PICASSO Y EL ROBO DEL LOUVRE
Existe una curiosa historia sobre Picasso, y es que cuando
la Mona Lisa fue robada en 1911 por el ladrón italiano Vincenzo Peruggia, Pablo
Picasso y Guillaume Apollinaire fueron llevados por la policía de París para
ser interrogados. Ellos eran inocentes de haber robado la Mona Lisa, pero en
realidad eran culpables de haber robado otro tipo de arte del museo del Louvre,
en el armario de Picasso se escondían varias cabezas antiguas de estatuas
ibéricas que habían sido robadas del museo del Louvre en 1907 por el secretario
de Apollinaire, Honoré -Joseph Géry Pieret, casi con toda seguridad el propio
Picasso colaboró en la comisión del delito, ya que podría haber ayudado en el
robo. La participación de Picasso en este robo de arte es poco conocida, a
pesar de que el llamado “affaire des statuettes”, que traducido quiere decir
“El caso de las estatuillas”, estuvo en los titulares de los periódicos
internacionales en 1911… las autoridades descubrieron que Picasso estaba en
posesión de dos estatuas ibéricas que había robado del Louvre Géry Pieret, un
conocido suyo, cuatro años atrás, como se ha dicho, pero es interesante conocer
que Pieret era secretario de Guillaume Apollinaire, muy amigo de Picasso en la
época.
El artista aseguró que no tenía ni idea de que las estatuas
habían sido robadas, pero Picasso tenía total conocimiento del origen de las
obras e incluso pudo haber encargado el robo, y la razón es porque las estatuas
encajaban perfectamente con su gusto y porque él escondió las obras a pesar de
que mostraba abiertamente otras posesiones similares…
Los flirteos de Picasso y Apollinaire con el arte de robar
arte, se remontan precisamente cuando ambos conocieron a Géry Pieret, un
sugestivo indivíduo de refinados modales y notable cultura que los sedujo hasta
el extremo de ser contratado por el poeta como secretario, como ya hemos podido
ver…el tal Pieret, había trabajado antes como vigilante del Louvre, y en su
afán fantasmal, presumía ante el joven pintor Picasso, y el descubridor de la
palabra surrealismo la facilidad de robar en el museo… Picasso, que entonces
visitaba a menudo el Louvre para empaparse del primitivo arte íbero, que tanto
iba a influir en el diseño de sus facies cubistas, instó a Pieret, ofreciéndole
50 francos a cambio de dos máscaras íberas, y Apollinaire se encaprichó de una
estatuilla del mismo origen.
Pero este robo tuvo influencia sobre el arte de Picasso y el
auge del modernismo, ya que las formas de las estatuas robadas se integraron en
el famoso cuadro de Picasso, Les Demoiselles d’Avignon (1907), que es
ampliamente considerado como la primera gran obra de la modernidad...Durante
décadas, Pablo Picasso guardó silencio sobre su papel involuntario en el caso
del robo de "La Gioconda". Solo unos días después de la desaparición
del cuadro de Da Vinci del Museo del Louvre, en agosto de 1911, la policía comenzó
a sospechar que el artista malagueño y el poeta Guillaume Apollinaire estaban
detrás del golpe y que formaban parte de una banda criminal de guante blanco.
Los indicios llegaron de la mano del aventurero Honoré-Joseph Géry, quien, tras
el robo, se presentó en la redacción de “Le Journal” para contar lo fácil que
era desvalijar la pinacoteca. En su confesión, bajo el seudónimo de barón
d'Ormesan, reveló que, con la complicidad de Apollinaire, había robado un par
de esculturas ibéricas primitivas para Picasso. En la imagen siguiente, las
señoritas de de Avignon, de Picasso.
