Simón Antonio de la Santísima Trinidad
Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, nació el 24 de julio de 1783 en Caracas,
hijo de dos importantes linajes criollos de origen español, destinado a manejar
la administración de las cuantiosas propiedades de la familia, pero, de forma
inesperada, pronto se cebó la desgracia en su vida, ya que a los tres años
murió su padre, y a los nueve, su madre, que nunca le demostró demasiado
cariño. Después de la muerte de doña Concepción Palacios y Blanco, su madre, el
niño Simón Bolívar quedó bajo la protección de las negras esclavas Hipólita y
Matea, el no nombrarlas aquí sería injusto, y hay que decir que la primera, lo
amamantaba y velaba por su salud y bienestar, mientras que Matea lo cuidaba, se
encargaba de su crianza, educación y compartía con él los momentos más hermosos
de su niñez y adolescencia. Años más tarde, recordaba el cariño que siempre
sintió por Hipólita, a quien llegó a considerar "su madre y su
padre". En la siguiente imagen. María concepción Palacios, madre de
Bolívar.
El pequeño simón, quedó al cuidado de su
abuelo materno, don Feliciano Palacios.
Huérfano prometedor de una riqueza muy considerable, heredero de
extensas plantaciones, esclavos y casas, ni tuvo una feliz infancia, ni una
educación adecuada, aunque luego él, se obstinara en decir lo contrario, además de que la rebeldía de su carácter desobediente formó en él una barrera difícil
de superar.
Su abuelo murió un año
después de la muerte de su madre, en 1793, dejando a Simón bajo la tutoría de
su tío don Esteban, pero aquel mismo año, su tío, tuvo que ir a Madrid para
ocupar un puesto en el Tribunal de la Correduría de Cuentas, recayendo la tutela en don
Carlos Palacios, otro tío de Simón, solterón empedernido, de mal carácter y en
plena ruina por la mala administración de sus bienes.
A los doce años, se
escapó de casa de su abuelo en la que
residía junto a su tío, a la de una
hermana, y conllevó un pleito judicial que concluyó finalmente con el forzado
traslado a casa de quien, por fortuna, se preocuparía de la educación del joven
Simón, un hombre que desde un principio se dio cuenta de las necesidades del
pequeño en un ambiente y trato que era diferente al hasta entonces recibido.
Pero como ya hemos dicho anteriormente, su carácter rebelde le volvería a inducir
a la fuga, una vez más, recayendo finalmente la tutela en su tío Carlos
Palacios, a petición del pequeño Simón.
Simón Rodríguez se encargó de que al joven
Bolívar le despertara la curiosidad por aprender, aunque si bien es cierto que
esta relación no debe ser considerada más que un mito que es necesario
clarificar, al igual que la que mantendría con el que fuera considerado padre
de las letras de América, Andrés Bello.
La relación maestro-discípulo en esa época, de
Simón Rodríguez, ha sido también parte del fabulario tejido alrededor de la
figura de Bolívar, y forma
parte de la teatralidad ritual que tanto influyó en el alma del “Libertador”. Tanto
es así, que se habla de que Rodríguez cultivaba su mente hablando al niño de un
mundo de ideas y sentimientos nuevos, y poco a poco le fue presentando en forma
simple los principios ilustrados. Le habó de la democracia, del liberalismo,
del radicalismo, a la vez que le incitaba a desarrollar su gusto por la
naturaleza…lo cierto, es que parece demasiada materia en tan poco tiempo para
influir de forma tan determinante en la mente del joven Simón, con una infancia
difícil, posiblemente por la soledad en que la vivió.
Más allá de la dulce nostalgia proferida por
Bolívar en su cartas desde el Perú en 1825, sobre Simón Rodríguez (Robinson) y
Bello, además de ser un producto natural de la añoranza de su infancia
caraqueña, sus palabras eran nada más que una forma pragmática de encontrarles
lugar en la administración pública de la república grancolombiana a sus
coterráneos más próximos, existencialmente hablando, ya que Ambos,
Simón Rodríguez y Bello, se encontraban
en situaciones económicas difíciles. pero
sigamos hablando de Simón Rodriguez y Andrés Bello.
Nada menos que el primero, “Robinson”, el
amanuense de su abuelo Palacios y Sojo, fue un soñador errante, un romántico,
escritor, ensayista y posiblemente, de los primeros pensadores de América como
tal, y ferviente seguidor de las ideas de Jean-Jacques Rousseau .
