LA HISTORIA DE UNA EMBAJADA RESCATADA DE LA
MEMORIA
La Embajada de España cerca de la Santa Sede tiene el
doble honor de ser la Misión Diplomática más antigua de cuantas existen en el
mundo y de mantener su residencia a través de los siglos en el mismo edificio.
Hasta el siglo XV los Embajadores desempeñaban misiones temporales específicas
como negociar acuerdos comerciales, tratados de paz, o fijar las estipulaciones
de matrimonios entre príncipes. Es la República de Venecia el primer Estado que
designa un Embajador permanente, precisamente aquí en Roma por la importancia
espiritual y temporal del Papado. El Rey Católico Fernando de Aragón, por su
condición de Rey de Nápoles y al ser Venecia su gran rival, establece también
una Embajada permanente y designa para el cargo en 1482 al Caballero de la
Orden de Santiago Don Gonzalo de Beteta, cuyos restos reposan en la Iglesia
Nacional de los Españoles de Santiago y Montserrat.
Beteta inició la prestigiosa nómina de 151 Embajadores,
del mundo de la diplomacia, la milicia, la nobleza, la política e incluso la
Iglesia, que durante más de quinientos años han representado y defendido los
intereses de nuestra patria en una misión diplomática marcada por su
singularidad e importancia.
Tenemos que dirigirnos a documentos del siglo
XV, para ver como se denominaba dicha Embajada, y concretamente en uno de esos
documentos, de los cuales hay varios, me referiré al de 18 de septiembre de1484, que se refieren a la
valoración que hicieran los Reyes Católicos ante la duda de a quién dejar en
depósito los papeles de Beteta ordenando tomar ciertas medidas, ya no sólo
referentes a este asunto concreto, sino que afectaban también a la propia
institución de la Nación Española en Roma" de la Embajada.
"El
Rey e la Reyna. Reverendo Padre Alfonso de Paradinas, obispo de Ciudad Rodrigo
e demás diputados de la Nación Española en Roma. Ha llegado aquí Blas del Pino,
Camarero e Secretario del honrrado cavallero e nuestro embaxador Don Gonzalo de
Veteta, que santa gloria haya, e nos ha entregado vuestra atenta e cumplida
carta de 29 de marzo de este año, con la qual nos participades la muerte de
dicho Don Gonzalo, que decides siguió el día 27, dos días antes del despacho,
refiriendo lo que havía declarado en su testamento acerca de los papeles
pertenecientes a nuestro real servicio, decides que sin embargo, que dicho Don
Gonzalo havía dispuesto en su testamento acerca de los papeles pertenecientes a
nuestro servicio, decides que sin embargo que havía declarado que los
testamentarios cuydasen de entregarlos a quien fuere nos servidos mandar, e que
siendo vos. Reverendo Padre, uno de ellos, e haviendo considerado no haver en
Roma persona que goze el character de nuestro criado, en quien poderlos fiar,
con prudente reflexión, e para el mexor resguardo de ellos, dudaste cómo lo
havíades de executar e facer, e por ende tubistes por conbeniente de juntar
como juntástedes tres principales sugetos de la Nación..." Fol. 37rv.
Este
es solamente un ejemplo, aunque hay más pero alargaría mucho el post donde
claramente, a la Embajada se le denomina: “Embajada de la Nación Española en
Roma”, simplificándolo numerosas veces con el nombre de “Nación” solamente;
recuerdo que estamos hablando de 1480-84.
"Y
assi se tomó por expediente por Monseñor Paradinas el juntar tres o quatro de
los principales de la Nación para discurrir sobre la materia, y resolvieron que
tres de los principales sugetos de la Nación fuesen con Notario a la casa de Don
Gonzalo, difunto, y recogiendo todos los papeles, se pusiessen en un saco, y
ligassen....., Ibid., fol. 36r.
…...........
jamás de esta prerogativa e distinción, e que en juntas e funciones presidades
e presidan a qualesquiera personas, estando inmediatamente al hombro izquierdo
de nuestro embaxador e cardenales e otros perlados e eclesiásticos de la
Nación". Fols. 40rv.