Tras esas declaraciones, el pintor y el poeta entraron en pánico. Ambos eran extranjeros y un delito podía significar la extradición y el fin de sus carreras. Picasso todavía guardaba en su estudio del Bateau-Lavoir, en Montmatre, las figuras de Osuna robadas del Louvre que utilizó como inspiración para pintar "Las señoritas de Avignon". En la medianoche del 5 de septiembre, Apollinaire ayudó a su amigo a ocultarlas. Dos días después, la policía arresta al autor de los Caligramas, o conjunto de palabras cuyo propósito es formar una figura acerca de lo que trata un poema o una declaración que en su confesión menciona al maestro cubista. Ambos llorarán durante el careo. Pero Picasso termina negando todo, incluso a su fiel compañero, "Nunca antes lo había visto", sentenció en acta...Hay una película del Director Fernando Colomo titulada "La Banda Picasso", del año 2012, que nos traslada al París de 1911… La Gioconda desaparece del Louvre, y Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire son detenidos… Pablo recuerda que Guillaume le había presentado a un atlético joven llamado “el Barón” que, al enterarse de su fascinación por unas estatuas ibéricas, decide robarlas del Louvre y vendérselas a un precio ridículo. Aquellas estatuas fueron cuatro años antes la inspiración del primer cuadro cubista, “Las señoritas de Avignon”.
Picasso es español, Guillaume polaco, el Barón, belga. Y la prensa habla de una
banda internacional llegada a Francia para desvalijar los museos... en
conclusión, Apollinaire y Picasso estaban en el mismo grupo de amigos. Lo que
llevó al descubrimiento del hurto de las estatuillas fue que ambos artistas
fueron acusados de robar la Gioconda. Los dos fueron investigados y Apollinaire
acusó a Picasso del delito. Al final quedaron en libertad y dos años después se
descubrió que un antiguo empleado del Louvre, Vincenzo Peruggia, había ocultado
la obra de Da Vinci en su pequeño apartamento. En la imagen siguiente, Pablo
Picasso y Guillaume Apollinaire.
Con toda certeza, la negación de Picasso con respecto de su
amigo Apollinaire rompió la amistad para siempre. Picasso, de alguna manera,
lloró toda su vida a Apollinaire, quien se alistó voluntario en la Gran Guerra,
fue herido en la cabeza y murió de gripe española en 1918…podríamos tildar de
comprensible la actitud de Picasso y Apollinaire , ya que cuando leyeron las
confesiones de Pieret en el Journal, sufrieron un particular ataque de terror,
ya que con toda razón, Estaban seguros de que Pieret los había delatado, y
tramaron un plan para no ser descubiertos, que consistía en arrojar las piezas
robadas al Sena…una decisión justificada si cabe, ya que en París ya empezaba a
asomar la xenofobia que anunciaba la I Guerra Mundial, y Picasso era español y
Apollinaire, polaco, y ambos temían que la ley se ensañara con ellos. El robo
de La Gioconda se había convertido en una afrenta nacional, y la Gran Francia
clamaba respuesta, y venganza.
Por supuesto, Apollinaire y Picasso no tenían nada que ver
con el robo de La Gioconda y el día después de que los periódicos informaran
sobre el arresto de Apollinaire, el Paris Journal recibió una carta de Géry
Pieret – que había huido a Bruselas – donde declaraba que Apollinaire era
inocente, y que él había sido único responsable del robo de las estatuas. Con
el ladrón de la obra de da Vinci todavía en libertad, la policía no estaba
interesada en quién robó un par de estatuas íberas sin mayor valor aparente,
por lo que fueron liberados.
En noviembre de 1913 el cuadro apareció en manos de un tal
Vincenzo Peruggia, antiguo trabajador del Louvre, que se había llevado La
Gioconda, envuelta en una sábana blanca y escondida bajo su abrigo, para
devolverla a Italia, donde "realmente pertenecía". Pocos días después
estalló la Primera Guerra Mundial, los nombres de Picasso y Apollinaire, que se
ofreció como voluntario para el ejército francés, quedaron limpios y "El
robo del siglo" dejó de tener importancia.
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