de la madre, en la calle de la Princesa, número 72, su hermana Margarita, Margot, como se la conocía. Al parecer, Margot, o la señorita Shelly, En la imagen, Margot Shelly.



La señorita Shelly, que trabajaba en Albacete, en el Instituto Nacional de Previsión, y debió adquirir  adquirió dolencia pulmonar bastante grave el año anterior a su fallecimiento, y hay quien habla de una rara enfermedad que algunos diagnosticaron como una variante de leucemia con lo cual, avisada su madre por una amiga de la hija, de nombre Herminia Arteaha Hernández, se puso en contacto con dos médicos de Albacete, que habían tratado a su hija, y ordenó que fuera trasladada a Madrid , a la calle de la Princesa, donde la visitaron los mejores especialistas de Madrid, sin que, desgraciadamente, pudieran hacer nada por ella, ya que falleció el 19 de enero.  En la imagen, Margot Shelly.
Se dio aviso a sus hermanos, los cuales, por no tener buenas relaciones con su madre, al contrario que con su hija, por la que sentía una verdadera predilección,  vivían separados de ella, y cuando mostraron gran empeño en velar el cadáver de Margot, este derecho les fue negado por la Marquesa, quien se había encerrado en la habitación de su hija junto con su compañero sentimental, José María Bassols., y que les hicieran las camas al otro extremo de la casa. Cuando consiguieron acceder a la estancia, el cadáver había sido depositado en un ataúd que, por orden de la Marquesa, se mantuvo cerrado.
Al día siguiente, del fallecimiento de Margot,  arribaron a Madrid desde Albacete, numerosos amigos de Margot Shelly, ya que era una persona  muy popular en aquella población, y se dio la extraña  circunstancia de que  ni los amigos, ni el  novio de Margot, ni tampoco  los hermanos fueron autorizados para ver el cadáver, encerrado ya dentro del ataúd, donde había de permanecer toda aquella noche, velado tan sólo por doña Margarita y don José María Bassols, un abogado barcelonés de gran prestigio con él que aquélla, viuda desde hacía muchos años, se había casado en segundas nupcias durante la República, como ya hemos comentado antes. En el velatorio, que se realiza con el féretro cerrado, sobre el mismo  hay un portarretratos. La foto es del cadáver de Margot y de su madre, pareciendo Margot como dormida sobre la cama.


 Ya al día siguiente, después del funeral de «corpore in sepulto», tenía lugar el entierro en la sacramental de San Isidro,  donde el novio de Margot, de nombre José Miguel Panadero,  insultó a doña Margarita. Margot, al contrario que su madre, era una chica muy piadosa, que entregaba la mayor parte de su tiempo libre a realizar obras de caridad y que trabajaba en un centro oficial, viviendo de forma sencilla en un apartamento, al parecer propiedad de la amiga de la que antes hemos hablado, y tampoco es menos cierto que llegó a tener  muchos roces con su madre, que fue lo que la llevó a marcharse a vivir fuera del palacio. Sobre el novio de Margot, hay que decir que murió unos años después en extrañas circunstancias. Se le relacionó con un agente de la CÍA en España, un tal David Cook. En la imagen, los restos mortales de Margot, hija de la conocida como Marquesa de Villasante, avanzan ante la expectación popular.

Como antes hemos comentado, Luis Shelly Ruiz de Lihory se presentaba en el Juzgado de guardia para expresar su sospecha de que su madre , según él algo trastornada- hubiese cometido alguna profanación en el cadáver de su hermana, ya que al parecer una criada  había visto una garrafa grande de alcohol y un paquete de algodón sobre una mesa, el Juez dictó un mandamiento de registro en la casa de la calle de la Princesa, que fue cumplimentado por la Brigada de Investigación Criminal, y al que  asistieron Doña Margarita y el señor Bassols, y durante el registro los inspectores pudieron observar una sopera que contenía las cabezas disecadas de dos perros.

 Al parecer, doña Margarita tenía por costumbre criar gran cantidad de animales, y estos, en concreto, habían sido los favoritos de doña Margarita, que no quería separarse de los animales, pero lo más aterrador de la situación, acaeció cuando en uno de los armarios,  descubrieron una lechera de plástico, y dentro de ella, flotando sobre un líquido que era indudablemente alcohol, una mano humana. Doña Margarita, el señor Bassols y los dos criados, juntamente con los macabros hallazgos, fueron presentados en el Juzgado. A los dos criados se les puso en libertad, mientras el juez ordenaba la exhumación del cadáver de Margarita Shelly Ruiz de Lihory en la sacramental de San Isidro, y se pudo comprobar que  la mano hallada en la lechera de plástico pertenecía efectivamente a la que fue en vida Margot Shelly.

