domingo, 19 de septiembre de 2021

VLAD TEPES, LA HISTORIA QUE SUPERA A LA FICCIÓN.

VLAD TEPES, LA HISTORIA QUE SUPERA A LA FICCIÓN.


A finales del siglo XIX por allá del año de 1897, el escritor de origen irlandés Bram Stoker se dio a la tarea de escribir una novela de terror basada en las leyendas del centro de Europa sobre vampiros y no muertos.

Una obra literaria que en palabras de Oscar Wilde, "no ha sido la novela más bella que se ha escrito jamás", pero sí uno de los relatos de terror mejor escritos y más icónicos de todos los tiempos, curiosamente a pesar del gran éxito que goza incluso hasta hoy en día, su autor murió pobre y olvidado.

La famosa novela sigue siendo un texto vivo que a lo largo de los años ha ayudado a difundir la concepción de los vampiros como esos seres de oscuridad, ligados con el diablo que gustan de chupar toda la sangre de sus víctimas.

Las características de estos seres están bastante bien definidas: tienen colmillos, beben sangre humana, no se reflejan en espejos, pueden ser ahuyentados con ajo o matarlos atravesándoles el corazón con una estaca y viven en castillos.

Pero a pesar de lo conocida que hoy es la idea de los vampiros, pocos saben que a lo largo de la historia han existido personajes reales que han servido de inspiración para concebir a Drácula como ese ser despiadado y sanguinario.

Cabe resaltar que la famosa novela de Stoker surge a raíz de la profunda investigación que realizó el autor de los relatos y leyendas antiguas de Europa, topándose con la historia de Vlad Tepes o Vlad Draculea, quien fue un príncipe rumano que durante el siglo XV ganó fama en el mundo antiguo gracias a sus exentricidades y gustó por lo sanguinario, pero hay que aclarar que hay que entender la historia y sus particularidades, en su tiempo real, y así debemos juzgarla con equidad.

No era particularmente alto, pero sí fuerte y vigoroso, y ofrecía un aire de ferocidad y crueldad; su nariz era grande y aguileña, las fosas nasales anchas y la tez delgada y ligeramente rojiza; sus larguísimas pestañas envolvían unos ojos verdes muy abiertos, diría que amenazantes, bajo unas cejas negras muy pobladas. El rostro y el mentón rasurados, a excepción del bigote. Las sienes prominentes hacían de su cabeza voluminosa. Un cuello de toro unía la cerviz con unos hombros anchos sobre los que caía el cabello negro y rizado, pero casi todo el mundo lo conoce como el modelo que usó Bram Stoker para su inmortal personaje fue Vlad III Dracula (o Tepes, o el empalador, 1431-1476), de la casa de Basarab, pero su verdadera historia no pasa por ser precisamente un vampiro, ni mucho menos. Hay que conocer que Walachia es una provincia de Rumania que hace frontera al norte con Transilvania y Moldavia, al este con el Mar Negro y al sur con Bulgaria, y que se mantuvo como un estado independiente desde fines del siglo XIII hasta la época de nuestro protagonista.






La situación en este principado siempre fue inestable por dos motivos. En primer lugar por su posición geográfica en los Balcanes en la frontera entre los imperio occidentales cristianos y el imperio turco. En segundo lugar por su propio sistema de gobierno, un principado con derecho sucesorio no directo; es decir, que no heredaba el primogénito, sino que un grupo de nobles elegía entre los candidatos de sangre real. Este era el tradicional sistema electivo germánico. Valaquia ocupaba la primera línea de fuego entre el Imperio otomano y la Cristiandad y, consecuentemente, luchaba por su supervivencia en un escenario de guerra constante y violencia desenfrenada. Todas las potencias regionales ambicionaban dominar este pequeño principado de frontera: los húngaros y otomanos, pero también, en menor medida, los moldavos y polacos. A ello se sumaba el hecho de que en la vecina Transilvania se había establecido de antiguo una minoría de habitantes de origen sajón (alemanes) que vivían gracias al comercio regional y gozaban de enormes privilegios mercantiles. El mantenimiento de estos privilegios, en perjuicio de los de los comerciantes valacos, fue asimismo una de las causas de la tensión regional y, de hecho, los transilvanos cobraron un inusitado protagonismo en la política valaca del periodo, brindando o retirando su apoyo a los candidatos al trono en Valaquia, según les fuera conveniente.




Sin duda, para el que no conozca su historia, hay que decir que fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y del cristianismo. Investigando un poco, podemos conocer el porqué de muchas razones, como por ejemplo, que el pueblo le puso como apodo también "Tepes" (Empalador) ya que esta era la pena capital a la que más era aficionado y que aplicaba con mas prodigalidad, aunque esta última expresión, hasta mediados del siglo XVI no aparecería en ningún documento. Reza el proverbio que la realidad supera a la ficción, y entre ambas dimensiones cabalga la figura de Vlad, cuyo recuerdo está hoy en día íntimamente ligado al personaje fantástico de la novela de Bram Stoker, pero la pujanza de este mito ha relegado a un segundo plano la vida del personaje histórico en la que se inspira, más siniestra y asombrosa que la de su propia leyenda.







En aquellos tiempos, el trono de Velaquia estaba amenazado desde el exterior por los turcos y húngaros, y en el interior por los nobles ávidos de poder que luchaban entre ellos con un salvajismo y ferocidad más que bestial. La trágica muerte de su padre, aunque hay quien asegura que lo asesinó el propio Vlad por un resentimiento que naciera en 1442, año en el que su padre (apodado Dracul -demonio-) le envió (junto a su hermano Radu) a vivir bajo la tutela del sultán turco Murat II, entonces su aliados contra los húngaros, hay serios motivos para pensar que fue ejecutado por Iancu de Hunedoara en 1447, ya que el 20 de julio de 1447, Hunedoara ordenó a los burgueses de Brașov que dieran refugio a un pretendiente al trono de Valaquia, Vladislao, que era primo de Vlad Dracul, padre de Vlad, nuestro protagonista. Hunedoara irrumpió inesperadamente en Valaquia a fines de noviembre, llevándose consigo a Vladislao . El príncipe Vlad Dracul, el padre, huyó de Târgoviște, pero fue capturado y asesinado en las marismas de Bălteni. En una carta escrita el 4 de diciembre de 1447, Hunyadi se nombró «gobernador de la tierra transalpina» (Valaquia) y se refirió a Târgoviște como su fortaleza, lo que implica que había tomado el control del principado en ese momento.​ Después, colocó a Vladislao en el trono de Valaquia.



Lo único cierto es que esta situación obligó al joven Vlad a ponerse al lado de los turcos, adversarios de Iancu, con cuya ayuda accedió al trono de Velaquia en Septiembre de 1448, y aunque el príncipe Vladislav II, pretendiente al trono, y apoyado por los húngaros y la población de origen alemán, fue derrotado en Kossovo (al norte de la actual Macedonia junto al río del mismo nombre) éste sólo consiguió conservar el trono unas pocas semanas. La vida y gracia de Vlad se conoce muy poco hasta el año 1456. Durante estos años, Vlad fue separándose de los turcos y estrechando las relaciones con su enemigo Iancu de Hunedoara, lo que sí era moralmente recusable, era sin embargo muy práctico. No era nada extraño durante esa época el hecho de cambiar las ideas y conveniencias políticas de una manera un tanto extraña y del todo inesperada, solo hay que echar un vistazo a la historia de los grandes y diversos reinos de la Europa Occidental. Este repentino viraje político se manifestaba solo en una cosa: el deseo para Vlad de volver a reinar en Velaquia.


Seguía atentamente las crecientes desavenencias entre Vladislav y Iancu hasta que el 23 de Abril de 1452, Iancu iniciaba la guerra, arrebatando a su rival las ciudades y propiedades que poseía en Transilvania, circunstancia que aprovecho Vlad para ofrecerse al vencedor como pretendiente al gobierno de estas, solicitando su ayuda y prometiéndole una "fidelidad inquebrantable". Pero, el 6 de Abril de 1545, Vladislav, negado y resignado al hecho de ser derrotado, irrumpía en Transilvania arrasando, matando, quemando y saqueando. Dracul, deseando conservar su trono, solicitó y obtuvo el mando de un pequeño ejército aprovechando la intervención en la guerra del monarca húngaro Ladislao V de Habsburgo, Archiduque de Austria y Rey de Bohemia, que veía amenazados sus intereses en la región.



