MARGARITA
RUIZ DE LIHORY. EL MISTERIO DE UNA LOCURA.
INTRODUCCIÓN
Decía
Nietzsche sobre la historia, que el conocimiento del pasado sólo es deseable
cuando está al servicio del pasado y del presente y no cuando debilita al
presente, desarraigando los gérmenes vivos del porvenir. Siguiendo los
parámetros del ilustre pensador, nos atrevemos con inusitada osadía a hacer
paralelismos en su filosofía sobre el
eterno retorno entre su enfermedad y la de nuestra protagonista en estos
Recuerdos de la Historia, no sin dejar de dirigir la mirada hacia otra mujer
cuyo nombre ha venido a llenar páginas de libros, artículos, y metros de celuloide sin fin, y cuya historia
paralela pudo influenciar en nuestra protagonista algo más que en un simple rol
novedoso, donde las miradas estaban puestas en aquella Gran Guerra de
principios del siglo XX que acababa de finalizar y que trajo consigo, además de
la muerte y la destrucción, la fama y la fortuna de otras mujeres en un mundo
en el que la mujer, hasta entonces, sólo
había podido arañar la tierra con sus propias uñas para arar un campo del que
poderse alimentar. Nuestra protagonista, se propuso arañar a la vida misma, y
pisar encima de la sociedad que pretendía enterrarla, y escalar así hacia la
cumbre de una clase a la que pretendía representar.
La
Gran Guerra, supuso el descalabro sistemático de la clase social más acomodada
de la época, y con la venida de los nuevos avances en la fotografía y el
telégrafo y el descubrimiento del cine, la mujer comenzó a despedazar las
férreas ligaduras que la subyugaban a una anquilosada tradición sin esperanza
de futuro, como una lápida impuesta del sometimiento al matrimonio forzado, a
la vida de culto, o la más resignada soledad de la miseria en el rincón del
espíritu donde la luz, jamás llegó a posar su mirada.
Alfonsina
Storni, Marie Curie, Clara Campoamor, María de Maeztu, Victoria Kent, Carmen de
Burgos con su pseudónimo de Colombine, conocida como “La Divorciadora”, primera
corresponsal de guerra, o Carmen Angoleti o Consuelo González Ramos…entre
otras, influenciaron en la vida de muchas mujeres de la época, pero en nuestra
protagonista particular, buscamos la carismática figura de un principio de
siglo que bullía como un volcán desenfrenado arrasando los cimientos de la
sociedad con la suerte o la desgracia del escándalo o el heroísmo… Margaretha Geertuida Zelle, más conocida como Mata Hari, una mujer que argumentaba que la vida es
una danza, y que la danza es un poema del cual, cada movimiento, es una
palabra. En la imagen siguiente, Mata Hari.
Con
estas premisas decoramos el cuadro de la introducción de este artículo en los
Recuerdos de la Historia, en cuyo camino nos acompaña una dama, cuya mirada nos
hace ruborizar por una vida digna de uno de esos guiones, que el mal llamado
séptimo arte, ha olvidado escribir. Espía, periodista, pintora, abogada, amante
apasionada, aventurera y con un halo de misterio, que va desde la locura, hasta la búsqueda de
la razón del encuentro ente la vida y la muerte, en los suburbios más oscuros
del entendimiento y la creencia más escondida en el alma, que hace golpear con
fuerza en las puertas de la desesperación, su nombre, Margarita Ruiz de Lihory
y Resines.
EL
BRILLO CEGADOR DE UNA PERSONALIDAD
Como
rememorando la historia de la espía ilustre sin el mismo final, de la que
acabamos de hablar, y cuyo nombre malayo evoca al ojo del día, con el
pseudónimo de Lady MacLeod, detengámonos en una mirada caída de ojos profundos
rebosantes de sensualidad, que claman sobre el atrevimiento de un escote
y la semidesnudez de los hombros de una dama, con el arma de la seducción
preparada y a punto en su mano izquierda, estratégicamente apoyada en la
comisura de su escote, pugnando por
atrapar con su misterio la atención de quien lee con el interés que le requiere
el atrevimiento de este artículo, soñando con perderse enredado en la selva
suave de cabellos pardos peinados a la moda de los veinte, y aspirando
suavemente el perfume de arrebato y locura, capaz de llevar a un hombre,
llanamente, hasta la perdición.
La imaginación nos conduce directamente al
momento siguiente al fútil gesto de
apartar la mirada en el instante inmediatamente posterior a la toma de la
instantánea, cuya esencia nos revela la
imagen de mirada al frente, cara al
mundo que la rodea colmado de la varonil esencia en el poder, sin caer en la
cuenta que precisamente la única brecha abierta en el infranqueable muro del
poder, ha sido abierta por la tenue
caricia de la inteligencia de una mujer. Conocido es que en muchos casos, por
no decir todos, detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer, y como
diría Groucho Marx, detrás de ella, está su esposa…pero si de grandes mujeres
hemos de tratar, desde luego, sin duda, ésta es una, pero la pregunta sería,
¿quién está detrás de una gran mujer como ésta?, la respuesta es nadie, porque
ella misma, se valió para navegar su propio destino, cuyo triste final sería
comparable como el de aquel gran buque insumergible, cuyo accidente con un
iceberg hizo que se hundiera en el mar para siempre, y cuya memoria, rescatamos
de vez en cuando para deleitarnos una y otra vez con la pura esencia de la
belleza de su imagen. En la imagen, Margarita Ruiz de Lihory.
Hacemos
memoria de un periódico de tirada nacional de una prensa sensacionalista, dedicado
a sucesos con finales de conmoción social conocido como “El Caso” en aquel
llamado, valga la redundancia, “Caso de la mano cortada”, que tomó por asalto las páginas de aquella
prensa de la época, que le proporcionó a nuestra dama la notoria
reputación de locura morbosa que la acompañó a la tumba en los últimos años de
su vida…una vida por cierto rebosante de un halo de misterio más propio de una
mezcla de novela, que va desde el
análisis de una personalidad, pletórica
en rasgos de belleza que utilizan a la
perfección otras cualidades personales
de mujer fatal de grandes dotes de inteligencia, que la llevaron a pasearse por los salones de
la cultura como pintora, de la política como estandarte de los derechos de la
mujer y como aventurera en un mundo y una época donde la aventura, pasaba por las reuniones clandestinas en los
salones de fiesta de cualquier embajada o lugar privado, cubiertas por un manto
de sonrisa apagada y palabras disfrazadas de segundas intenciones, cuya meta final era la de abrir el camino que
la alta política necesita para sobrevivir.
Una
mujer que se redescubrió a sí misma
proveniente de la rancia aristocracia de un época en la que el siglo, daba sus
primeras zancadas posteriores a la Gran Guerra, como ya hemos dicho antes, y se incorporó permutando de nombre y
costumbres a una vida plagada de ambiciones que la llevaron a cambiar no ya su
nombre, si no tal vez su dignidad como esposa y madre, en una especie de
pseudónimo que busca desesperadamente la meta de un protagonismo que diera
sentido a una vida y a los anhelos de un corazón.