 El examen del cuerpo de Margot revelaría que, además de la mano, le había sido amputada parte de la lengua, le habían cortado el vello público y le habían extraído los ojos. Tras un nuevo registro, los agentes descubrieron los miembros que faltaban y restos de vísceras animales. En la imagen, exhumación del cadáver de Margot.




 La sentencia condenatoria de Margarita Ruiz de Lihory rezaba textualmente  «Por conformidad del fiscal y la defensa, ratificada por los procesados, se declaró probado que la fallecida, una hija de la procesada, ésta, horas antes de efectuarse el entierro, y en unión del otro procesado [José María Bassols], mutilaron el cadáver separando del mismo la mano derecha, extirpándole los ojos y cortándole el tercio anterior de la lengua, y guardaron todo ello en diversos recipientes en su propio domicilio, donde también conserva gran número de cabezas y vísceras de perros y pájaros. Tales hechos los realizaron con el fin de conservar aquellos miembros como un recuerdo». 

La Audiencia de Madrid condenó a la Marquesa y a su amante (Bassols) como autores de un delito de profanación de cadáveres y otro contra la salud pública, con la agravante de parentesco respecto a la procesada. Pero las penas fueron menores, tan sólo debieron pagar multas, aunque si bien el señor Basols, pasó poco tiempo ingresado en el Centro. Hay quien argumenta que la Marquesa, salió indemne, por así decirlo de este macabro suceso, gracias a su relación de amistad con Francisco Franco Bahamonde.

Lo cierto, también, es que la Marquesa se defendió argumentando que las mutilaciones fueron resultado de la adoración que sentía por Margot. Durante el juicio afirmó que su hija «era una santa y quise conservar partes de su cuerpo como reliquias. ¿Acaso los católicos no veneran con respeto la lengua de san Antonio en Padua, el brazo de san Vicente Ferrer en Valencia o el famoso brazo de santa Teresa?». Pero nadie se lo creyó y el misterio persistió, y la prensa, se cebó literalmente con el caso de la mano cortada, llenando páginas y páginas que hacía referencia a las costumbres de la marquesa…Pocos años después, la enajenación de una madre por la muerte de su hija, se había convertido en una historia de miedo con la que los niños de Madrid se asustaban al jugar, y  cantaban con sus juegos de palmas una coplilla que decía así: En la Calle de la Princesa, vive una vieja Marquesa, con su hija Margot, a quien la mano cortó. Moraleja, moraleja,  esconde la mano que viene la vieja.



En pleno escándalo, alentado por la prensa y los medios de comunicación debido a la gran popularidad de la Marquesa, recién salida del psiquiátrico penitenciario, en el que estuvo muy poco tiempo, como hemos visto, retoma de nuevo, para publicar una serie de artículos en el semanario “Domingo”, cuya clara finalidad no es otra que una clara  autopropaganda, destinada a resaltar sus pasados servicios a España en contraste con la injusta campaña que se había desencadenado contra su persona, y en los cuales, se da una especie de versión novelada sobre su actividad  en el conflicto bélico en el Rif, con tintes casi se podría decir que de séptimo arte  en los que se relatan una serie de aventuras que van desde la huída espectacular en la que escapa a a las amenazas de sus perseguidores consiguiendo a la vez, de forma heróica,  rescatar importantes documentos para la misión secreta que se le había encomendado por el mando, haciendo   referencia también  al cautiverio de una mujer europea por salvajes africanos u orientales consiste en su pretensión de haberse entrevistado con el mariscal Lyautey, Residente General del protectorado francés de 1912 a 1925, que habría reconocido en ella al misterioso “capitán Ali”,  y sabía muchas cosas de su vida en Marruecos, y como ella misma diría “como situaciones mías cerca de los moros, sobre todo cuando el rescate de prisioneros, mis visitas al Raisuli, mi amistad con Abd El Krim, mis encuentros con Muley Hafid y otras miles de cosas mías, o mejor, del capitán Ali”…al fin y a la postre, una serie de artículos novelescos, como hemos dicho, que en realidad poco o muy poco tienen que ver con los que había escrito treinta años antes, y que hace un cierto subrayado a la situación actual en que vive la política de la nación, o mejor dicho, el Régimen franquista, recordando la intervención de las tropas moras en la Guerra Civil, o Cruzada de Liberación, el tema del espionaje y la intriga soterrada, en una clara intención de darse una propaganda a sí misma, que haga olvidar de alguna manera el oscuro caso del que hemos hablado…Si cabe, un vano intento por limpiar su deteriorada imagen, una imagen que se fue deteriorando a marchas forzadas, y una vida que se marchitaba, y que finalmente acabó de una forma miserable, ya que pese a la fortuna que poseía, la Marquesa falleció en su casa de Albacete el 15 de mayo de 1968 en la más completa miseria. Sus restos mortales descansan junto a su secreto, con el recuerdo de una de las historias más inquietantes y menos claras de la crónica del misterio en España,  en la parte más antigua del  cementerio de Nuestra Señora de los Llanos de Albacete, llevándose el secreto a la tumba.