La pugna le fue favorable, logrando apresar a Vladislav al que hizo decapitar en la ciudad de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Velaquia). El 3 de Julio, fue una fecha importante para Vlad puesto que volvería a reinar y garantizaría a sus súbditos la protección contra los turcos y el libre comercio allende de las montañas de Velaquia, a cambio de que estos le prestaran ayuda en caso de guerra. El hecho de que el nuevo príncipe obraba con "demasiada independencia" dio la voz de alarma a los húngaros y alemanes los cuales fueron modificando su actitud, llegando a solicitar el 14 de Febrero de 1457 a sus súbditos que apoyaran a otros pretendientes. No tardaron en iniciarse una serie de alianzas e intrigas, acompañadas (como podía esperarse) de lealtades y traiciones.





En una de sus numerosas campañas militares, Vlad tomó la osada decisión de arrasar las ciudades otomanas del Danubio, provocando innumerables matanzas a su paso. La respuesta del sultán no se hizo esperar y, en junio de 1462 el propio Mehmed II acudió en persona a la cabeza de un poderoso ejército para castigar a Vlad. Pero, sorprendentemente, halló una enorme resistencia: Vlad aplicó una táctica de guerra de guerrillas, que casi estuvo a punto de doblegar a los otomanos. En una ocasión, incluso, tuvo la osadía de lanzar un ataque nocturno, a caballo, sobre el campamento otomano, con el objetivo de hallar el pabellón del sultán y darle muerte, aunque sin éxito. Finalmente, los números se impusieron, y el sultán pudo destronar a Vlad y reemplazarlo por otra persona que le era más afecta: Radu el Hermoso quien, por cierto, no era otro que hermano carnal de Vlad. Este tuvo que huir nuevamente y refugiarse en Hungría. Pero el entonces rey de este país, Matías Corvino, mantuvo a Vlad en régimen de cautiverio hasta 1475. Un año más tarde, Vlad invadió Valaquia con apoyo húngaro y moldavo y logró hacerse por tercera vez con el trono. No sería por mucho tiempo, pues en enero de 1477 los otomanos enviaron una expedición para destronarle durante la cual Vlad pereció asesinado.

Las noticias de todos estos sucesos alimentaron en Occidente la formación de un mito con un repertorio iconográfico de gran poder de sugestión en la actualidad. Pero podemos asegurar que semejante fascinación hunde sus raíces en la propia realidad de una de las biografías más espectaculares del Medievo, hilvanada por los sorprendentes vaivenes de la fortuna del personaje en un contexto histórico de inestabilidad, conflicto, violencia y mentalidad de frontera.












 






domingo, 12 de septiembre de 2021

AMANTINE

 

AMANTINE



Un árbol crece impasible entre los despojos arpegiados de un piano, que hace ya mucho tiempo que dejó de emitir el último lamento en un nocturno en do menor que, abandonado en la soledad cruel que hace oídos sordos a la melodía de la naturaleza, se dejó morir ante la impasible mirada de un alma insensible ya, condenada a vagar en el infierno de su propia existencia.






No hay nada más odioso, que la música sin significado oculto, decía Chopin, mientras en el teclado, la luna acariciaba el estertor de los últimos compases de aquel nocturno lamento, al tiempo que  Amantine deslizaba su mirada escondida entre pétalos de colores de un papel pautado, del que pendían las notas trazadas en un último intento por volver sobre aquello que fue, y a cuya ausencia no le encontraba sentido.

En la afligida disonancia de la vida, rayando ya el crepúsculo de la escala cromática de los sentimientos, el pianista condenado In Aeternum,  emite un atonal sonido, que permuta a una tonalidad mayor, en un vano ensayo por resucitar los acordes de la memoria, y aunque sólo sea por unos pocos compases, revivir de nuevo el recuerdo de Amantine.

De la languidez de un tiempo moderado, en un compás ahora a cuatro tiempos, da paso a un intermedio compuesto, del que fluye una melodía que desagua en aquel atardecer de un otoño, cuando aquellas hojas caducas parecían danzar al son de blancas y negras notas con algunas corcheas descaradas, que buscaban con los dedos la caricia de su piel, tras los sedosos pliegues de su vestido de noche, pero un rubor acalorado, después del intenso perfume a jazmín y agua fresca de rosas, consintieron el húmedo roce de unos labios con sabor a miel, y cálida tentación de un aliento desbocado, que permanece ahora grabado a fuego en la eternidad.





La sonata para violoncello en la menor, sonaba mientras el arrebato de la tormenta amenazaba en el oscuro horizonte con inundar la tonalidad de sus ojos en un allegro agitato, y derramar sobre la partitura el desesperado llamamiento del corazón.

Amantine dejó sobre el atril, la orquídea más bella que pudo conservar, en aquel preludio de palabras que nunca supo pronunciar, al compás de un tres por cuatro en clave de sol, en un baile de corcheas y semicorcheas de impetuoso ritmo al principio, como inquiriendo una razón, y apagado compás al final de un movimiento, cuyo sonido más grave, era un silencio.





El espectro vestido de esmoquin, condenado a vagar eternamente en la tonalidad carcomida por el tiempo detrás de un teclado, hace sonar de nuevo aquel nocturno del recuerdo, y emerge de un torbellino sonoro la simplicidad de una melodía de la evocación de la efímera felicidad.El mar, allá a lo lejos,  baña de nuevo la orilla, como intentando plasmar la vida en el sonido de  un recuerdo, y hacerlo eterno.

Los acordes de la sempiterna sonata, permutan combinando el acompañamiento a una melodía donde el arrebato de las semicorcheas, en un aluvión que asemeja a un oleaje intenso, se desliza con estrépito hasta colisionar contra los muros del corazón, despertando el brillo intenso en los ojos de Amantine, de los cuales, se desprenden sendas lágrimas, semejantes a bemoles que alteran el signo de la tonalidad, en una escala, desde cuyos peldaños desciende la figura traslúcida rememorando, de nuevo,  el ensueño de un ayer. 



Un viento rebelde e impredecible sonaba en el exterior, mientras la combinación de los sonidos y el tiempo determinaban el estertor de un scherzo sublime, para dar paso al flemático compás de un adagio que intentaba retornar a aquel do menor del principio, pero los ojos de Amantine, apagados ahora por el tétrico resplandor de cuatro candelabros, alumbraban de nuevo el alba, con la últimas notas de una sinfonía incompleta, y un nombre grabado en la losa de aquel sepulcro de la desolación.

Aingeru Daóiz Velarde.- 





sábado, 4 de septiembre de 2021

BERGOGLIO. EL PAPA ROJO


Más allá de la ideología de Jorge Mario Bergoglio, que corresponde a su fuero más íntimo, ha sido evidente el silencio cómplice que como cabeza de la Iglesia Católica ha guardado estos últimos tiempos frente a los actos criminales de dictaduras como las de Nicaragua y Venezuela, y también de sus amigos que gobernaron hasta hace poco tiempo Argentina, Ecuador, Brasil, o en la misma Cuba, donde, después de los últimos acontecimientos acaecidos por las protestas en la Isla, la violencia ejercida desde la tiranía sobre una población indefensa, la represión de la disidencia, las desapariciones de más de 400 ciudadanos, las torturas, el apagón informativo con detención de periodistas, youtubers, intelectuales, artistas y simples ciudadanos. Nada de eso es suficiente para que Jorge Bergoglio hiciera una sola declaración en favor de las víctimas cubanas y en condena de la tiranía que asola la isla.


En estos tiempos, la posición de Bergoglio frente a los gobiernos del ‘Socialismo del siglo XXI’, esa lacra de caudillos comunistas que han arrasado con los países latinoamericanos que les tocó gobernar, ha sido de total complicidad y encubrimiento de sus acciones delincuenciales más notorias, desde el escandaloso e indiscriminado saqueo de los fondos públicos, que se redondea en cientos de billones de dólares (y que como un secreto a voces se escucha que en parte reposarían en el banco del Vaticano), hasta los crímenes de sangre, que se cuentan en Venezuela en cientos de miles, y en Nicaragua en decenas de miles solo en los últimos años.





Y qué decir de los centenares de miles de seres humanos desvalidos, hambrientos, humillados y desesperados que han debido huir de sus países por causa de las tiranías impuestas por los gobiernos de izquierda extrema ‘afines’ al Papa, o de los asesinatos políticos de estos demonios protegidos por él, que han dejado una larga huella de sangre en familias como las de Alberto Nisman, Oscar Pérez, Darwin Manuel Urbina, Hilton Rafael Manzanares, Jorge Gabela, Quinto Pazmiño, entre muchas otras víctimas.