Fue un personaje curioso que apenas tenía trece años más que el
pequeño mantuano (criollo perteneciente a la aristocracia local), nacido en una
humilde familia de Caracas. Estuvo empleado como secretario en la casa de don
Feliciano Palacios, abuelo del pequeño Bolívar, habiendo sido antes maestro en
Caracas, donde había presentado un plan de reforma escolar que fue rechazado.
Se ha escrito mucho sobre las ideas revolucionarias que Simón Rodríguez imbuyó
en el futuro libertador, y aunque lo cierto es que la enseñanza de Rodríguez
sobre Simón Bolívar duró exactamente dos meses, desde el 13 de agosto, al 15 de
octubre de 1795, aunque también es verdad que posteriormente se volverían a ver
en Europa. Tuvo que huir tras Su participación
en la Conspiración de Gual y España en contra de la corona española
en 1797, adoptando el nombre de Samuel Robinson.
En la imagen siguiente,
Simón Rodríguez, “Robinson”.
El
segundo, Bello, su contemporáneo, y, cómo no decirlo, la mente más clara del humanismo
americano del siglo XIX. Andrés Bello, a pesar
de su cultura y educación no tuvo una buena relación con Bolívar, incluso
cuando El Libertador murió Bello no cambió su opinión sobre él. Y no fue el
único, varios maestros de Bolívar tiraron la toalla, como se dice vulgarmente,
en lo relacionado con la instrucción del padre de la patria, y la consideración
que tenían sobre Bolívar en su infancia y juventud, era de un niño mal criado,
Se llevaban apenas tres años en diferencia de edad. Bello Es considerado uno de los
intelectuales más importantes de la historia latinoamericana. Sus
contribuciones se dieron en campos como la filología, la literatura, la
traducción de obras clásicas, la política, el derecho y la educación.
Bello fue fundador y el primer rector de la Universidad de Chile,
en 1843. Viajó con Simón Bolívar a Inglaterra, como veremos más
adelante, en donde fueron enviados como
diplomáticos de la nueva nación de Venezuela, con el objetivo de conseguir el
apoyo británico a la consolidación de la independencia. Debido a la
situación política de entonces, no logran su cometido, por lo que Bolívar
regresa a Venezuela para asumir el liderazgo de las batallas que se libraban en
los demás países de la región. Bello se queda en Londres por casi veinte
años, para más tarde trasladarse a Chile. Adoptó la nacionalidad chilena
y fue senador y redactor del primer Código Civil de ese país. Publicó una
gramática española que se considera uno de los mayores aportes a nuestro idioma
desde América Latina. En la siguiente imagen, Andrés Bello.
… no es cierto que mi
educación fue muy descuidada, puesto que mi madre y mis tutores hicieron cuanto
era posible porque yo aprendiese; me buscaron maestros de primer orden en mi
país. Robinson, que Vd. conoce, fue mi maestro de primeras letras y gramática;
de bellas letras y geografía, nuestro famoso Bello; se puso una academia de
matemáticas sólo para mí por el padre Andujar, que estimó mucho el barón de
Humboldt. Después me mandaron a Europa a continuar mis matemáticas en la
academia de San Fernando; y aprendía los idiomas extranjeros con maestros
selectos de Madrid; todo bajo la dirección del sabio marqués del Ustariz, en
cuya casa vivía…
Tras la muerte de su abuelo, pocos años después, en 1799, Bolívar fue enviado a estudiar a
Madrid, y con 15 años de edad. Zarpa
Simón Bolívar de La Guaira
el 19 de enero de 1799, en el navío “San Idelfonso”, un navío de línea de 74
cañones, que posteriormente combatió en Trafalgar, y llegará a España en mayo del mismo año.
Dicha travesía tuvo el siguiente itinerario: Veracruz, ciudad de México, La Habana , Santoña y
finalmente, Madrid. Desde finales de febrero de 1800 vive Bolívar en casa del marqués
de Uztáriz, y es, según el mismo Bolívar, quien guió sabiamente sus primeras
letras.
El marqués de Uztáriz,
caraqueño como su nuevo discípulo, es una figura que determinará la suerte
intelectual de Bolívar en Madrid, que aunque muy joven se acomodará obsequioso
de cara a la gran oportunidad de recibir el verbo muy corrido y experimentado
en la política dieciochesca española del marqués, y es importante saber quién
fue este Uztáriz, debido a la importancia que tuvo con el joven Bolívar.
http://navegandoenelrecuerdo.blogspot.com.es/
En el próximo capítulo sobre el Libertador, trataremos del título BOLÍVAR Y EL MARQUÉS DE USTÁRIZ.
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En el próximo capítulo sobre el Libertador, trataremos del título BOLÍVAR Y EL MARQUÉS DE USTÁRIZ.
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