CONCLUSIONES

De una intensa existencia  marcada por el lujo, la excentricidad y las aventuras tanto amorosas como a nivel de experiencia vital, su  vida pudo ser un  símil de una invitación de baile de tango, donde el destino se convierte en una suerte de milonga con unas reglas establecidas, en la que los más afortunados, tienen la dicha de danzar por el exterior de la rueda de pista, creando envidia y admiración en el espíritu del espectador, y los menos dichosos, corren el hado de bailar por la zona escondida, con la sentencia firme de comparsa, cuyo fin es el olvido, fruto de una obstinación convertida en locura, una paranoia hija a su vez, de una intransigente y narcisista personalidad.


Varios son los romances que se le atribuyen, y puede que a lo mejor, ni sean tantos, o quizás, fueran más. Desde Miguel Primo de Rivera a Manuel Aznar, abuelo del que fuera presidente de España, con quien parece ser que tuvo un altercado en México, y a quien le rasgó el traje que llevaba con sus propias manos, el propio Abd el-Krim, Lluis Companys, quien fuera Presidente de la Generalitat de Cataluña, el Jefe de la Checa de Tamarita Serafín Iriarte Echegarría, o el General Manuel Silvestre, el Ministro de la Gobernación Miguel Maura …en fin…Sin lugar a dudas, fue un personaje muy influyente en una época, donde la historia marcaba un hito puntual y significativo, del que Margarita Ruiz de Lihory fue testigo directo.

 La rebelión de la mujer en busca de un cambio para encontrar su sitio en la sociedad, la puesta en escena, una vez más, no ya del nepotismo, si no del flagrante fracaso de la política inoperante y desastrosa de un gobierno cuya misericordia, sería comparable a la misma misericordia innata del agua, el viento y el fuego. Víctima directa de una megalomanía brutal que la conducía directamente casi hasta la propia egolatría, que era sin duda el motor de la obsesión en ocupar un lugar en la aristocracia que no le correspondía, como lo era el ser la Baronesa de Alcahalí, y no en vano, tras la muerte de su padre, pese a que la baronía pasó a su hermana mayor, Soledad, Margarita inició un litigio que duró más de 30 años por reclamar el título. Se sentía la única digna de ser llamada baronesa debido a sus numerosas cualidades. Aunque nunca tuvieron buena relación, a partir entonces las hermanas dejaron de hablarse. Se ofuscó en hacer honor a su apellido mirándose continuamente en el espejo de la conciencia de clases, anhelando la gloria y la fama sin detenerse un instante en pensar demasiado las formas y manera de conseguir su empeño. Digamos que fue al final de su vida cuando ciertos acontecimientos le dieron esa fama, pero no consiguió la gloria que buscaba.


 Creía en la igualdad de géneros, que no de clases.  Vigorosa feminista, la tenacidad con la que perseguía su afán, aunque si bien pudiera ser discutible, no es menos cierto que ha de ser tenida en cuenta por la benevolencia que la justicia debe tener con la base de la buena intención, por esa razón, sería injusto condenarla al olvido, cuyo vacío ocupó el espacio sin nombre en un rincón de un campo santo donde la eternidad, pasa las páginas en blanco de un libro sin firma, un vademécum,  que el final de la existencia, ha dejado de escribir. Su historia narra la manera en que  pasa de tenerlo todo a perderlo, pero sin abandonar su tenacidad.