Si, recordemos las imágenes de Bergoglio, el flamante papa Francisco, con uno de los mayores criminales de la historia, Fidel Castro, o con otro como Maduro, eso, por poner dos ejemplos, pero lo que más resalta es el acercamiento a la dictadura comunista de Pekin, el Imperio Rojo. Uno de los primeros indicios en esta dirección fue el rechazo del Pontífice a un encuentro con el Dalai Lama en diciembre de 2014, y uno de los últimos, el pasado 19 de marzo, ha sido dejar vacante la sede de la nunciatura en Taiwán como deferencia hacia China. El Papa Bergoglio, en su papel de Autoridad espiritual representante de la comunidad cristiana católica a nivel jurídico en las relaciones internacionales, ha sellado así un pacto que, al estar completamente desequilibrado a favor del poder político de Pequín y desprovisto asimétricamente del principio de reciprocidad de los roles soberanos, condensa nubes negras sobre la libertad de fe de los ciudadanos católicos chinos y socava fuertemente la autoridad moral.





Bergoglio está roturando muchos nuevos caminos para la Iglesia del siglo XXI, pero éste parece trazado en el borde del precipicio. Durante su primera entrevista sobre China concedida a Asia Times el pasado 28 de enero, el Pontífice amonestaba a "no temer" la emergencia del Gran Dragón y ponderaba las riquezas de su civilización, sin atreverse a mencionar siquiera sus excesos en materia de derechos humanos.



El Papa ha lanzado enclocadas, exhortos, sermones, discursos y catecismos anticapitalistas repartidos en las escuelas Católicas y estos tiempos de la pandemia de la más reciente ‘peste china’ la actividad propagandística del Vaticano en cientos de medios regados por el mundo, el llamado a acabar la desigualdad del capitalismo, y la esencia de esa igualdad de ingreso y salarios es la misma del Manifiesto Comunista en 1848 por las calles europeas y se le pide al mundo tanto trabajo y esfuerzo como fuese necesario pero la repartición de la riqueza se haría exclusivamente por lo necesario que cada individua tenga, es decir, todos iguales.



Por otro lado, hay que recordar otro asunto oscuro en el pontificado de este hombre. Un grupo numeroso de historiadores, teólogos y sacerdotes divulgaron una carta enviada al papa Francisco y en la que señalan siete presuntas “herejías” contenidas en su exhortación apostólica sobre la familia, “Amoris Laetitia”. El documento, sostiene que Bergoglio “a través de su exhortación apostólica ‘Amoris laetitia’, como también por otras palabras, actos y omisiones que se le relacionan, ha sostenido siete posturas heréticas en referencia al matrimonio, la vida moral y la recepción de los sacramentos”.


No podemos olvidar también declaraciones rotundas a medio de información. El papa Francisco afirma en una entrevista en el diario italiano La Repubblica que "son los comunistas los que piensan como los cristianos", al contestar sobre si querría una sociedad de inspiración marxista, en una entrevista publicada en el diario italiano La Repubblica. "Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo ha hablado deuna sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos sean quienes decidan. No los demagogos, los barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en Dios o no, pero son ellos a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad", explicaba Jorge Bergoglio.

De esta manera, Bergoglio ha equiparado a la comunidad cristiana con una ideología responsable de un siglo de asesinatos, deportaciones, torturas y genocidio en nombre de la defensa de los pobres y parias del mundo... Pero para Bergoglio, igual que para otros papas que encubrieron criminales en el pasado, estas cifras no parecen significar nada, pues el actual pontífice se ha mantenido como hasta ahora en un pérfido silencio adornado por la hipócrita sonrisa del que dice no saber o no comprender cuánta sangre, miseria y lágrimas siguen derramando por estos rincones, los socios de su reinado papal.





La imagen de un Papa que se viste de rojo y de un comunista que abre la puerta a Roma es, sin duda, desconcertante. Bosqueja un escenario de incertidumbre donde nadie debería precipitarse y comenzar ingenuamente a aplaudir. Causan un terrible estupor las palabras del propio Papa Bergoglio, cuando dijo aquello de que...“Si voy a Santiago, voy a Santiago; pero no a España, que quede claro”, pasando por encima de que Santiago, es España, o, por ejemplo otra frase que no tiene desperdicio, como "Yo no sé si España está reconciliada con su propia historia, sobre todo con la del siglo pasado". Otra de las perlas del Papa Francisco, o Bergoglio, sobre el nacionalismo catalán, es "Son ustedes los españoles los que tienen que juzgar, dando bien su actitud. Pero para mí, lo más clave en este momento en cualquier país que tiene este tipo de problemas, es preguntarme si se han reconciliado con la propia historia".


Llegamos al toque final, con un alegato inmisericorde, y un recuerdo oscuro, desde el cual, en estas líneas, pido disculpas si ofendo a algún lector, pero permítanme un recuerdo tenebroso. Michel de Nôtre-Dame, Nostradamus, el famoso profeta medieval que con total seguridad, jamás imaginó la influencia que sus escrituras tendrían en el futuro. Pues bien, resulta que Nostradamus predijo que cuando un hombre negro asumiera como sucesor de San Pedro en Roma, con él traería el fin de los tiempos, es decir, que a partir de él, el mundo jamás sería ya igual. Algunos dirán que Bergoglio es blanco, y que esto, no tiene sentido, pero, permítanme una pequeña aclaración…Resulta que la Orden de Bergoglio, la Compañía de Jesús, o simplemente jesuitas, se caracteriza por la vestimenta negra de sus sacerdotes, y el superior de la orden, es llamado “Papa Negro”.

 Si, es cierto que Bergoglio nunca lideró a los jesuitas, pero resulta que es el primer papa en haber vestido la sotana oscura, pero hay más, no se inquiete el lector, ya que también hay un santo medieval, San Malaquías, que vivió en Irlanda a principios del segundo milenio después de Cristo, que dejó un documento escrito que produce un cierto escalofrío, ya que después de haber listado a 111 papas, Malaquías culminó un documento con una frase apocalíptica, que dice lo siguiente; “En persecución extrema, en la Santa Iglesia Romana reinará Pedro el Romano quien cuidará a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual la ciudad de las siete colinas, probable alusión a Roma, pero Jerusalén también tiene siete colinas, será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo”…Resulta que después de esa lista de 111, el lugar 112 lo ocupa Bergoglio.


No es la primera vez que se argumenta que Bergoglio es un papa ilegítimo que no ha sido nombrado por el Espíritu Santo, sino por una mafia de Cardenales, entre los que me gustaría destacar al Cardenal Tarsicio Bertone… Bertone tenía muchos enemigos en la Curia y tampoco se distinguió por una eficaz ayuda a Benedicto XVI. Muchos de los problemas que llevaron a éste a la renuncia traían causa de la indolencia del salesiano. Pero desde hacía años era su hombre de confianza y podía ser la palanca que facilitase la elección de Bergoglio. Y el que iba a ser el ungüento que ablandase reticencias era el cardenal McCarrick, Uncle Ted, poderosísimo exarzobispo de Washington y prelado muy bien conectado en el ámbito diplomático y económico. El Cardenal Bertone aparece como uno de los principales encubridores de McCarrick y máximo valedor de la llamada Mafia Lavanda. Bertone, McCarrick, Daneels, Maradiaga. Todos los muñidores de la elección de Francisco con alguna polémica homosexual a sus espaldas. Demasiadas deudas entre ellos, demasiados silencios cómplices, la omertá, también conocida como Ley del Silencio.






Sobre Bertone, se hace necesario hacer un epílogo relacionado con nuestra esfera local. En septiembre de 2012, pocos días después del primer órdago independentista de Artur Mas, La Vanguardia concede al entonces secretario de Estado el Premio Conde de Barcelona. La ceremonia de entrega se efectuó con toda la pompa y circunstancia en el monasterio de Pedralbes, bajo la presidencia del rey Juan Carlos I. Según argumentaba la nota del jurado el premio, se le concedía por "su templanza, prudencia y espíritu de apertura en afinada sintonía con el Papa". Ese galardón llevaba tiempo madurándose gracias a la labor machacona de Enric Juliana. Bertone había sido la verdadera puntilla que había terminado con la época de Jiménez Losantos en la COPE. Junto a Cañizares y Martínez Sistach. No había otro motivo en la distinción. El Vaticano se hallaba en pleno escándalo Vatileaks, que señalaba especialmente a Bertone, y no era momento en que destacase por su templanza, prudencia y sintonía con el Papa. Se le premiaba por haber finiquitado aquella COPE beligerante. Nada es casual. Como tampoco es casual que, antes de entregar la cabeza de Losantos, Bertone visitase Madrid y se entrevistase con Zapatero y Fernández de la Vega y después se fuese a dormir al monasterio de Montserrat. Juan 8, 31-42…En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.







martes, 31 de agosto de 2021

ÁLVARO ALCALÁ GALIANO Y OSMA. DEL LIBERALISMO, A LA LUCHA CONTRA EL COMUNISMO.