Una
dama que se codeó con las altas esferas de la época, y cuyas crónicas de guerra conmocionaron el
espíritu de hombres que le regalaron su íntima amistad como Miguel Primo de
Rivera, quien le confió el temerario oficio de Agente Secreto al servicio de un
primitivo y legendario C-30, y que quien junto a Joan Pujol, más conocido como
“Garbo”, merecen por méritos propios un lugar destacado en la historia del
espionaje español…pero no fue la única mujer corresponsal de guerra en España,
como vamos a ver, y con relación a nuestra dama protagonista, nos referimos a
la Guerra del Rif.
Ya
hemos comentado antes la figura de Carmen de Burgos Seguí, la firmante con el
pseudónimo de “Colombine”, así firmó las
crónicas que envió desde Marruecos durante la guerra de 1909, de las que luego
extrajo el material para su novela corta “En la guerra” , firmó también con los pseudónimos
de Gabriel Luna, Perico el de los Palotes, Raquel, Honorine o Marianela, escritora y feminista cuya figura fue largo tiempo ocultada por la
censura franquista, casada y madre muy joven, también, y que así mismo inició una
nueva vida con su traslado a Madrid, ya separada de su marido y acompañada de su,
para entonces, única hija, para dar comienzo a una nueva trayectoria
vinculada a su actividad como maestra de primera y segunda enseñanzas, así como
de publicista, escritora de ficción, periodista y figura relevante de los
círculos intelectuales de su época, en los que destacó asimismo como defensora
de los derechos de las mujeres, en especial el relativo al divorcio matrimonial…algún
día hablaremos de ella, como también lo haremos de Consuelo González Ramos,
corresponsal de guerra, y también con un notable papel en el movimiento feminista
pero de una línea ideológica de marcado carácter católico y conservador, también conocida por sus
pseudónimos “Celsia Regis” y “Doñeva de Campos”, pseudónimo con el que apareció
con su obra “La mujer española en la campaña del Kert”, una mujer celosa
de su intimidad, de la que sólo ofrece algún detalle poco definido en sus
crónicas o en su libro, o por no pecar de olvidadizo, cabe también recordar en
los mismos términos la figura de Teresa de Escolariza Zabalza, profesora de
español y francés en Estados Unidos, fue corresponsal en Nueva York de La Libertad (dirigido entonces
por Luis de Oteyza), donde publicaba crónicas con el seudónimo de “Félix de
Haro”. A finales de agosto de 1921, tras la derrota de Annual, el periódico la envió
como corresponsal a Marruecos, publicando entonces una serie de crónicas que en
seguida aparecerían, tras su vuelta a España, en forma de libro con el título “
Del dolor de la guerra (Crónicas de la campaña de
Marruecos)”, una mujer que, como las anteriores, merece capítulo aparte, como
también lo merece nuestra protagonista, Margarita Ruiz de Lihory.
Margarita cruzó el Océano y lo hizo de nuevo para
triunfar, y regresar después tras la muerte de su abuela quien se hiciera cargo
de sus hijos, para encontrarse de frente con el tramo final de una vida, para acabar sus días en la ruina que presta a
escribirse en un mero nicho sin lápida ni inscripción durante dos décadas,
olvidada y recordada in aetérnum por una mano cortada cuyo dedo acusador, la señala para siempre como perenne recuerdo
de la eternidad.
¿Cuál es el secreto de esa historia de la mano
cortada?, ¿qué le hizo abandonar su vida de madre y esposa?, ¿cómo llegó a
tener semejante notoriedad como espía?, ¿porqué acabó olvidada en un nicho sin
nombre en el rincón de un paisaje que no la vio nacer? ¿quién fue realmente
Margarita Ruiz de Lihory?...La paciencia es un árbol de raíz amarga y dulces
frutos, coraje de la virtud y enemiga de la estúpida indolencia del que se da
por vencido.
NACIMIENTO Y PRINCIPIO
Su fecha natal es uno de sus muchos misterios
dignos de una vida que ella misma protagonizó, y que según sus propias
palabras, fue en 1893, y que en declaraciones de sus hijos, fue en 1885 o en
1892 según las afirmaciones de su última pareja conocida, pero como no se
conoce con exactitud, nos atendremos a la más comúnmente aceptada:
1893.
Segunda de las dos hijas que tuvo el matrimonio formado
por José María Ruiz de Lihory y Pardines y Soledad Resines de la Bastida, Margarita
nació en el seno de una familia valenciana agraciada con título de nobleza con
la suerte de crecer y saborear una vida acomodada en un entorno cultivado por
la cultura y la política, de la mano de su padre, el barón de Alcahalí, un
hombre destacado en su tiempo en la política de los primeros tiempos del
reinado de Alfonso XII, y que llegara a lucir el título de Gobernador Civil de
Mallorca, siendo varias veces concejal de Valencia, Alcalde, e incluso diputado en las Cortes españolas,
después de que, como miembro del Círculo conservador Alfonsino de Valencia,
acogiera en su casa a los organizadores del conocido como Pronunciamiento de
Sagunto encabezado por Arsenio Martínez Campos a favor de la Restauración
borbónica, además de ser un activista
reconocido en el movimiento cultural en pro de la lengua y la cultura
valenciana conocido como La Renaixença como presidente de Lo Rat Penat (El
murciélago), una sociedad dedicada a la promoción y difusión de los fines ya
mencionados, siendo autor, además, de obra eruditas sobre la cultura valenciana,
y miembro de la Real Academia de San Fernando. En la imagen, Margarita Ruiz de
Lihory en su juventud.
Su padre influyó en gran manera en nuestra protagonista
ya que, además de ser un reconocido masón, avivó en Margarita la curiosidad por
los temas esotéricos y espiritistas que, en aquella época, se encontraban en apogeo, siendo autor también, sobre este
tema, del libro “Los endemoniados de Balma”, un lugar sobre el que se narran terroríficas experiencias en las entrañas de las
rocas del Maestrazgo de Castellón, al que acudían las gentes al pequeño
santuario de La Balma, buscando desesperado alivio a supuestas posesiones
diabólicas, donde las caspolinas o brujas hechiceras celebraban siniestros
rituales con los que se extraían los demonios, y en el que,
al principio eran sencillas romerías,
acabó convirtiéndose con el
tiempo, en tétricas manifestaciones con
cánticos y letanías para tratar a los locos, levitaciones, retorcimientos,
recuperación de miembros... todos estos supuestos sucesos dejaron un estigma
sobre el santuario. En la imagen, el Santuario de la Mare de Deu de La Balma.
Este era el ambiente en el que crecía Margarita, y no es
de extrañar además, que fuera escogida como reina de los Juegos Florales de 1907,
en representación de la Infanta Isabel, en un
momento cumbre de la temprana biografía de una mujer dotada de una
inteligencia especial, ya que Margarita
cursó dos años de medicina en Valencia, pese a que luego se licenció en
derecho, una carrera que terminó también en dos años con unas notas brillantes,
acumulando en su formación académica además idiomas, piano, periodismo y
pintura, de la que destacó siendo autora de retratos de personajes ilustres,
además de escribir guiones para radio y protagonizar, dicen, una película…pero de su etapa en el cine, hablaremos después.