….........
para los casos graves, también nuestros embaxadores hayan de combocar a los
diputados de la Nación referida, como los que representan el cuerpo entero de
ellas …...,Fols. 42rv.
E
en todas las consultas graves que os hicieren e para las quales os llamaren e
representaredes al dicho embaxador e subcesores las necesidades de la Nación,
los agravios que padeciere e la prevención del remedio, para lo qual teneredes
irremisiblemente un día de cada semana entero para las audiencias de nuestra
Nación e para oyr la necesidades de ella …..., Fol. 46rv.
Aparte
de en castellano antiguo, también los hay en francés:
Gonzalo
de Beteta est considéré comme un des premiers ambassadeurs permanents de
l'histoire d'Espagne et le premier ayant assumé cette charge auprès du
Saint-Siège. Son décès, survenu au cours de l'accomplissement de sa mission en
1484, donna lieu à l'intervention de la "Nación Española de Roma",
chargée de la sauvegarde des intérêts royaux à Rome jusqu'à la arrivée du novel
ambassadeur. Ces faits seraient manipulés historiquement et documentairement
des siècles plus tard, en plein XVIIF siècle, au cours des revendications de
prérogatives royales sur les églises nationales espagnoles à Rome. En
s'appuyant sur un manuscrit de la Bibliothèque Menéndez y Pelayo de Santander,
cet article tente d'aborder la
Parece
ser que aunque ahora hay escépticos que lo discuten o niegan, en el siglo XV
con los Reyes Católicos, se denominaba Nación Española, al menos eso dicen los
documentos…sirvan estos como simples ejemplos.
HISTORIA
DE LA EMBAJADA
En
sus años iniciales (1480), los Embajadores se albergaban en palacios alquilados
a cardenales o nobles romanos (Orsini, Altemps, Aldobrandini, Doria Pamphili,
Urbino, De Cuppisy), hasta que en 1647, el nuevo embajador del Rey Felipe IV,
Íñigo Vélez de Guevara, Conde de Oñate, adquiere por 22.000 escudos romanos el
Palacio Monaldeschi, el cual había sido sede de la Embajada desde 1622, hoy conocido
como Palacio de España.
La
compra tuvo sus embrollos, los propietarios del Palacio, una vieja familia
noble romana, la familia de los Monaldeschi, lo sacó a subasta pública, a
través de un agente italiano, Bernardino Barber, el conde de Oñate, hizo una
oferta por el palacio, pidiendo permiso de compra a la Congregación de Barones
del estado pontificio, que tenía la potestad para aprobar la venta de palacios
importantes. Posteriormente, se compraron otras cuatro casas junto al palacio
para ampliar el edificio, en 1654 el rey Felipe IV envió 19.000 ducados para su
mantenimiento y reparación.
El
Palacio Monaldeschi, es un palacio barroco que alberga la sede de la Embajada
de España ante la Santa Sede desde 1622. No alberga, por contra, la Embajada de
España ante Italia, ya que esta se encuentra en la primera planta del Palacio
Borghese de Roma.
La Embajada interviene en la elaboración por parte del
Papa español Alejandro VI Borja de la Bula «Intercaetera», que da lugar al
Tratado de Tordesillas y reparte el Nuevo Mundo entre los reinos de España y de
Portugal. Después del «Saco de Roma» los Embajadores consiguen la
reconciliación con el Papado, organizan la importante visita de Carlos V a Roma
y logran el apoyo de los Estados Pontificios a las guerras de religión del
Emperador. En la Embajada se negocia la llamada «Liga contra el Turco», la
alianza entre España, los Estados Pontificios y Venecia, que permitiría
derrotar en Lepanto a la flota otomana, librando a Europa de la amenaza turca.
Hay también capítulos desconocidos como el ofrecimiento
que el Rey Alfonso XIII hace en mayo de 1915 al Papa Benedicto XV del
Monasterio de El Escorial como residencia con extraterritorialidad para evitar
los riesgos de la Primera Guerra Mundial y garantizar la libertad de su sagrado
ministerio.