 ÁLVARO ALCALÁ GALIANO Y OSMA. DEL LIBERALISMO, A LA LUCHA CONTRA EL COMUNISMO.



“El fanatismo hace la desgracia de todas las sociedades en las que se le permite ejercer su imperio”…Fue una de las citas de este hombre que fue un escritor, crítico literario, historiador y publicista español de inclinación maurrasiana, colaborador en ABC y en Acción Española.


El Maurrismo fue una especie de revolución intelectual creadora de nuevos fundamentos culturales para el pensamiento europeo de cuño monárquico, antiparlamentario y contrarrevolucionario. El pensamiento fue política y culturalmente de nacionalismo integral, y nació como consecuencia de la ideología traída a Europa por la Revolución Volchevique en Rusia. Es entonces cuando se definen las rupturas frente a la Ilustración del historicismo culturalista, del irracionalismo, de la estética literaria, y en definitiva, de todo lo que representaba en el ámbito cultural lo que hasta entonces se conocía como el razonamiento ilustrado, es decir, una especie de liberalismo cultural de ideología progresista, que no certamente de progreso, pues, demostrado queda a qué rincón del absurdo nos ha llevado hasta nuestros días ese liberalismo cultural, donde el más grande de los fracasos, culmina el el mayor de sus logros, la Historia y la cultura literaria, han pasado a perder todos aquellos enteros que tanto tiempo le costaran ganar. El liberalismo cultural era hasta la razón abstracta hasta entonces reinante, que, en diversos grados y ritmos, importantes, iba trayendo consecuencias de orden político a la vez que ideológicas. Los gobernantes y los regímenes liberal-parlamentarios de sus respectivos países, decía el pensamiento maurrista, que iban perdiendo una parte sustancial de su capital simbólico.






Políticamente, en España, fue un adalid de la causa de los aliados contra Alemania, pero, vayamos a su vida, que realmente fue curiosa y trágica, como no podía ser menos en el caso de un hombre que vivió, y muy de cerca, años convulsos en los que se fue al garete la aparentemente civilizada sociedad europea. Álvaro Alcalá Galiano y Osma llegó al mundo en una época en que, aparentemente, se había superado la lucha entre los partidarios del Antiguo Régimen y quienes defendían los principios de la revolución francesa de 1789.



En efecto, Álvaro Alcalá-Galiano y Osma llegó al Mundo en 1886. Un momento en el que la monarquía liberal española estaba en pleno esplendor tras ser restaurada a partir de 1874, instaurando un sistema no muy diferente al que otros países europeos -como Francia o Italia- habían erigido más o menos en esas fechas. En suma: Álvaro Alcalá-Galiano y Osma nacía en un lugar y momento en el que el Liberalismo triunfaba y, al menos en España, se veía con moderado optimismo un futuro prometedor. Uno en el que las convulsiones de las primeras décadas del siglo XIX habían quedado atrás. Al ser aparentemente superada la lucha entre los partidarios del Antiguo Régimen y quienes defendían los principios de la revolución francesa de 1789.


Álvaro Alcalá Galiano vino al mundo amamantado por esos principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, ya que su abuelo, Antonio Alcalá Galiano, fue uno de los principales conspiradores y líderes liberales españoles con una accidentada vida que pasa por un largo exilio en Londres, huyendo de la reacción absolutista de Fernando VII en 1823, y otros avatares que acaban con él como ministro de Isabel II, puesto en el que moriría en 1865, y murió en un tiempo en el que la monarquía liberal o revolucionaria, no satisfacía ni a los carlistas ni a muchos liberales que coinciden con ellos en querer abolirla. Tal y como ocurre en 1868, poco después de la muerte de aquel gran conspirador liberal que fue su abuelo, en la conocida como Revolución del 68, La Gloriosa, que se llevó por delante al reinado de Isabel II.







La tradición familiar, pues, favorecía que Álvaro Alcalá-Galiano y Osma, se decantará por ideas de corte liberal. Y así fue. Al menos hasta que llegó el año 1917, en el que la vida política de Álvaro Alcalá-Galiano dio un giro de 180 grados a partir del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia con el triunfo de las facciones socialistas más radicales, que llevaron al poder a un régimen leninista republicano, y a un gobierno bolchevique de tendencia comunista, en el que el Partido bolchevique, dirigido por Vladímir Lenin, y los trabajadores y soldados de Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional, formándose el gobierno de concentración. Los bolcheviques se nombraron a sí mismos líderes de varios ministerios del gobierno y tomaron el control del campo, creando la Checa, organización de inteligencia política y militar para aplastar cualquier tipo de disidencia. Luego trajo consigo una guerra civil interna, y las conocidas matanzas en un estado de Comunismo de Guerra en el que alrededor de 13 millones de rusos perecieron de forma violenta, sin contar lo que vino después, con terribles hambrunas inducidas por el nuevo Régimen.







En su obra, “España ante el conflicto europeo”, uno de los cuatro que publicará a partir de su experiencia como corresponsal de guerra en el frente occidental desde 1914, Álvaro Alcalá Galiano y Osma denunciaba al káiser Guillermo II como un tirano y se declaraba ferviente partidario de los aliados -y, por tanto, del Parlamentarismo, el Liberalismo…- a partir del triunfo de la revolución bolchevique, su visión política del Mundo da un giro radical para alinearse con el Fascismo. Sus escritos periodísticos posteriores a 1917 no dejan lugar a dudas. Para él, como para muchos otros liberales españoles al filo de 1920, 1921, 1922, 1923…, estaba clara la solución al dilema que se planteaba en esos momentos en España, en Europa, en el Mundo… Si había que elegir entre revolución roja o Fascismo, él está con los que elegirán el Fascismo. Los elogios de Álvaro Alcalá-Galiano y Osma al golpe de estado de Primo de Rivera dan fe de ello. Si algo tenía que reprochar al general no era desde luego exceso de Fascismo, sino más bien falta de él. Algo que más adelante reprocharía también al hijo del general, José Antonio Primo de Rivera, al que acusará de tibieza al no ser capaz de actuar con la violencia extrema que Alcalá-Galiano y Osma veía, como característica fundamental del Fascismo, para hacer frente al comunismo que empezaba ya por entonces, a penetrar en España, y prueba de ello es la relación y la influencia del comunismo ruso en España, como se vería después.


Según Álvaro Alcalá Galiano y Osma, la lucha contra el comunismo debía ser dura, y en todos los frentes, tanto social, cultural, como político, ya que según él, atendiendo a la frase inicial del presente artículo, el Comunismo estaba disfrazado de un fanatismo radical que poco a poco, adoctrinaba y manejaba a la sociedad, hasta convertirla en esclava de sus consecuencias.


Álvaro Alcalá Galiano fue asesinado víctima de la represión desatada en la zona republicana el 28 de julio de 1936 en Madrid, junto a su hermano Juan, y más tarde, sería también asesinado su primo, el pintor artístico y decorador español Álvaro Alcalá Galiano y Vildósola, en Paracuellos, Madrid, el 27 de noviembre de 1936, junto a otros muchos inocentes. Álvaro Alcalá Galiano y Osma fue detenido en su domicilio por miembros de la checa de Radio Comunista número 1 y, conducido a Vallecas con su hermano Juan, siendo asesinado junto a este último el 28 de julio de 1936 tras ser sometidos ambos a un simulacro de juicio, que no duró ni tres minutos, sin derecho a defensa.


Toda la convulsión política que se despliega en la Europa de entreguerras, donde esos miedos corren libremente, explica con bastante exactitud cómo Álvaro Alcalá-Galiano y Osma cambió el rumbo de su ideal y murió por ello en 1936.En aquellos tiempos de dialogo entre puños y pistolas, el tomar partido por una ideología fascista o pseudo-fascista y el radical comunismo, ya que en este país, como en el resto de Europa, en esos momentos había escasas posibilidades de escapar de esa trampa política en la que había que elegir entre dos formas de ideología por cuestiones primarias.