El final de su vida, se vio salpicada con historias y leyendas que unas veces con más, y otras con menos realidad, la relacionaron directamente con extraños sucesos, como el que hemos podido ver, de la mano cortada, o como por ejemplo el de la aparición en España del fraude conocido como caso Ummo,  caso de la recepción de unos informes que aludían a unos hombres que decían proceder de un supuesto planeta llamado “Ummo” distante a unos 14 años luz y que gira alrededor de la estrella Wolf 424, y que habrían organizado una incursión en la tierra con fines pacíficos para estudiar la estructura fisioquímica del planeta Tierra así como la vida animal y humana del mismo, y que según se desprende, pare ser que aprovecharon la ausencia de la hija de Margarita Ruiz de Lihory debido a su enfermedad, de la casa de Albacete, para instalarse y proceder a sus fines científicos, o de la presencia de nazis en la ciudad manchega de Albacete, en la posguerra civil española, y que los relacionan directamente con Margarita Ruiz de Lihory, pero los informadores de estos casos, no dan ningún detalle concreto, pero esta es una historia más, de esas que como tantas  historias, dan forma y vida a una España profunda, anquilosada en la oscuridad, donde la verdad y la mentira, se mueven en una linde tan estrecha, que es imposible de identificar, por lo que no merece la pena ocupar más espacio que un mero apunte de curiosidad, donde la hablilla se convierte en natural costumbre de la esencia latina que ha conducida a los pueblos a dar media vuelta, y dirigir su destino de nuevo un paso hacia atrás.

Magia negra africana, rituales extraños, actividades esotéricas ocultistas, experimentos inicuos, espionaje internacional, acusaciones de espía doble,  hechos paranormales de otros mundos... Todo un cóctel de misterio. Una historia apasionante, y sobre todo, con  la que hemos querido apasionar,  manteniéndola  viva en estos Recuerdos de la Historia, en los que no sólo hemos querido rememorar la imagen de una dama particular, si no también, a la vez, las particularidades de un tiempo y una época convulsa de nuestra historia de España, y casi que universal, dando al final unas pinceladas en sepia que alumbran una imagen del pasado, y dibujan la mirada de ojos caídos de una belleza misteriosa, embrujadora, casi divina y sensual, enigmática y oscura como el tiempo que le tocó vivir, oscuro, pero como dijo Maurois, para que una luz brille con fuerza, debe estar presente en la oscuridad…y Margarita Ruiz de Lihory, desde luego, brilló con fuerza en la penumbra de la historia de un tiempo, y en la tenebrosa y  lúgubre noche del misterio y esa parte de una vida de estrechos lindes que separan la razón,  de la siniestra  locura.

Aingeru Daóiz Velarde.-








BIBLIOGRAFÍA

Como arena entre tus dedos (Novela).  Gadea Fitera.

 Sangre Azul. Vida y delirio de Margarita Ruiz de Lihory. Cándido Polo Griñán.

«La marquesa delirante: necrofilia, esoterismo y alienígenas en Albacete durante los años cincuenta», en J. Martínez Pérez et alii (eds.), La gestión de la locura: conocimiento, prácticas y escenarios (España, siglos xix-xx), Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2008, pp. 373-404.

LA IRRESISTIBLE ASCENSION DE JUAN MARCH de Bernardo Díaz Nosty




27 comentarios:

  1. un relato muy interesante y poco conocido ,gracias al autor del reportaje

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    1. Muchas gracias Teresa, siempre es un placer tu comentario.

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    2. Gracias por acordarte de mi para compartir estos relatos tan interesantes

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    3. No hay de porqué dar las gracias, amigo, para mi es un honor.

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  2. Extraordinaria y completa lección.
    Gracias

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    1. GRacias a ti, desde luego...me alegro mucho de que te haya gustado.

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  3. Gracias por compartir conmigo todo este conocimiento. Hay gran cantidad de hechos, que desconocía hasta hoy.
    Buen trabajo!!!

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    1. Gracias a ti, por el comentario...me alegro de que hayas descubierto cosas interesantes.

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  4. Un relato estupendo Aingeru, bien narrado y documentado y con una puesta en escena extraordinaria que al leerlo transporta en el tiempo. Me ha gustado mucho.

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    1. Muchas gracias Nieves, todo lleva lo suyo, si quieres despertar el interés del lector en este tipo de artículos, debes utilizar una prosa que atraiga lo suficiente, para que no pierda la pasión de continuar la lectura, de lo contrario, el artículo muere antes incluso de nacer. Un abrazo.

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  5. ¡QUÉ GRAN TRABAJO! Un post y, por lo que he ido ojeando, un blog muy trabajado y documentado. Gracias por compartirlo. Me guardo el enlace para ir leyéndolo poco a poco. Saludos

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    1. Muchas gracias, de verdad que es un honor y desde luego todo un placer para mí...espero que te guste.