Los Embajadores se albergaban en palacios alquilados a
cardenales o nobles romanos hasta que en 1647 el Conde de Oñate, Embajador del
Rey Felipe IV, adquiere el actual edificio, cuya rehabilitación encarga al gran
arquitecto Borromini quien fuera el rival de Bernini, y quien construye la maravillosa
escalera de honor, una de las más armónicas de la ciudad. El Palacio de España
custodia importantes obras de arte como las dos esculturas de Bernini, «El alma
condenada» y «El alma beata», la magnífica colección de tapices o los cuadros
de Madrazo, Vicente López, Wieldens, Mario de'Fiori, Mengs, Nattier, Palmaroli,
etc.
Durante cuatro años fue residencia del pintor Velázquez,
venido a Roma para adquirir obras de arte para la colección real. Aquí pintó
«La fragua de Vulcano» y «La túnica de José», tomando como modelos al personal
de la Embajada. Por encargo real, los Embajadores adquirieron más de dos mil
pinturas de los clásicos italianos, que pasaron al Museo del Prado.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII el palacio
fue el centro de un mundo fastuoso, siendo escenario de los acontecimientos más
brillantes de su tiempo en la ciudad de Roma, su pequeño teatro de madera fue
un 20 de noviembre de 1782, escenario del estreno de Antígona de Vittorio
Alfieri; durante cuatro años fue residencia del pintor Velázquez, venido a Roma
para adquirir obras de arte para la colección real. Aquí pintó “La fragua de
Vulcano” y “La túnica de José”.
La embajada alberga una colección de tapices
gobelinos del siglo XVII, tapices de lana y seda del siglo XVIII originarios
del Palacio Real de Madrid; cuadros del Museo del Prado de autores como
Federico Madrazo, Vicente López, Nattier, Mengs, Mario di Fiori; numerosas
esculturas donde destacan dos bustos de Gianlorenzo Bernini de 1619, "El
alma beata" y "El alma condenada"...en la imagen, el Alma Beata.
El
8 de septiembre de 1857, el papa Pío IX inauguró la columna de la Inmaculada
Concepción que preside la Plaza de España, plaza que lleva ese nombre en honor
a la Embajada y en recuerdo de la definición del dogma de la Inmaculada del que
España fue tenaz defensora durante siglos.
La
Embajada esta, cerca de la Santa Sede, y
no ante la Santa Sede, como equivocadamente se la denomina. El diccionario de
la Real Academia Española define la segunda acepción del término «cerca»
diciendo que en lenguaje diplomático designa la «residencia de un ministro en
determinada corte extranjera, y cita como ejemplo el del «Embajador cerca de la
Santa Sede». Además el adverbio «cerca» recoge el antiguo privilegio de
cercanía al Pontífice que tenía el Embajador del Rey católico de España frente
al Embajador del Rey cristiano de Francia, eternos rivales durante esos siglos;
el Embajador de España, estaba más cerca de la Santa Sede que el francés, ahora
no tendría mucha importancia pero por aquel entonces, era toda una victoria
para España.
EL ESCUDO DEL VESTÍBULO
En cuanto a lo referente al escudo de su
vestíbulo, aclararemos lo siguiente…
Como
hemos mencionado, el Palacio Monaldeschi donde se encuentra la Embajada, fue
adquirido en 1647 aunque fue sede desde 1622.
La
primera inversión que se hizo de mantenimiento y restauración, fue realizada en
1654, Francesco Borromini, arquitecto suizo-italiano, considerado uno de los
máximos exponentes del barroco romano diseñó la ampliación del palacio y trazó
la escalera principal de la embajada y el vestíbulo donde se encuentra el
escudo en honor a los fundadores de la Embajada “los Reyes Católicos”, obra que
continuo el arquitecto Antonio el Grande.
Entre
1827 y 1834 se introdujeron decoraciones de estilo neoclásico y pompeyano y
desapareció del salón de baile y el pequeño teatro de madera.