Nos preguntamos desde estas líneas, si realmente, por sorprendente que pueda parecer en un escenario como el que vivimos de histeria colectiva y de crisis económica y política exacerbada por esa histeria colectiva, sería probable que Álvaro Alcalá-Galiano, y muchos otros como él, hubieran seguido la misma senda tenebrosa que iba de 1917 a 1936…yo, si me permiten, particularmente pienso que sí, y mi razón es que el hombre y la mujer de aquellos tiempo en España, estaban engendrados de otra pasta. Hoy, se lucha contra grandes series de televisión, y grandes redes sociales, y grandes sueldos, y mejores puestos de trabajo, buenas casas, buenos coches, y el seguidismo político se hace más llevadero para la derecha española desde la trinchera del sofá, que tomarse la molestia en gritar una blasfemia en la calle, y de cara al sol...Álvaro Alcalá Galiano y Osma, lo hizo con la pluma, y contra todo pronóstico de vivir por ello.



Aingeru Daóz Velarde.-









lunes, 30 de agosto de 2021

SAN GINÉS DE LA JARA. UNA LEYENDA Y UNA TRADICIÓN QUE SE CONVIERTEN EN POLVO.

SAN GINÉS DE LA JARA. UNA LEYENDA Y UNA TRADICIÓN QUE SE CONVIERTEN EN POLVO.


La antigua carretera MU-321 que nos conduce al Cabo de Palos, aquel que tanto se implicaron en enseñarnos en nuestros tiempos de colegio, corta en su punto kilométrico once con las estribaciones de la Sierra Minera de la ciudad histórica de Cartagena, que descienden de forma suave casi que se deslizan, hacia la salada laguna del Mar Menor, la "Inmensa Palus" de la que hablaba el historiador y geógrafo griego Estrabón.





A la izquierda, las tapias del Monasterio de San Gines de la Jara, respaldado por el antaño frondoso huerto de frutales, entre los que destacan limoneros, naranjos y palmeras, en un impresionante casamiento de naturaleza, y vida e historia, la historia y la leyenda del célebre monasterio del Campo de Cartagena, cuyos antecedentes se pierden en la noche de los tiempos, enredados en un cúmulo de fantasías y relatos de ficción, que han entorpecido mucho a los historiadores cuando han pretendido reconstruir la verdad del pasado del monasterio y de la devoción a San Ginés de Arlés en el Campo de Cartagena.

A la derecha, el Cerro o Monte Miral, jalonado por pequeñas ermitas, en las que los peregrinos hacían parada en su ascensión al noble retiro del Santo Ermitaño, en un entorno cubierto de plantas perennes capaces de resistir las calores y las sequías de la zona, en la que antaño, allá por los tiempos de más gloria, se extendían frondosos bosques en las proximidades de la antigua Carthago Nova, la Qart Hadasht o Ciudad Nueva, fundada por el general cartaginés Asdrúbal el Bello, yerno y sucesor del general Amílcar Barca, padre de Aníbal.





San Ginés de la Jara puede tener sus orígenes en el siglo XIII y fue ocupado por los agustinos. Parece ser que durante la Baja Edad Media estaba compuesto por una pequeña ermita adosada o embutida en una sólida construcción a modo de torre fuerte, que servía de habitáculo y refugio a religiosos, ermitaños y, probablemente, a las rondas a caballo que, desde la ciudad de Cartagena, acudían cuando se daba aviso de la llegada de barcos berberiscos.





La leyenda dice Cuenta la leyenda que San Ginés de la Jara, de nombre Adelardo, era hijo de los reyes de Francia: Roldán Magno y Oliva, hermano del legendario Roldán y sobrino por lo tanto de Carlomagno. Siendo ya monje, se propuso peregrinar hasta Compostela por el camino que arranca en Cartagena. Tomó un barco para dirigirse a la antigua Cartago Nova, pero se vio sorprendido por una tormenta que amenazaba seriamente con hundir la embarcación. A fin de calmar la tempestad se lanzó al mar y no se hundió milagrosamente, valiéndose de su hábito como nave para llegar a las costas de Cabo de Palos.

Con su sayal de eremita, capucha calada y cayado de ermitaño; comenzó su camino, pero una sorpresa le esperaba nada más iniciar su peregrinaje: unos ángeles le construyeron una ermita en el Monte Miral. Lo que le convenció para instalarse en estas tierras del Mar Menor. Favoreció con sus milagros tanto a moros como a cristianos, lo que le valió el reconocimiento de los musulmanes. Motivo este por el cual el Monasterio de San Ginés de la Jara mantuvo su culto durante el periodo islámico.





En 1250 era restaurado el Obispado de Cartagena, por Alfonso X el Sabio. Colocó éste a fray Pedro Gallego, su confesor y hombre de gran cultura, como Obispo de la Diócesis. Es por estos años, cuando el Rey Sabio establece a los monjes Agustinos de Conflent en San Ginés de la Jara. Un monasterio de larga tradición, anterior a la conquista musulmana. Lugar sagrado antes y después en el que se mantenía la devoción de unos y otros, aunque no al mismo santo.

Después de su muerte vino el propio Roldán, su hermano, en busca de sus restos. Pero en su sepulcro el santo portaba en la mano un papel escrito. En él se negaba al traslado de sus restos a cualquier otro lugar.

El Liber Peregrinationis, libro V de la compilación del siglo XII llamada Liber Sancti Iacobi, es una guía para el peregrino medieval en la que se incluye una serie de datos de gran utilidad para la peregrinación a Santiago de Compostela a través del Camino francés. En ella, en un capítulo dedicado a las visitas a los cuerpos de los santos, se menciona la leyenda de San Ginés y la localización de parte de sus restos en las proximidades de Cartagena.

Este lugar ubicado en el sureste peninsular se convirtió en un centro de devoción de toda la cristiandad por la fama de milagrero del santo. Pero, ¿solo lo fue para la creencia cristiana y a partir de la conquista castellana del Reino de Murcia en el siglo XIII? Existen un gran número de evidencias que parecen demostrar la existencia de un culto musulmán a una mártir o santona islámica enterrada en este mismo lugar, siendo una posible continuación de un culto mozárabe anterior al siglo XI, o incluso de origen visigodo o hispanorromano.

La historia y la leyenda del célebre monasterio del Campo de Cartagena, cuyos antecedentes se pierden en la noche de los tiempos, enredados en un cúmulo de fantasías y relatos de ficción, no esconden la verdad del pasado del monasterio y de la devoción a San Ginés de Arlés en el Campo de Cartagena, una historia que nos muestra de forma definitiva la relación del monasterio con la leyenda del caballero medieval, sobrino de Carlomagno, el célebre Roldán, Roland u Orlando, según la época o la fuente literaria que se consulte.





Así queda plasmada la historia de este lugar y la relación de sus fundadores con el camino de Santiago y con las leyendas épicas del ciclo carolingio y la existencia, ya en los siglos XIV y XV, de un culto popular a San Ginés, con una romería muy concurrida en su festividad, y sobre todo una leyenda y una tradición, una tradición que está a punto de convertirse en polvo, como tantas tradiciones en este país de caínes.





Fuera aparte de la visión idílica del sitio, ese oasis de verdor que observaba el Licenciado Cascales en el siglo XVI ante la imperante aridez de la zona. Hoy el monasterio de San Ginés de la Jara, abandonado a su suerte, ha quedado relegado a una situación que no merece, ni por su valor artístico ni, sobre todo, por el importantísimo legado cultural que atesora entre sus paredes y su entorno, testigo de la devoción y de las creencias de las dos principales religiones que durante el Medievo poblaron el sureste peninsular.







sábado, 28 de agosto de 2021

RUFINO BLANCO SÁNCHEZ. A LA MEMORIA DE UN MAESTRO.

RUFINO BLANCO SÁNCHEZ. A LA MEMORIA DE UN MAESTRO.


Nacido en Mantiel (Guadalajara) el 16 de noviembre de 1861. Era maestro, escritor y periodista, y fue vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Madrid. Católico y monárquico.

Siendo aún niño se trasladó con sus padres a Madrid. Muy pronto destacó por su simpatía, inteligencia y laboriosidad en los estudios.

Casado ya, continuó sus estudios, doctorándose en Filosofía y Letras en la Universidad Central, siendo discípulo predilecto del gran polígrafo español don Marcelino Menéndez y Pelayo. Durante muchos años fue profesor de la Escuela de Criminología, pero su cariño y vocación por el Magisterio le hicieron centrar sus actividades en el campo de la Pedagogía y de su Historia, explicándola en la Escuela Normal Central de Madrid.
En 1909 fue comisionado con otros compañeros por el entonces Ministro de Instrucción Pública, don Faustino Rodríguez Sampedro, para crear y organizar una Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, equivalente a una Facultad Universitaria de Pedagogía.