En
sus sueños, se repetía otra vez la misma escena que le había contado su padre
tantos años atrás…desde un pueblo perdido en el Maestrazgo, asomaba una
multitud parda y oscura serpenteando
hacia la gruta que perfora la montaña yacente de Balma. Tres ancianas
enlutadas, huesudas como la muerte, descarnadas de alma y sin rostro, la
sujetaban de piernas y manos ante un aterrador silencio, frío, penetrante como
el filo de un cuchillo de tormento, con el único sonido de la sobrecogedora plegaria, como un canto
ancestral, al igual que las tierras y la piedra que sustentan el rito, aislada
en el tiempo, olvidada por miedo en su
tradición por quienes han oído nombrarla, o por quienes han tenido la mala
nueva de visitar sus muros por necesidad.
Una carcajada estremecedora de histeria, hace erizar el vello del
cuerpo, y el corazón, se acelera presuroso, como si quisiera salir corriendo
abandonando cuerpo y alma a la vez.
Atrás, unos cirios enormes alumbran lo oscuro, dando un matiz amarillento a una escena de rostros y miradas caídas que escuchan en el silencio del susurro de un rosario sin querer oír, mientras el exorcismo penetra impune en el ambiente de la noche, arropado por el manto del misterio, el terror y la entelequia en la clandestinidad. Testigos mudos disfrazados de antiguo, observan arrodillados, o quizás ateridos por el terror, las maldiciones de la desmembrada poseída, mientras su melena sucia y grasienta arañaba su rostro salpicado por el sudor, la baba y la sangre de unos labios mordidos por la rabia, retando a la muerte, a la par que el ritual se elevaba extasiado hacia el umbral de la locura.
Atrás, unos cirios enormes alumbran lo oscuro, dando un matiz amarillento a una escena de rostros y miradas caídas que escuchan en el silencio del susurro de un rosario sin querer oír, mientras el exorcismo penetra impune en el ambiente de la noche, arropado por el manto del misterio, el terror y la entelequia en la clandestinidad. Testigos mudos disfrazados de antiguo, observan arrodillados, o quizás ateridos por el terror, las maldiciones de la desmembrada poseída, mientras su melena sucia y grasienta arañaba su rostro salpicado por el sudor, la baba y la sangre de unos labios mordidos por la rabia, retando a la muerte, a la par que el ritual se elevaba extasiado hacia el umbral de la locura.
UN MATRIMONIO Y MATERNIDAD TEMPRANA Y UNA IMPERIOSA
DECISIÓN
Margarita
Ruíz de Lihory y Resino de la Bastida, marquesa de Villasante, baronesa de
Alcahalí, duquesa de Valdeáguilas y vizcondesa de la Mosquera, estos fueron sus
títulos, con apenas diecisiete años, según algunos datos, y 20,
según otros, se casó con don Ricardo
Shelly, valenciano de origen irlandés, empleado de la empresa norteamericana de
seguros “La Equitativa”, a quien dio
cuatro hijos, tres varones primero, José María, Juan y Luis, y una mujer
después, la que protagonizará en esencia la subliminal historia que nos ocupa,
es decir, sugerida de forma aparente, pero no menos interesante… la enfermiza
Margot. Tras el fallecimiento de su padre, en 1920, Margarita se separó de
Ricardo Shelly. Hasta el momento de su separación, tuvo un papel teórico con
sus reivindicaciones sobre el feminismo, o por lo menos, con lo que entonces se
conocía como feminismo, y el origen de la ruptura matrimonial en una
frustración causada no ya sólo por el número de hijos que tuvo en poco tiempo,
si ni también por la infidelidad de su marido, que según el propio testimonio
al respecto en palabras de la propia Margarita: “Yo no estaba dispuesta a servirle de coneja, a que me hiciera un niño
cada año y, por añadidura me contagiara alguna enfermedad, pues era muy
aficionado a verse con otras mujeres”.
Poco después de su separación matrimonial, hacía esta misma proclama con respecto a sus reivindicaciones sobre la mujer: “la mujer no debe ser instrumento más que de sí misma. Debe buscar su placer y no el del hombre, debe buscar su realización en la vida activa y no solo en el matrimonio, debe participar activamente en la política, en el trabajo, en la lucha…tras su separación, llevó una profusa vida en lo que respecta a sus relaciones con la alta sociedad del momento, sobre todo en la política y en su lucha a favor de la mujer, e incluso Enrique Reig Casanova, más conocido como el Cardenal Primado Reig, llegó a prologar una obra suya dedicada a la Virgen de los Desamparados, por la que toda la vida sintió una profunda devoción, mientras le afeaba en privado por el escándalo de sus devaneos extraconyugales, aunque ya separada, y años más tarde, llegaría a ser una de las primeras mujeres españolas en divorciarse legalmente, tras haber sido vigorosa protofeminista y entusiasta partícipe del ritmo de los locos años 20, desde Nueva York hasta la Costa Azul, y siendo, además de esto, una de las primeras mujeres en obtener el carnet de conducir.
Poco después de su separación matrimonial, hacía esta misma proclama con respecto a sus reivindicaciones sobre la mujer: “la mujer no debe ser instrumento más que de sí misma. Debe buscar su placer y no el del hombre, debe buscar su realización en la vida activa y no solo en el matrimonio, debe participar activamente en la política, en el trabajo, en la lucha…tras su separación, llevó una profusa vida en lo que respecta a sus relaciones con la alta sociedad del momento, sobre todo en la política y en su lucha a favor de la mujer, e incluso Enrique Reig Casanova, más conocido como el Cardenal Primado Reig, llegó a prologar una obra suya dedicada a la Virgen de los Desamparados, por la que toda la vida sintió una profunda devoción, mientras le afeaba en privado por el escándalo de sus devaneos extraconyugales, aunque ya separada, y años más tarde, llegaría a ser una de las primeras mujeres españolas en divorciarse legalmente, tras haber sido vigorosa protofeminista y entusiasta partícipe del ritmo de los locos años 20, desde Nueva York hasta la Costa Azul, y siendo, además de esto, una de las primeras mujeres en obtener el carnet de conducir.
De alguna manera, podemos decir que dejó de un lado sus
obligaciones de madre, por lo menos, en parte y una vez separada de su marido,
para tratar de reiniciar o recomponer su vida, y se trasladó a Madrid para
trabajar como periodista, para lo cual, utilizó bien sus relaciones sociales y
su condición de aristócrata, para pasar a llamarse entonces Margarita Alcahalí,
dejando a sus hijos al cuidado de su madre, y lanzarse así a una aventura
profesional y de reivindicación que le ardía en lo más profundo de sus
entrañas, y con la que había soñado largo tiempo, no pudiendo llevarla a cabo
por un matrimonio demasiado temprano, y una maternidad permanente a la que se
había visto sometida. El nombre adoptado de Margarita Alcahalí daba pie a
reivindicar un título paterno al que realmente no tenía derecho, ya que no le
correspondía al ser la menor de las dos hermanas, pero el halo nobiliario que
la acompañó durante toda su existencia no la abandonó jamás, como tampoco lo
hizo su papel de defensora de los menos pudientes en la sociedad, ejerciendo su
papel de abogada de pobres y desvalidos. Se dedicaba a viajar y dar
conferencias sin cesar, hasta que de pronto, merced a sus contactos políticos,
le sobrevino la oportunidad de la aventura, y adquirió una credencial de prensa
para marchar al norte de África con el diario “La correspondencia de España, ¿la
causa?, la guerra del Rif y sus consecuencias.