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  6. Me he quedado sin palabras. Es un trabajo fenomenal

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    1. Una de los valores que ás importan en esta vida, es la amistad, porque la amistad, por muy virtual que sea, siempre está por encima de la desgracia, la enfermedad, o incluso la muerte...mis amigos son quienes valoran mi suerte, con un comentario hacia un trabajo que, desde luego, ha llevado su tiempo, su dicha, y su desdicha a la vez, y en lo más profundo de mi corazón, yo soy el que no encuentra esas palabra que fluyeron con tanta facilidad a la hora de escribir, para agradecer ahora, el honor de una amistad. Gracias Teresa.

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    2. Al leerte me reafirmo en lo dicho, yo tbn creo en la amistad y en la sensibilidad q se trasluce en la escritura de algunas personas a las q eliges leer por tantas cosas y con las q se establece un nexo hasta de bella complicidad. Te agradezco mucho tus palabras y cuenta conmigo para lo q necesites. Un fuerte abrazo

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  7. Una historia apasionante. Gracias por el articulo.

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    1. Un placer. Me alegro de que le haya gustado, y gracias a usted por la molestia de comentar.

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  8. Tras haber leído la novela, basada en la vida de esta mujer, Anacronía de una marquesa, me ha venido muy bien leer esta publicación.
    Gracias

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    1. Perdón por la tardanza en contestar, pero no tengo activadas las notificaciones de respuesta, no sé porqué no funcionan en Blogger. Un honor, y me alegro de que le haya gustado, y además, de que le haya servido.

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  9. el llanero solidario27 de julio de 2021, 8:13

    interesante el articulo y con grandes datos veridicos y muchos como la vida de doña margarita envueltos en la nebulosa de la leyenda que la persigió toda su vida incluso hasta su muerte esa lugubre noche de mayo de aquel 68 que no despertó mas curiosidad que morbo entre sus seguidores.la ultima noche de la marquesa estaba tumbada en la sala negra con un inmenso fuego encendido en la gran chimenea de la estancia que se accedia por la puerta derecha del portal de la casa de la bastida.Alli rodeada de sus perros y con la asistencia siempre fiel de su ama de servicio que la acompaño hasta la misma puerta cuando ya sus fuerzas le terminaron de fallar escuchando los aldabonazos que su hijo luis estuvo propinandole desde las doce a la puerta del palacio de la bastida donde vino la marquesa a liquidar sus recuerdos sus pocos bienes y su memoria.acompañados de los aullidos de sus goos y mezclados de los incesantes golpes de la aldaba al ritmo frenetico de incansables aplelaciones para que le abrieran la puerta su hijo fue el director de una macabra sinfonia de despedida de un mujer unica e irrepetible que lucho contra todos los convencionalismos a pesar de sus infulas de poder y de su moral burgesa.aquella ultima noche al calor del fuego la marquesa rememoraba sin orden ni concierto los episodios de una vida plena de experiencias y añoraba su libertad que sabia que las parcas ya se la estaban requiriendo.tres niños que nos introdujimos en la casa aprovechando la oscuridad y penumbra de las velas nos quedamos tras el gran sofa donde reposaba la marquesa rodeada de sus perros que al principio gruñian ante nuestra presencia pero gracis a la habilidad del patri con los animales solo terminaron lamiendonos la cara amistosamente.cobijados a su espalda le hicimos un sin fin de preguntas sobre las muchas leyendas que circulaban sobre ella a lo que iba respondiendo en un delirio de comentarios que hoy tienen tras el paso de los años y las informaciones acumuladas mas fundamento que en aquel tetrico momento en el que la marquesa se iba marchitando al compas de sus recuerdos

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    1. Espectacular, sublime, digno del mejor de los relatos. Un placer, y un honor al mismo tiempo.

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  10. la primera vez que la vi estaba sobre la balustrada del enorme patio central de la casa alli apoyada etereamente toda vestida de blanco descalza y con el pelo alborotado, blanquisimo y suelto daba la impresion que iba a descender sobre la manada de buitres que se repartian las ultimas migajas de su hacienda peleandose por una silla o unos cuchillos.tras de ella un mural emplomado de cristales de colores rezaba....aqui vive margarita ruiz de lihori marquesa de villasante y baronesa de alcali y desde entonces busco culquier cosa que tenga algo que ver con ella,me gusto a pesar de lo novelado del texto el libro de la mano cortada de nuño de la rosa y pozuelo

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  11. Si fuera posible póngase en contacto conmigo
    cuentosdecine@gmail.com

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  12. Muy interesante la posibilidad de que hubiese sido amante del general Manuel Fernández Silvetre y también la posibilidad de que su hija naciera de esta relación. No lo había escuchado antes. La hija nació en 1918 y por entonces el general era ayudante de campo del Rey Alfonso.Habría que ver si por entonces pudieron coincidir. Saludos

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