Fue un excelente profesor, y un extraordinario pedagogo, y a ello dedicó su vida con una entrega absoluta. Concretamente fue el padre del Primer Plan de Estudios. De esta manera, nació en España un nuevo Magisterio Nacional, bien formado y dirigido, cuyos resultados causaron asombro en aquellas épocas aun no lejanas. Gran parte de este éxito se debe a la persona de Rufino Blanco, quien centró en sí la mayor actividad y encauzamiento de aquella inolvidable Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, que nada tenía que envidiar a sus similares del extranjero.


También fue colaborador asiduo de ABC en donde unas veces con su firma, otras con el pseudónimo de "Un Crítico de la Alcarria", deleitaba con su ágil pluma, de estilo claro, a quienes tuvieron la suerte de leer sus artículos. Conoció todos los Centros docentes españoles y los más importantes del extranjero; conoció también lo tradicional, lo castizo y lo exótico, tomando lo que mejor convenía a nuestra idiosincrasia y no se oponía a nuestro catolicismo.


A pesar de su extremada delgadez disfrutaba de envidiable salud, atribuyéndolo a su régimen vegetariano, no habiendo estado nunca enfermo. Incansable para el trabajo como profesor, autor y publicista, siempre cumplió con sus deberes de profesor y de caballero católico.





En sus múltiples viajes conoció el movimiento pedagógico moderno, preconizado por Claparéde, Binet, Kerschensteiner, Dewey, Cardenal Mercier y tantos otros con los que mantenía relaciones profesionales. Ello le llevó a escribir obras de fama universal como su "Bibliografía pedagógica"; "Bibliografía Pedagógica del siglo XX", "Bibliografía general de Educación Física", "Teoría de la Educación", "Teoría de la enseñanza", "Organización escolar", "Apuntes sobre Biología pedogógica" y
"Paidología y Pidotecnia", además de muchas monografías, destacándose las que escribió sobre Platón, Pestalozzi, La Salle, Quintana y otros. En 1927 era catedrático de la Escuela Superior de Magisterio, de Madrid, y por entonces dio una conferencia sobre “Menéndez Pelayo, bibliógrafo y erudito”.


Estaba en posesión de condecoraciones, ocupó cargos relevantes en Instituciones culturales y políticas. Así llegó el año 1936. En el mes de Abril ocupó la vacante del gran político español don José Sánchez Guerra, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas; versando su discurso de entrada sobre "Fundamentos de Educación moral y de educación cívica". Pocos meses después, a los 75 años, fue asesinado este hombre clarividente, rector y formador del nuevo Magisterio Nacional.



Concretamente fue asesinado el 3 de octubre de 1936 por milicianos anarquistas de la CNT en Madrid, que se lo llevaron de su domicilio junto a su hijo, el periodista de ABC Julián Blanco Pérez del Camino. A ambos los llevaron a una cheka (un centro de detención y torturas), y al día siguiente sus cadáveres aparecieron en una cuneta en la carretera de Burgos. ¿Cuál fue la acusación?, pues, según consta, fueron acusados de que "solo escribían para las escuelas cristianas y no para las laicas"…Todo esto, claro, según juicio sumarísimo que duró apenas cinco minutos, sin el derecho de defensa, ni de última palabra o voluntad.

En total, este hombre, este sabio, este Maestro de maestros, escribió 57 obras, 40 de ellas didácticas, y todo esto, sin contabilizar los múltiples artículos, ponencias, conferencias, y cursos que redactó, muchas de las cuales han sido reeditadas varias veces, la mayor parte de ellas corregidas y aumentadas, al punto que buena parte de estas reediciones suponen más bien una nueva obra. Rufino Blanco es, sin duda, el introductor de la bibliografía pedagógica en España.

Varias poblaciones españolas tienen colegios que llevan el nombre de Rufino Blanco en su memoria, pero la desmemoria de nuevo, influye en su trabajo principal, que es olvidar, y seguir aleccionando con la falacia y el adoctrinamiento.





Al alto dictamen de la Historia debemos referirnos para decidir si murió como un mártir de la cultura, a la que hasta el último instante de su vida, dio cara y nombre, junto a su hijo. En el designio del combate entre el salvajismo más cruel, y el humanismo, Rufino Blanco se posicionó en la trinchera, al lado de este último, pero desgraciadamente, como ocurre siempre en la historia de la Humanidad, se erigen mausoleos extraordinarios,  monumento en piedra a figuras de la política que lo único que han merecido, es el aplauso del odio, el adoctrinamiento ideológico, y en muchos casos, el color de la muerte y la guerra, pero la mejor escultura que podemos dedicar a un hombre como Rufino Blanco Sánchez, es la que se esculpe en el recuerdo de nuestros corazones, y a él, y a otros como él, dedicamos un espacio en la remembranza, como también lo hacemos a todos aquellos que hoy, señalamos con el dedo acusador por erigirse como los herederos de aquel Frente Popular de la muerte, y el absurdo.

 Don Rufino Blanco, es, sin duda alguna, una de esas muchas estrellas que, olvidadas en el sinsabor y la miseria de los oscuros rincones de mentes depravadas, afortunadamente, alumbran los cielos de la antigua gloria de de la nación que tuvo la suerte de verlos nacer, y la desgracia de verlos morir, en el más sanguinario y repudiado acto de los delitos, un crimen, hasta hoy, sin castigo.



Aingeru Daóiz Velarde.-

 




miércoles, 25 de agosto de 2021

JOAQUIN AMIGO AGUADO, LUIS ROSALES Y LA HISTORIA DE UN IMPERTINENTE SILENCIO A LA SOMBRA DE LORCA.

JOAQUIN AMIGO AGUADO, LUIS ROSALES Y LA HISTORIA DE UN IMPERTINENTE SILENCIO A LA SOMBRA DE LORCA.

Escritor y catedrático de Literatura de la Generación del 27. Fue miembro de la tertulia de El Rinconcillo y uno de los redactores de la revista gallo dirigida por García Lorca. Era miembro de la Adoración Nocturna y devoto de la Virgen de Lourdes. Fue amigo de Federico (que le dedica el poema Dos marinos en la orilla, de Canciones) y de otros poetas que alternaban en la Granada de los años veinte, como Luis Rosales (a través de Amigo fue como Rosales conocería a Lorca) o Enrique Gómez Arboleya. Católico y de ideología conservadora, Joaquín Amigo fue, sin embargo, discípulo y coetáneo de las vanguardias y de Ortega y Gasset. Tras la sublevación militar, es arrestado el veinticuatro de agosto de 1936 en Ronda, donde estaba destinado como catedrático de instituto. La madrugada del 27 de agosto de aquel año, tan sólo una semana después de la muerte de su amigo García Lorca, fue arrojado al Tajo del pueblo malagueño por los partidarios del Frente Popular.



Recordar que Federico García Lorca estuvo escondido en la casa de Luis Rosales, por cierto, falangista y amigo del poeta, durante seis días y la noche que pensaban ayudarle a escapar a la zona republicana por el frente de Motril, la casa donde se escondía fue asaltada por personas leales al gobierno civil de Granada, y por cierto, por aquel entonces, Francisco Franco no había sido elegido aun generalísimo del ejército de los sublevados. No quisiera olvidar a Rosales, y aprovecho estas líneas para rendirle un pequeño homenaje. Cuando el 16 de agosto detienen a Federico en casa de los Rosales, fue el hermano mayor de Luis quien le acompañó al Gobierno civil para evitar que sufriera algún tipo de represión. Luis Rosales protestó por escrito al teniente coronel Velasco de la detención del poeta. Hizo cuanto pudo por su liberación. Hasta llegó a conseguir una orden de libertad firmada por el gobernador militar de Granada que cuando fue presentada ante Valdés no sirvió para nada, pues este último le mintió sobre el paradero de Federico informándole que ya había sido trasladado a Viznar.

A los hermanos Rosales se les abrió una investigación sobre por su “desleal” conducta , y la vida de Luis llegó a correr serio peligro, como manifestó en octubre de 1936 el presidente de la Federación Universitaria Escolar (FUE) de Granada a varios diarios madrileños. Al final el asunto se cerró con una cuantiosa multa y la entrega de un anillo de oro para la suscripción popular del avión Granada.