LA GUERRA DEL RIF
No
vamos a extendernos demasiado para explicar el contexto completo de lo que
significó la Guerra del Rif, o Guerra de Marruecos y el desastre de Annual, del
Monte Arruit o del Barranco del Lobo, ya
que este tema, merece desde luego, capítulo aparte, pero sí es necesario dar a
conocer algunos parámetros esenciales para comprender su significación
generalizada y dar una visión a grandes rasgos para vislumbrar el argumento
principal y la coyuntura social y política del momento, y así, tratar de
encuadrar el papel de nuestra protagonista en estos recuerdos de la historia en
una época convulsa y de grandes cambios no sólo en España, si no en Europa y
por ende, en el resto del mundo.
Para
empezar, digamos que industrial y socialmente, a finales del siglo XIX, España era un país
vetusto que resultó absorbido por los capitales extranjeros. A partir de la
segunda mitad del siglo XIX, la descomunal demanda de recursos mineros de las
potencias canalizó hacia España los intereses de empresarios extranjeros,
convirtiéndola en un área de influencia de interés principal. Francia y Gran
Bretaña desarrollaron un entramado capaz de controlar la banca y la industria
española, consiguiendo tener una importante influencia sobre los cuadros
políticos españoles y sobre el propio Estado, todo ello, como consecuencia de
la aparición de la industrialización,
que además, trajo consigo el conocido como Imperialismo, en el cual, las
grandes potencias se vieron en la coyuntura de buscar materias primas fuera de
sus fronteras, debido al incremento de una producción que amenazaba con acabar
con los recursos nacionales. Para este fin, no vieron más remedio que para asegurar la producción, asegurar también su
posicionamiento geoestratégico, además de político, con la finalidad de
controlar las rutas comerciales, así pues, las grandes potencias industriales
en Europa, tales como Inglaterra,
Francia, Bélgica o Alemania, se lanzaron a una vorágine de expansión colonial.
La razón por la cual España se encontraba entonces en una
posición de desventaja industrial, social y política, fue consecuencia directa
con el conocido históricamente como el Sexenio Revolucionario
(1868-1874),una época que significó en
palabras de muchos estudiosos, diplomáticos, políticos y ensayistas de gran
reconocimiento, como una oportunidad perdida en la búsqueda de la modernización
de las instituciones nacionales, en una España inmersa en grandes debates
políticos e ideológicos que pesaban más que el interés común general, en
un período histórico terriblemente convulso. No en vano, así lo escribía Pedro
Laín Entralgo en el prólogo de su libro “Problema de España” , que el problema
de España consiste en la dramática incapacidad de los españoles, desde hace
siglo y medio, para hacer de su patria un país mínimamente satisfecho de su
constitución política y social.
Así, los
revolucionarios, introducidos en las mismas Cortes en la cuales, por cierto, no
creían demasiado más que para su propia conveniencia, trataron de modificar de forma drástica las
instituciones, y en1868, la reina Isabel II, como es ya conocido, salió de España, para su exilio a Francia , momento en el que
el General Serrano, quien junto a Prim en la revolución conocida como “La
Gloriosa” derrocaron a la reina, y fue
nombrado Regente.
Los acontecimientos acaecidos en este período, acabaron
de forma drástica por desestructurar la nación, y perder el tren de desarrollo
social, económico y político que ya nunca hasta hoy a podido volver a coger,
pese a las muchas estaciones cuyos andenes han visto una oportunidad tantas
veces truncada por las nuevas y viejas disputas políticas que, como
consecuencia de la denominada Revolución Industrial, dieron a luz a los
movimientos obreros y revolucionarios y a los primeros separatismos de
ideología más racial que política, en un pasaje de la historia de España en el
que la conocida como primera Internacional, argumentaba su denuncia contra
el capitalismo y propuso la toma del
poder político por la clase obrera.
Este es el panorama que se dibujaba en una España en
blanco y negro, puesto que el arco de colores que dan luz a la prosperidad y al
avance social, se ha visto tantas veces apagado o emborronado en un cuadro en
el que el arte de la historia no termina nunca de definir en una tierra de
caínes que pugnan por encumbrar sus nombres a costa de un pueblo cuya visión de
la cultura no es más que el sentimiento brusco y doloroso de una patada allá
donde la espalda pierde su noble nombre.
Así pues, en este cuadro que hemos comentado, en abril de
1906, Francia y España abrieron una negociación con Alemania y consiguieron
el protectorado compartido de Marruecos, aunque en realidad, en el caso de
España, se trataba de un subprotectorado, es decir, una especie de cesión
interesada por parte de Francia de la
administración colonial de una franja del norte del país, una región montañosa
conocida como el Rif, una región aislada y poco favorecida de habitantes
bereberes, cercana a Tetuán. En la imagen, El embajador de Francia
en España firmando el acuerdo franco-español en 1912 el 27-11-1912.
Desde
los inicios, el Rif no fue más que un cúmulo de problemas para España, debido a
las continuas revueltas que provocaros desastres militares y humanos tales como
La Batalla del Barranco del Lobo, el desastre de Annual o el del Monte Arruit,
y las conspiraciones y traiciones de hombres que tenían respaldo de la política
española, y que luego se sublevaban de forma interesada, o negociaban con este
mismo fin, como es el caso de una rebelión cuya cabeza visible es Mohammed Abd
al-Karim al-Jattabi, conocido en la historiografía española como Abd el-Krim o
Abdelkrim, cadí (juez islámico) de
Melilla y antiguo colaborador del diario El Telegrama del Rif. Vale la
pena recordar este nombre, pues tuvo mucho que ver con nuestra protagonista,
como veremos más tarde.
Después de varios intentos de rebelión y algún
descalabro militar, llegó una calma vivida con cierta tensión y luego se
reanudó la guerra, y fue entonces cuando el
general Berenguer fue enviado para intentar
dividir El Rif en dos zonas, y el
general Silvestre, amigo personal de Alfonso XIII, regresó a Marruecos y se
dedicó a hacer la guerra por su cuenta, sin hacer caso de Berenguer.En la
imagen siguiente, límites geográficos del Protectorado español en Marruecos.
Finalmente,
la Guerra de Marruecos finalizo con victoria española en el conocido como el
desembarco de Alhucemas, que consistió
en un desembarco militar de un
contingente de 13.000 soldados españoles transportados desde Ceuta y Melilla
por la armada, y tuvo como comandante en jefe al entonces "Director
Militar" de España, general Miguel Primo de Rivera, y como jefe ejecutivo
de las fuerzas de desembarco en las playas de la bahía de Alhucemas al general
José Sanjurjo, y entre otros jefes participantes se encontraba el entonces coronel Francisco
Franco, quien por su actuación al frente de las tropas de la Legión fue
ascendido a general de brigada. Sobre este acontecimiento, el general
estadounidense Eisenhower, años más
tarde, estudió a fondo la táctica
empleada por los españoles en Alhucemas para trazar el plan del desembarco de
Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial. Se le considera el primer desembarco aeronaval
de la historia mundial.