Cualquiera
que sepa un poquito de historia y sea mínimo observador, en un simple vistazo,
diferenciara el escudo Católico frente al franquista; ya no digo que sepa
distinguir la diferencia en sus alas, pico y en la posición de la cabeza del
Aguila de San Juan, aunque es ya evidente; tampoco me atrevería a pedir, que se
fijara en las columnas de Hércules que acompañan al escudo franquista y que eso
lleva a que el escudo heráldico de los Católicos, sea de un tamaño más grande; sería
mucho pedir, que lo pudieran diferenciar por la diferencia gráfica del yugo de
Fernando y las flechas de Isabel; pero es totalmente imperdonable no darse
cuenta la diferencia en la heráldica del segundo y tercer cuadrante que
corresponde a Aragón y Dos Sicilias en los Reyes Católicos, y a Aragón y
Navarra en el franquista.
Diferencia
que hasta los inventores y nuevos fanáticos de la mal llamada Memoria Histórica,
ciegos por un rencor sin sentido siguen sin diferenciar, persiguiendo y
eliminando escudos anteriores al nacimiento de Franco; pero es que en el siglo XVII, fecha de construcción del
escudo en la Embajada Española ante la Santa Sede, Franco todavía no había
nacido, como tampoco lo había hecho la persecución sin sentido de símbolos
históricos como el Águila de San Juan y los restantes símbolos del escudo.
SU ACTUALIDAD Y ALGUNAS CURIOSIDADES
Como los palacios más exclusivos de Roma, la Embajada
tiene fantasma propio, el llamado «Fray Piccolo», un antiguo capellán que
siglos atrás fue muerto a espada por el Embajador castigando sus requiebros
amorosos a la Embajadora. También el aventurero Casanova trabajó en la Embajada
durante varios años como traductor de francés, hasta que tuvo que abandonarla
abruptamente por un lío de faldas con la hija de un comerciante, pero de todo
esto, hablaremos en otro post…En la imagen siguiente, busto del “Alma condenada”,
de Bernini.
Entre los salones del Palacio destaca el precioso oratorio
construido por Paradisi y adornado con pinturas de Constanzi y Bianchi. Bajo el
altar se encuentra el cuerpo incorrupto de un joven mártir, San Letancio,
miembro del grupo de mártires de Cartago cuya devoción impulsó San Agustín.
El «Privilegio del baldaquino» que preside el «Salón de
los Palafreneros», rememora la presencia de un Papa el 8 de septiembre de 1857
cuando Pío IX bendijo desde el balcón de la Embajada la columna de la
Inmaculada que preside la Plaza de España, a la que los Pontífices acuden cada
8 de diciembre, siendo recibidos por el Embajador.
Cabe destacar, sin duda, la restauración de las fachadas, gracias al
mecenazgo de Don Amancio Ortega, propietario de Inditex, cuya generosidad ha
permitido acometer una rehabilitación urgente por el estado de deterioro del
edificio, y que necesariamente debe ser ahora continuada por el Estado para
recuperar esta joya y evitar el riesgo real de su ruina.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la Embajada fue el
centro de la vida social, política y cultural de Roma, compitiendo en prestigio
con la corte del Papa. En su condición de Palacio real, cuenta con dos cámaras
permanentemente preparadas para la estancia de Sus Majestades, y entre las
salas de recepción hay un espectacular Salón del Trono, construido en tiempos
de Carlos IV.
La Embajada lo es también ante la Soberana Orden de Malta
y el Embajador de España desempeña el cargo de Gobernador de las «Obras Pías de
los Establecimientos Españoles en Italia», una institución vinculada a la
Iglesia que administra en Roma y Palermo los bienes fruto de donaciones de
españoles para construir albergues, asilos, hospitales y sepulturas para los
peregrinos.
La Embajada sigue siendo escenario de encuentros
importantes que contribuyen a superar tensiones y abrir cauces de diálogo en
las siempre complejas relaciones Gobierno e Iglesia. Cumple así hoy también
este viejo y antiguo Palacio su función principal, nacida de su larga historia,
cual es la de servir de sereno lugar de encuentro y de acuerdo, pero también,
para recuperar la memoria de la historia.
Aingeru Daóiz Velarde.-
Fuentes
Corona de Aragón
Historia de España
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