El compromiso de Luis Rosales en la defensa de su amigo Federico García Lorca fue total. Poco tiempo después de su muerte escribió un excepcional poema: «La voz de los muertos», un poema que habían ideado juntos poco antes del asesinato del poeta: “Federico estaba decidido a que realizáramos entre los dos una composición a los muertos, a los muertos en los dos bandos. Él quería que fuese una cantata, o una especie de romance para poderlo cantar. Algo que no fuese una elegía. Y él se reservó la parte musical, para que yo compusiera la letra. La música no la tenía escrita, pero sí pensada, y a mí me la interpretó varias veces en el piano de mi tía. Yo no había escrito la letra. Posteriormente, a la muerte de Federico, yo hice mi poema como una elegía a los muertos (…) que nació influido por aquellas conversaciones tan repetidas que tuvimos. Mas al morir mi amigo, la poesía tomó el rumbo de la elegía”.

Al morir su amigo, el dolor le invadió y también se derrumbó su mundo. Luis Rosales, “el falangista” fue durante muchos años el traidor que entregó a Federico a las garras de sus asesinos. El optó por el silencio y confió que algún día la verdad se impondría sobre la infamia.





La muerte de Federico es otra de las grande mentiras, puesto que fueron los primos del poeta granadino, de la familia Roldán, instigaron su asesinato y que en él, además de motivos políticos, influyeron viejas rencillas familiares y la homofobia, ya que se sostiene que desde el siglo XIX la familia García Rodríguez (la del padre del poeta) y las familias Roldán y Alba mantenían rencillas familiares, incluidas discusiones por repartos de tierras compradas a medias, a las que se sumaron sus distintas tendencias y ambiciones políticas ya que los Lorca eran republicanos y los Roldán de Acción Popular. Unas circunstancias que culminaron cuando García Lorca publicó en 1936 La casa de Bernarda Alba , una obra escrita con mala baba, como se solía decir, en la que el poeta fotografía a su manera a estas familias con las que la suya mantenía enemistades como una venganza personal por muchos años de pleitos, y que la edición de esta emblemática obra tiene mucho que ver con su muerte, por lo que se podría decir que a Lorca, lo mataron sus primos, de hecho, el marido de una prima lejana del padre de García Lorca fue uno de los autores materiales.






Retomando de nuevo la biografía de Joaquín amigo, decir con tristeza que es casi desconocida, y casi se limita a su propio nombre, su nacimiento, sin fecha, y la fecha de su muerte, poco más. Todo esto, sugiere un mundo de dudas, preguntas sin responder, incógnitas silenciadas, corredores oscuros de puertas cerradas, y un frío e impertinente silencio. Escritor y profesor, amigo de Luis Rosales, del que ya hemos hablado, y, como hemos visto también, del propio Lorca, cuyo fatal destino unió sus muertes, y las dos, con el mismo final, la cruda y cruel venganza.

Joaquín Amigo, discípulo y coetáneo de las vanguardias y de Ortega y Gasset, fue arrestado el veinticuatro de agosto de 1936 en Ronda, donde estaba destinado como catedrático de instituto. Lo detuvieron en la noche del 24 de agosto en su propia casa. Estaba rezando de rodillas cuando llegaron a por él. Se marchó sereno y tranquilo hacia el martirio. Estuvo preso dos noches y dos días en la cárcel de Ronda. Condenado a muerte, él sabía quién era el responsable y pudo señalar al denunciador pero no lo hizo porque como dijo su mujer, Joaquín era un verdadero cristiano. La madrugada del 27 de agosto de aquel año, tan sólo una semana después de la muerte de su amigo García Lorca, sus asesinos le despeñaron por el desfiladero del Tajo de Ronda (Málaga), el resto, como se suele decir, es de sobra conocido.





El epitafio de su vida, sea quizás un soneto desconocido, una prosa mal escrita, una historia sin terminar, porque precisamente acabó en el fondo de un barranco, de la manera más cruel, viendo a la muerte venir de lejos, y oliendo el nefasto y pútrido olor del odio sin sentido, o lo que es peor, el más vil de los trances de la memoria de la historia, el propio olvido. Valga entonces aquí el homenaje del que suscribe, a la memoria de don Joaquín Amigo Aguado.

Aingeru Daóiz Velarde.-




martes, 24 de agosto de 2021

SALVADOR VICENTE ALARCÓN HORCAS. LA IMPUNIDAD DEL SILENCIO.

SALVADOR VICENTE ALARCÓN HORCAS. LA IMPUNIDAD DEL SILENCIO.

Salvador Vicente Alarcón Horcas: nacido en Baena (Córdoba) el 5 de abril de 1884. Escritor y magistrado del Tribunal Supremo, era católico y permaneció fiel al Gobierno republicano tras el levantamiento de 1936.

Fue catedrático en la Universidad de Sevilla y miembro del Ateneo de Sevilla.

Especializado en el área del derecho laboral, en 1923 asistió al jurista regeneracionista Antonio Rodríguez Martín en la redacción del libro Accidentes del trabajo. Al año siguiente publicó la monografía Protección jurídica del niño pobre en el nuevo derecho internacional. En 1927 daría a imprenta el primer tomo de sus aclamados comentarios al Código del Trabajo, obra que terminaría de volverse accesible al público en 1929 con la publicación de su segundo y último tomo. Ese texto lo convirtió en la máxima autoridad en materia de derecho laboral de la España de la época y en una referencia obligatoria para todo aquel que quisiese abordar el tema.

En 1928 se instaló en Madrid, donde pasó a ser Juez de Primera Instancia e Instrucción del Distrito de la Latina. En febrero de 1934 ascendería finalmente a la magistratura del Tribunal Supremo de Justicia de España.






Alarcón Horcas era un hombre de profundas convicciones católicas, que tenía muy presente que la cuestión obrera en España podía abordarse desde la mirada de la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias a ello el gobierno de Miguel Primo de Rivera lo tuvo en alta estima y le confirió la responsabilidad de organizar el Juzgado de Instrucción Especial Anticomunista, el cual persiguió a famosos comunistas como José Bullejos, Vicente Arroyo Pérez y Jesús Hernández Tomás por conspiradores.

Emilio Mola, a la sazón Director General de Seguridad, preocupado por lo poco que se había hecho para neutralizar la avanzada de los comunistas en territorio español, convocó a Alarcón Horcas para que intensificase la represión estatal contra los subversivos que respondían al Komintern, fundada en marzo de 1919, por iniciativa de Lenin y el Partido Comunista de Rusia, que agrupaba a los Partidos Comunistas de los distintos países, y cuyo objetivo era, supuestamente, luchar por la superación del capitalismo, el establecimiento de la Dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la completa abolición de las clases y la realización del socialismo, como primer paso a la sociedad comunista como fijaba en sus primeros estatutos. Por lo visto, la historia lo ha confirmado, fracasó estrepitosamente en todo, excepto en los millones de muertos masacrados, como por ejemplo:

Más de un millón de personas asesinadas por motivos políticos o religiosos.

Entre 300.000 y 500.000 cosacos asesinados.

Cientos de miles de trabajadores y campesinos asesinados por hacer huelgas.

240.000 muertos en la represión de la rebelión de Tambov.

Más de 50.000 prisioneros de guerra blancos ejecutados.

Entre 3,9 millones y 7,75 millones de muertos por hambrunas entre rusos, kazajos y tártaros.





Así fue que a principios de 1931 el jurista viajó a Suiza para participar de un congreso de la Entente Internacional contra la Tercera Internacional, llevando consigo un amplio informe sobre la penetración soviética redactado por el policía Mauricio Carlavilla. A su regreso a España, se especuló con que Alarcón Horcas remplazaría a Mola en su puesto, pero la proclamación de la Segunda República alteró los planes. El plan de la Tercera Internacional, era promover dictaduras comunistas en toda Europa, ese era el plan de Lenin, pero, para desmitificar a Lenin hay primero que romper otros mitos. El más básico es que cuando estalló la Revolución bolchevique el 7 de noviembre de 1917, los comunistas no derrocaron al Zar, que por cierto ya no reinaba, sino que abortaron la incipiente democracia en Rusia, aprovechando la crisis surgida entre conservadores y socialistas. Tras el asalto violento al poder por parte de los comunistas, estalló una guerra civil que duró cinco años, y en la que -ya desde el poder- se enfrentaron los bolcheviques -que resultaron vencedores- contra todos sus rivales. Era el comienzo de una sanguinaria dictadura que duraría más de 70 años, hasta la desaparición de la URSS en 1991.