La guerra fue generalmente mal vista en España y
generó importantes conflictos sociales, ya que realmente se llevó a cabo por
cuestiones de principio, aunque obligada por la cuestión de fondo político
económica a la que España fue arrastrada por las circunstancias del momento que
ya hemos explicado antes, pero cabe decir también que existía un enorme
descontento ya que , las tropas eran de
reemplazo, es decir, reclutadas obligatoriamente, pero sin embargo, los jóvenes
pudientes podían en general librarse del servicio militar pagando a alguien
para que fuera en su lugar, lo que propagaba
la idea, no del todo cierta, pero tampoco del todo falsa, de que eran
las clases menos pudientes las que iban a la guerra, un viaje sin retorno para
muchos que nada tuvo que ver del poético recorrido de Domingo Badía, tomando la identidad del príncipe abasí Alí
Bey.
Tras
los desastres de Annual y Monte Arruit, que fueron especialmente sangrientos, y
de los que hablaremos en posteriores artículos, el prestigioso general Picasso, tío por cierto
del genial pintor español Pablo Picasso, recibió el encargo de investigar el descalabro
militar y depurar responsabilidades. Sin embargo, no debía implicar a ningún
miembro del alto mando como responsable de lo acontecido. Los máximos
responsables: Alfonso XIII, la cúpula militar y política españolas fueron
obviados en la prensa censurada, y la responsabilidad finalmente cayó sobre los
altos mandos muertos en campaña. Tampoco pagaron por su responsabilidad los
empresarios españoles implicados en la venta de armas a los rifeños, algunos de ellos fundadores de importantes empresas
actuales, y me permito poner sólo un ejemplo, pero
hay algunos más, como el de Juan March, alias
“El Verga”, como se le conocía en su Mallorca natal, en asociación con otros
empresarios catalanes y algún que otro vasco, que vendió en el Rif fusiles
Mauser Oberndorf calibre 7.63, que entregaba sin percutor y, una vez pagados y
a salvo, les entregaba éstos.
Los méritos de March, no fueron, desde luego, la
habilidad para los negocios, ya que nunca había tratado de organizar
industrias ni poner en marcha siniestros
ejércitos de obreros que, dirigidos por
Ford o Rockefeller, se machacaban los huesos y se rompían los nervios como eslabones
de una cadena industrial…no, los méritos de Juan March fueron, por el contrario,
los de un traficante sin probidad, que especula sobre un Estado débil con
servidores fácilmente sobornables y caza las liebres del dinero en cotos que no
parecen lícitos ni aun en los medios financieros más turbios. Sobre el tema del
Expediente Picasso, ninguno de los
sucesivos sistemas políticos puso interés en esclarecer el asunto, y las
razones son obvias, ya que tanto los más aguerridos protestantes en contra de
la Guerra de Marruecos, como otros que no lo eran tanto, tenían intereses
ocultos que el silencio manchaba con bofetadas de interés político y social,
aparte de otros intereses que no voy a nombrar aquí, pero lo cierto, es que el
pueblo, y las nuevas generaciones de mandos militares, sabían los pormenores
del interés creado para alimentar el silencio y la desdicha, aparte de la
vergüenza de la clase política del momento, y me refiero a toda la clase política,
y a su vez, la propia monarquía sufría
el mayor desprestigio en siglos, facilitando posteriormente el golpe de Estado
de Miguel Primo de Rivera de 1923, con el beneplácito del rey y también, con el apoyo decidido de la burguesía catalana, todo hay
que decirlo, disolvió el Gobierno y el Parlamento e
implantó un régimen dictatorial dirigido por un Directorio Militar, y todo
esto, antes de que el informe Picasso se debatiera en las Cortes. La historia
de este expediente es algo más que triste y oscura, ya que el 13 de septiembre de 1923, Práxedes Mateo Sagasta
estaba en Madrid, y nada más enterarse de que Primo de Rivera venía hacia la
capital en tren, pues su golpismo era aceptado por el Rey, tuvo un
presentimiento: vendrán a por el Expediente Picasso y lo destruirán o
secuestrarán. Sagasta no lo dudó. Fue al Congreso, hizo allí valer sus derechos
como presidente de la Comisión, y rescató el Expediente. Este hecho es
absolutamente verídico y comprobable ya que en septiembre de 1998 se encontró
una parte del Expediente en el Archivo del Congreso, presumiblemente mutilada por Berenguer y otros
responsables de la guerra del Rif, y en el que se puede leer que había sido
retirado por el señor Sagasta.
No quisiera finalizar este capítulo, sin dejar
constancia de que eran también muchos los naturales rifeños que abogaban por
mantener la intervención española en el Protectorado, como es el caso de Abd-el-Kader Ben el Hach Tieb, Jefe de la cabila de
Beni-Sicar, y sus seguidores. Se mantuvo
siempre fiel a España y fue condecorado en multitud de ocasiones. Una calle de
Melilla sigue llevando su nombre en reconocimiento a su lealtad hacia España.
DE
CORRESPONSAL DE GUERRA EN EL RIF A AGENTE SECRETO
Este es, grosso modo, el contexto social y político del momento en el
que nos encontramos con la historia de nuestra dama, con la que enlazamos a
continuación, lanzando una súplica desesperada de perdón al lector, por si no
he conseguido levantar su interés, pero la ocasión he creído que bien lo
merecía, y en este mismo contexto social y bélico, es en el que se encontró y
participo de forma activa Margarita Ruiz de Lihory, quien, en un principio, y
en el periodo comprendido entre agosto y diciembre de 1922, poco antes de la
llegada al poder de Primo de Rivera, publica una serie de crónicas, la primera
de ellas con un título y un fin de especial consideración, titulado “Del
rotundo fracaso a una esperanza sincera” en el diario La Correspondencia de
España, en el cual manifiesta su programa como corresponsal de guerra,
dirigiéndose de forma directa y principal a las mujeres españolas en su condición
de madres principalmente, constituyéndose como portavoz de las mismas, y apela
a ellas para que levanten el espíritu en sus hogares e inculquen a sus hijos el
ideal de patria, y además, esto último lo hace con una clara intención de
censurar o reprochar el sistema de los conocidos
como “soldados de cuota”, a los que por un pago en metálico se les reducía el
tiempo de prestación del servicio militar y se les permitía elegir el
regimiento donde llevarlo a cabo, de ahí, esa especie de reproche a algunas de
esas madres que por todos los medios hacían todo lo posible para evitar que sus hijos participen en la guerra,
ya que en el esfuerzo por derrotar al enemigo deben colaborar por igual todas
las clases sociales.
De repente, ese programa que ella misma anunciaba en su
primera crónica, cambia por completo y se diluye en sus principios en una
actitud característica propia de nuestra dama merced a sus viajes a Marruecos,
en cuyas crónicas posteriores se vislumbra una modulación en el apadrinamiento
que hizo al inicio de sus artículos, y asume la idea de alejarse en sus
palabras de un tono, que plasmaba la
realidad de una guerra escrita en las cartas de madres, hermanas o novias de
esos soldados muertos en combate, y que esparcidas por el viento, fruto por el abandono y las prisas para
salvar en la primera línea de combate la munición y los víveres, dejan atrás las palabras de amor, de fuerza,
de coraje, de heroísmo pero sobre todo, de recuerdo de unas vidas desgarradas
como punto de encuentro de almas que la propia guerra se encargó para siempre
de separar…Margarita Alcahalí, como así firmaba entonces, hacía una encendida
evocación de antiguas leyendas de la lucha contra el musulmán, para subrayar
la importancia de los contenidos políticos de la guerra y el desarrollo de los
acontecimientos propios de la misma, a igual nivel que el resto de
corresponsales masculinos que rodeaban en círculo al entramado del ejército,
mostrándose partidaria febril de la acción en Marruecos, y haciendo incitación
al valor de la raza y el heroísmo, al tiempo que argumentaba las razones éticas
de una guerra con imperativo legal.
Margarita Alcahalí supo adaptarse a las circunstancias
con una actitud camaleónica excelente para adaptarse y sacar el mayor provecho
posible y lo hace por la puerta grande, de forma que se aproxima claramente a las
cabezas más importantes de la política del momento como lo hizo con el General
Burguete, enviado para sustituir a Berenguer en Marruecos, o como lo hiciera
después con otra personalidad importante, ya que, en 1923, con motivo de un
banquete homenaje a Francisco Franco por su ascenso a Teniente Coronel y el
haber accedido al mando de La Legión, Margarita Ruiz de Lihory ocupó su lugar a
la derecha del militar, en un acto además, en el que se homenajeó a la mujer
española simbolizada en el mismo, entre otras mujeres, por la propia dama que protagoniza nuestra
historia, y de ahí, nacería una amistad profunda y sincera, de la que en
adelante, rescataremos algunos pormenores muy interesantes. Conocida es también
su profunda amistad con Miguel Primo de Rivera, a quien conoció de forma
íntima, por no decir algo más que íntima, cuando ocupó el cargo de Capitán
General de Valencia, y que en aquellos momentos fijó su mirada en la capacidad de Margarita
Alcahalí no ya como corresponsal firme y capacitada, que lo era, si no como
Agente secreto del Círculo-30 del que ya hemos hablado, en unos momentos en los
que la diplomacia entre España y Marruecos era algo más que difícil, Margarita
se desenvolvió en su tarea con una temeridad que sobrepasaba la línea del valor
y la inconsciencia, ocultándose varias veces bajo un disfraz moro para
atravesar las líneas enemigas y entregar un mensaje al sultán del gobierno
español, emulando, así, las antiguas aventuras del famoso Alí Bey.
En este sentido, cabe hacer hincapié en la férrea
voluntad de Margarita Alcahalí de mostrarse a sí misma con ya como una eficaz analista de la situación del
conflicto, sino como activista en el desarrollo y excelente conocedora de
intrigas y asuntos secretos y, prueba de ello, es que interviniera de forma
directa en la organización de una entrevista entre el ex sultán de Marruecos Mulay Abd al-Hafîz y el propio General Ricardo Burguete y
Lana, del que tan encendidas defensas había efectuado en sus crónicas, y quien ocupara entre 1911 y 1923 el cargo de alto
comisario de España en Marruecos, y, ya durante la dictadura de Primo de
Rivera, los de director general de la Guardia Civil y presidente del Consejo
Supremo de Guerra y Marina. En la imagen, el General Burguete.
Esta intervención, filtrada por la prensa, tuvo sus más y sus menos, ya que el propio
sultán desmentiría después la intervención de Margarita en su papel de
mediadora, aunque sí la había conocido en más de una ocasión, y la propia
Margarita Ruiz de Lihory afirmaba no haber intervenido, así como desmentir la
acusación, también filtrada a la prensa, de que había exigido una gran cantidad
de dinero en pro de sus negociaciones para la liberación de prisioneros de
guerra, y desarrollando un amplio argumento sobre el deber de que el servicio a
la patria debe realizarse de una manera altruista, pero al mismo tiempo,
respaldaba la legitimidad de recibir determinadas recompensas económicas por
los servicios prestados a otras naciones que no perjudicaran, por supuesto, a
la propia…desde luego, no cabe ninguna duda de que las negociaciones, como es
sabido, del rescate de prisioneros españoles en poder de las fuerzas rifeñas,
fue dificultosa, y en esas negociaciones no sólo actuó la Administración
española, sino que tuvo que contar forzosamente con el apoyo logístico de
agentes secretos tanto de Marruecos como de España, y lo que también resulta
muy cierto, es que no siempre fueron altruistas, como también no es menos
cierto que nuestra protagonista aprovechó su amistad con el General y el
conocer al ex sultán para su activismo de carácter político de una forma
secreta en una labor intensa de reconocido espionaje e incluso, como un Agente
doble, ya que, asimismo, es sobradamente conocida su relación de amante del líder
rebelde rifeño Abd-el-Krim El-Khattabi, líder
de las revueltas anticolonialistas marroquíes, y a quien había conocido el
hotel Alhambra de Granada, algunos años atrás. En la imagen, Abd-el-Krim.
Existen determinados informes oficiales en los que se
confirma la ocupación de Abd-el-Krim y
sus tropas rebeldes en 1925 de una zona de Marruecos que estaba custodiada por
el Ejército francés, merced a los servicios prestados por Margarita Ruiz de
Lihory, y, por agradecimiento a su amistad, su relación, y sus servicios como
Agente doble, la Marquesa de Alcahalí conservó una ajorca y un anillo que le
había regalado en aquella época de su vida el líder rebelde hasta el día de su
muerte, en el que se leía “Mizpah”,
lazo entre dos personas que se separan por la distancia o la muerte, ”Paz en nuestra
separación”.
También en sus viajes por Marruecos, frecuentó
a las moras jerifas y a los echadores de cartas, a los magos negros y a los
fanáticos Yazidi, los adoradores del diablo, en una búsqueda por encontrar la
respuesta al más allá, buscando la sabiduría de aquel que llaman Malak Taus, el
ángel preferido de Dios que fuera expulsado del paraíso y arrojado al averno
durante 7.000 años, donde las lágrimas vertidas por su repudia apagaron las
llamas encontrando el perdón del Todopoderoso Hacedor.
Ya se ha comentado antes su relación de amistad con un
prestigioso militar cuyo nombre era Francisco Franco, y que años más tarde
sería quien dirigiría el destino de una nación tras una cruenta guerra civil.