Alarcón Horcas, tentado en más de una ocasión por monárquicos y republicanos para que saltase a la arena política, el jurista optó por no hacerlo, convencido de que podía hacer más por su patria desde su puesto en los juzgados.

En 1932, queriendo iniciar una ola de violencia anticlerical como la de 1931, un par de jóvenes incendiaron la Iglesia de San Julián, asiento de la Hermandad de Hiniesta, una cofradía católica a la que Alarcón Horcas pertenecía. El barbárico hecho conmovió al jurista, que donó dinero para la reconstrucción del templo.



En 1934 recayó sobre Alarcón Horcas la responsabilidad de investigar el secuestro de arsenales clandestinos hallados en Asturias, Andalucía y las Vascongadas. Su pesquisa lo llevó hasta tener que tomar declaración a Manuel Azaña y a Santiago Casares Quiroga, los líderes del partido Izquierda Republicana. La instrucción del sumario, aunque hecha de manera impecable, no contentó a los políticos republicanos, pues unos querían que el juez presionase a Azaña y Casares Quiroga, y los otros querían que la acusación sobre ambos dirigentes fuese anulada. Finalmente el Congreso de los Diputados votó para que no se expulsase del cuerpo a los políticos investigados por Alarcón Horcas, y la causa del contrabando de armas destinadas a equipar a la masa obrera terminó sin resolución...Éste, fue el segundo golpe de estado contra la propia República. Promovido por la revolución de Asturias desencadenada en la noche del 4 al 5 de octubre de 1934 por la izquierda comunista y por el PSOE, dominado por Largo Caballero, secretario general de la U.G.T., que desempeñaba en el momento de la Revolución el cargo de presidente del PSOE. Así, de esta manera, concluyó la intervención política y la manipulación del poder judicial.






Salvador de Madariaga, intelectual republicano, antifranquista por supuesto, exiliado en Suiza, ha escrito que la Revolución de Octubre fue imperdonable, y que el argumento de que Gil Robles intentaba destruir la Constitución para instaurar el fascismo era a la vez hipócrita y falso, como pude comprobar en una larga conversación, que tengo grabada, mantenida con el líder de la CEDA en Madrid en el año 1973. La revolución de Asturias fue un error del PSOE, como reconoció Indalecio Prieto en las palabras que le honran, pronunciadas en el Círculo Cultural Pablo Iglesias, de México, el 1º de mayo de 1942: "Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario". Los combates se saldaron con 1.361 civiles muertos, 100 guardias civiles, 51 guardias de asalto, 16 carabineros, 19 miembros de otras fuerzas de seguridad y 98 militares muertos. Causó casi 3.000 heridos, además de más de 30.000 detenidos. La Legión permaneció en Asturias de guarnición hasta marzo de 1936 cuando el nuevo gobierno del Frente Popular decidió devolverlos a Marruecos.

Al producirse el pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936, Alarcón Horcas permaneció fiel a la República. Sin embargo José Antonio Primo de Rivera, durante una intervención en las Cortes en marzo de 1935, había vaticinado que, cuando tuviesen la oportunidad, los hombres de Azaña se vengarían del jurista. Fue el mismo Frente Popular Comunista, el que adoptó las medidas para amedrentar al magistrado.





El periódico marxista Claridad recordó a principios de agosto de 1936 que Alarcón Horcas había intentado procesar a Azaña. Poco después un grupo de chequistas, vinculados al Frente Popular, secuestró al jurista y lo ejecutó en el parque madrileño Casa de Campo. Cuando Azaña se enteró del hecho, aparentemente se habría indignado, temeroso de que lo acusen de ser el autor intelectual del homicidio de un hombre que no se había unido a los sublevados. De todos modos la pobre investigación judicial para encontrar a los homicidas nunca arrojó resultados y el crimen terminó quedando impune. Se incoa la causa con motivo de la desaparición de Salvador Alarcón Horcas, magistrado del Tribunal Supremo, cuando en el registro domiciliario de Enrique Puertos Fernández por parte de unos milicianos y dos guardias de asalto fueron detenidos los dos, apareciendo más tarde el cadáver de Salvador Alarcón Horcas en el Depósito Judicial. Se produce el sobreseimiento provisional de la causa conforme al nº 2 del artículo 641 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Alarcón Horcas fue uno de los dos miembros del Tribunal Supremo de Justicia de la II República de España que cayeron asesinados durante la Guerra Civil.

Entre sus obras destacan:

Accidentes del trabajo (junto a A. Rodríguez Martín). Madrid: Reus, 1923.

Protección jurídica del niño pobre en el nuevo derecho internacional. Sevilla: Imprenta Eulogios Las Heras, 1924.

Código del Trabajo. Comentarios, jurisprudencia y formularios (dos tomos). Madrid: Reus, 1927-1929.



BIBLIOGRAFÍA

ABC (Madrid) - 18/01/1935

“El incendio de la iglesia parroquial de San Julián”, en: El Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 578, de abril de 2007.

CANCIO FERNÁNDEZ, R.C. (2006): "El Tribunal Supremo durante la Guerra Civil (1936-1939): vicisitudes y duplicaciones", en Congreso La Guerra Civil Española 1936 - 1939. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.

Rollo nº 1049/1936 del Tribunal Popular Especial de Madrid del sumario 257/1936 incoado por el Juzgado de Instrucción nº 11 de Madrid por desaparición y muerte de Salvador Alarcón Horcas.

 

 

 

martes, 17 de agosto de 2021

LA EDAD DE LA INOCENCIA

 LA EDAD DE LA INOCENCIA

La edad de la inocencia, el amor cautivo de sí mismo, ese que ayer conocimos tras la distancia de una mirada escondida en la lejanía, hoy,  convertido en el reflejo de un recuerdo, en un sueño dormido que a veces despierta cuando el sabor de la vida se hace amargo, o demasiado difuso y oscuro el tiempo de la soledad.

La edad de la inocencia, un susurro vestido de largo tras los rosales del jardín de la ingenuidad, la promesa de un regalo mágico al atardecer del mañana, la ausencia de aquellos viernes con el anhelo impaciente de que llegara pronto un nuevo lunes para volverte a ver, la edad de la inocencia, aquella que aceleraba de pronto el ritmo infantil del corazón, momentos antes de que pronunciaras mi nombre,  tras el muro en el que tantas veces lloré la amargura de tu despedida.

Aquel clandestino encuentro de un crepúsculo cualquiera, horadó para siempre el frágil músculo de mi corazón, para anillarlo y sujetarlo de cadenas eternamente, en loor de tu memoria, mi primer amor.

La evocación de los tirabuzones de tu pelo negro de media melena, que con descaro rozaban tus hombros, y apuñalaban a traición mi timidez, todavía hoy me hacen perder el sentido, y me quedo un rato, como aquel entonces, ensimismado, escuchando la música de tu voz.

La edad de la inocencia, aquel lazo que con fabulosa gracia lucías a veces azul, a veces rojo, a veces…a veces. Cuantas veces he rememorado aquel último y primer beso de nuestra despedida, un simple roce, un turbado sofoco de rubor, de sonrojo, apagó nuestras miradas, y luego, las avivó de nuevo para siempre en el brillo oscuro y amplio de tus ojos negros, efecto y condena de mi perdición.   



Una promesa, un medroso roce de nuestras manos, un para siempre, aquel pajarillo que te regalé, aquella rosa que con una caricia me ofrendaste, y que todavía guardo disecada en el libro de cuentos que tantas veces juntos, pudimos vivir, soñar, y leer.

La edad de la inocencia, aquella luna, que caprichosa empujaba a la tarde para vestirla de anochecer, separaba nuestro mundo, pero unía nuestras fantasías e ilusiones que nos llevaban a añorar pronto la nueva salida del sol del amanecer.

Quien volviera a verte, inocencia, quien a sentirte de nuevo, a vivirte, a respirar tu limpieza, el aroma de la ingenuidad, el candor de la  tibieza, la pureza del primer sentimiento que justifica y da la razón al deseo de volver a sentir el calor y el color de aquella primavera otra vez.

La edad de la inocencia, hoy, la retengo en mi memoria como un tesoro más que valioso,  inestimable, único, casi más que precioso, tanto como desprecio tu ausencia, y este ingrato mundo al que no pertenezco, y me ha tocado vivir.

La edad de la inocencia, el susurro apagado de un te quiero en la despedida, una mano levantada al viento y un adiós, como un te espero en la eternidad, que reza la losa que guarda mi angustia, y el pesar de que me falta el valor para arrancarme la vida, y volverte de nuevo a encontrar.

 

Aingeru Daóiz Velarde.-