Una relación y una amistad que vendría gracias a sus contactos en la zona, y
cabe resaltar que Margarita Alcahalí, ostentaba el honor de ser una de las
pocas personas que tuteaba al que después, sería el Caudillo, y a quien se
argumenta que salvó la vida al advertirle de un atentado que los rebeldes rifeños
iban a perpetrar. De tal envergadura fue su papel en la Guerra de África en las
diferentes facetas, que por sus cualidades en el campo militar gracias a su
papel como Agente Secreto, fue nombrada Capitán Honorario de las tropas
españolas en África, y existe una graciosa y singular anécdota contada por el
que fuera su Mayordomo durante muchos años, Antonio Tornero Moreno, alias “El
Marqués”, en la que refería que a Margarita le gustaba recordar en sus
reuniones de sociedad que durante esas revistas a una compañía, que solía hacer
con determinada frecuencia, en cierta ocasión se le soltaron las bragas y se le
cayeron falda abajo. La Marquesa, que era muy pícara, contaba que dudó un
momento que hacer, pero sin mirar siguiera al suelo se las sacudió y las dejó
caer por las piernas sin detenerse en su revista a las tropas. Contaba entre
risas que después todos los soldados se enzarzaron en una lucha terrible por
hacerse con sus bragas…tal era esta mujer. En la imagen siguiente, Margarita
Ruiz de Lihory con Antonio Tornero, su mayordomo, sirviendo la mesa.
Como
hemos podido ver, Margarita dejo patente en diferentes niveles su acción
política, de periodismo, de espionaje y de sus maniobras de intermediadora en
diferentes circunstancias que la llevaron, sin duda alguna, a poseer una
experiencia y una autoridad muy importante en el tema de la Guerra del Rif, un
asunto dominante y primordial en la sociedad española del momento, y participa
con algún artículo en la Revista Hispano-Africana firmando también con el nombre
de Margarita Alcahalí, único nombre de mujer que aparece en la citada revista,
como también lo hizo con otras publicaciones como “Mundial” o “Día Gráfico”,
aparte del ya citado “La Correspondencia de España”, medios
de comunicación en los que tuvo la oportunidad de relatar los momentos de mayor
peligro, cuando sentía silbar los proyectiles de “los pacos”, como así se
llamaba a los francotiradores rifeños de Abd el-Krim debido al sonido de sus
viejos fusiles en los barrancos marroquíes, cuyos proyectiles pasaban por
encima de su cabeza mientras anotaba en la agenda las impresiones que salían de
su pluma, una pluma, o mejor, una mano de oro, durante la alegría de las
victorias y la tristeza de las derrotas del Ejército español en el Rif.
Como agregada al cuartel general del Alto Comisario, el
ya mencionado General Burguete, entró en
Arcila con el ejército español y llegó hasta el palacete de Mulay Ahmed el Raisuni en
Tazrut, cerca de Chefchauen, y para poder estar con las tropas en los
combates, se convirtió en enfermera. Es
en ese mismo momento de su vida, cuando la Guerra de Marruecos , próxima a
finalizar, pierde paulatinamente todo interés, y toma una nueva decisión. Guardado
quedaba en su memoria la histórica
algunas de las imágenes más cruentas legadas por los primeros corresponsales
gráficos y literarios, como ella, las imágenes de cabezas cercenadas por parte
de las tropas españolas que se mezclaban con las crónicas que llegaban desde el
bando rifeño y que hablaban del nulo respeto por la vida e incluso los
cadáveres del bando enemigo, los cuales eran mutilados, castrando sus miembros
viriles, para minar el valor de los
legionarios, cosa, algo más que
difícil de conseguir…años más tarde, para limpiar una imagen que había perdido
su brillo merced a un acontecimiento que luego veremos con más atención,
escribiría sobre un tiempo que jamás pudo olvidar, como haciendo un guiño al
pasado, con la esperanza de que fuera el pasado quien de forma amable,
silenciara a un presente que la abrumaba de forma hostil, y la atosigaba con el
amargo sabor de la concupiscencia con ritos de sectas nacidas más allá de las
entrañas del monte Gurugú.
EN
BUSCA DE AMÉRICA
Su
afán incansable por la aventura, la condujo a cruzar el mar Océano para llenar
su espíritu del aire de triunfo al que había acostumbrado su ego
insaciable, víctima de una personalidad
que observaba desde las alturas la oportunidad de inundar su alma con el dulce
placer de sentirse reafirmada con la inmortalidad de la remembranza de su
nombre, en la cumbre de la sociedad. Viajó a ciudades como Nueva York, Washington, Chicago,
Boston, México donde fue agasajada por su presidente, y La Habana y otras capitales fueron escenario
de exposiciones de obras suyas, conciertos, conferencias, cine, crónicas de prensa,
algún libro y toda una serie de actividades culturales y sociales, recorriendo
casi toda América, dando conferencias, escribiendo y ganando mucho dinero, y
gastándolo también, pese a que hizo una cuantiosa fortuna en los cinco años que
duró su estancia en el Nuevo Continente, y cultivaba
amistades con las estrellas españolas que por aquel entonces triunfaban en
América, como Antonio Moreno, uno de los más famosos actores de la era muda del
cine, y Conchita Piquer, y además, sobresaliendo también en
su faceta de pintora y retratista, ya que no en vano ganó la medalla de oro en el Concurso Nacional de Bellas
Artes, y retrató en Cuba al Presidente Machado, en México, al Presidente
Obregón, y en Estados Unidos, al Presidente John Calvin Coolidge , y fue precisamente en los Estados Unidos, donde
cosechó sus mayores éxitos entablando algo más que una estrecha amistad con
Henry Ford, el cual, le regalara un collar de perlas con el que aparece
fotografiada en el New York Times con motivo de la invitación a una de las
exposiciones de pintura de la marquesa.
UN REGRESO A LA REALIDAD
Con
la lúgubre escena de una mirada perdida al vacío, y el recuerdo buscado de la
húmeda fragancia del amor, un amor, que
había vivido bajo el dulce abrigo de la sensualidad y el deseo, la pasión y la
lujuria, observaba su regreso a un camino incierto mirando al mar, como un
canto desesperado a Neptuno, sintiendo por vez primera la profundidad del abismo, y la implacable miseria de la soledad preñada
de vapores malignos, que antaño dieran con su suerte más allá de las fronteras
del Rif para atravesar después el océano,
dejando atrás una vida de obligado recato y entrega, para regresar ahora
de nuevo a retomar las obligaciones que el color del laurel le habían permitido
olvidar…después de toda esta etapa de su vida , y con el crack de la bolsa de 1929 y todo lo que supuso para una vida no
en demasía organizada, regresaba
a España de nuevo, obligada esta vez por la muerte de su abuela, Micaela, la
que hasta entonces se había hecho cargo de la crianza de sus cuatro hijos, para
pasar un tiempo en una España convulsa, que se retorcía en sí misma, incómoda
al mirarse al espejo y observar detrás a su hermana gemela, con la mano alzada
a la espera de cualquier descuido, y asestarle un zarpazo mortal.
Al
poco tiempo, se estableció en París, donde estuvo aproximadamente cinco años y
donde entablaba una estrecha amistad con círculos sociales elevados en la
capital del Sena, y entre sus idas y venidas, continuaba desarrollando su
actividad de espionaje por orden de Primo de Rivera, con quien, como ya hemos
comentado anteriormente, le unía algo más que una profunda amistad, una amistad
que no fue la única, ya que también gozó de la amistad y algo más de otros
personajes de la vida pública española como Lluis Companys, quien fuera
Presidente de la Generalitat de Cataluña, u otra amistad intencionada y
especial con el Jefe de la Checa de Tamarita Serafín Iriarte Echegarría, como
lo había sido en su momento con el General Manuel Silvestre, del que ya hemos
hablado antes también, y de quien se le supone la paternidad de su hija Margot…
Ya
definitivamente establecida en España, su residencia la alternaría entre
Madrid, Albacete y Barcelona, y su afán de superación profesional y artístico,
se vería recompensado de forma implícita, y alguno de sus cuadros, incluso, fue
adquirido por la reina Victoria Eugenia…pero la Marquesa de Villasante quería
más, anhelaba llenar su ego insaciable y su personalidad devoradora más allá de
lo que podía incluso soñar, se sentía pletórica en su vida, con una fuerza que
la impulsaba a subir de forma efervescente hacia la cumbre de la sociedad y el
reconocimiento público, era como una necesidad vital e implacable, imposible de
reprimir, una mujer, con todas las dotes de la naturaleza a sus pies, belleza,
encanto, inteligencia, destreza, y una personalidad apabullante que hacía
temblar los cimientos más poderosos de quien se presentara ante su temple…
UN
AMBIENTE DE HOSTILIDAD Y EL PRELUDIO DE LA GUERRA
La Segunda República llegó, por el abandono del país por parte del rey
Alfonso XIII, no porque nadie votara en un referéndum que se instaurara un
régimen republicano. El rey abandonó España tras unas elecciones municipales en
las que sin embargo los partidos monárquicos obtuvieron 22.150 concejales
frente a los 5.875 de los partidos republicanos. Nunca se votó la Constitución
republicana.
La forma de estado que consagraba la Constitución y el marco jurídico de la Segunda República nunca fueron explícitamente refrendados por el pueblo, la Segunda República nunca se proclamó tras una victoria electoral republicana, pues el número de concejales monárquicos cuadruplicaba al de concejales republicanos, pero sin embargo, el voto republicano se concentró en las ciudades, obteniendo la victoria en la mayor parte de las capitales de provincia, lo que sembró la euforia entre los partidarios de la caída de la monarquía y sembró el desánimo en la Corte de Alfonso XIII, que dos días después de los comicios partía hacia Cartagena y de allí hacia el exilio para evitar que un conflicto entre monárquicos y republicanos acabase en un baño de sangre, pero el baño de sangre llegaría, puesto que los hijos de España está condenada a bañarse en sangre, legítimos herederos de una herencia de talante violento y arriscado, una orgullosa solidaridad interna, una tierra áspera, fácil para servir de bélico solar a gentes sacudidas por la pasión, que no temen a la muerte, de exaltada personalidad, intolerantes, menos prontos al diálogo que a la lucha fraterna y que habitan en una patria de contrastes climáticos e históricos, con espíritus de fuego en vehemente adoración o en brutal repulsa de la divinidad, esta es la base de su definición de herencia temperamental del homo hispánico en palabras de Pompeyo Trogo, Tito Livio o Plinio acerca del carácter de los habitantes de la Península Ibérica que determinará el devenir bélico del territorio peninsular, como así bien lo definiría Sánchez Albornoz, e incapaces, quizás, de sembrar, su propio futuro.
La forma de estado que consagraba la Constitución y el marco jurídico de la Segunda República nunca fueron explícitamente refrendados por el pueblo, la Segunda República nunca se proclamó tras una victoria electoral republicana, pues el número de concejales monárquicos cuadruplicaba al de concejales republicanos, pero sin embargo, el voto republicano se concentró en las ciudades, obteniendo la victoria en la mayor parte de las capitales de provincia, lo que sembró la euforia entre los partidarios de la caída de la monarquía y sembró el desánimo en la Corte de Alfonso XIII, que dos días después de los comicios partía hacia Cartagena y de allí hacia el exilio para evitar que un conflicto entre monárquicos y republicanos acabase en un baño de sangre, pero el baño de sangre llegaría, puesto que los hijos de España está condenada a bañarse en sangre, legítimos herederos de una herencia de talante violento y arriscado, una orgullosa solidaridad interna, una tierra áspera, fácil para servir de bélico solar a gentes sacudidas por la pasión, que no temen a la muerte, de exaltada personalidad, intolerantes, menos prontos al diálogo que a la lucha fraterna y que habitan en una patria de contrastes climáticos e históricos, con espíritus de fuego en vehemente adoración o en brutal repulsa de la divinidad, esta es la base de su definición de herencia temperamental del homo hispánico en palabras de Pompeyo Trogo, Tito Livio o Plinio acerca del carácter de los habitantes de la Península Ibérica que determinará el devenir bélico del territorio peninsular, como así bien lo definiría Sánchez Albornoz, e incapaces, quizás, de sembrar, su propio futuro.
Instaurada la República, en los términos que hemos
expuesto, Margarita aceptó ser vocal del Patronato Nacional de Menores y de la
Junta de Protección a la Mujer, y presentó un reglamento para organizar la
agrupación femenina del Partido Republicano Conservador de Miguel Maura, de
quien también gozó de amistad, y algo más que amistad. Fue guionista de cine,
de la mano de otro de sus amigos, Vicente Blasco Ibañez, y produjo varias
películas, un Blasco Ibañez, de cuya mano se introdujo en la farándula de
Hollywood pudo compartir el éxito de las estrellas pioneras en tiempos del cine
mudo.
Regresando por unos momentos al
panorama social en el que Margarita actuaba tras el telón de fondo del
espionaje, tuvo que observar muy de cerca forzada por la situación, un nuevo panorama
que se iba perfilando cada vez, con más claridad, en un ambiente hostil y
alarmante en las calles, en los centros de trabajo, en cada uno de los propios
ministerios…nuevamente se llevaron a cabo elecciones, y los partidos denominados
de izquierda, las perdieron. En
las elecciones de noviembre de 1933, presididas por un Gobierno de Martínez
Barrio (todavía en el Partido Radical, ya que más tarde se separa de Lerroux
para formar con los radicales-socialistas el nuevo partido Unión Republicana)
vencen ampliamente las fuerzas del centro (radicales) y la derecha católica
(Gil Robles), con estrepitosa derrota de los republicanos y los socialistas,
gracias al voto de la mujer, que se ejerce por vez primera en esta consulta, y
a la abstención de los anarcosindicalistas, para quienes los republicanos son
tan enemigos como los monárquicos y los católicos.
El clima se
iba enrareciendo por momentos, en las calles se podía oler el ambiente hostil,
las miradas de la gente eran nerviosas, se actuaba con precipitada sensación de
que pronto ocurriría algo terrible, las hostilidades entre los partidos eran
cada vez más fuertes, y el clima de tensión iba aumentando paulatinamente día a
día, las nubes, iban cargadas camino de octubre, un mes simbólico, una fecha
fatal, la concordia política estaba desechada, las premisas eran claras, y
hablaban de la responsabilidad del proletariado para encabezar una rebelión…los
líderes políticos representantes de la izquierda del momento, intentaban
movilizar a la clase trabajadora en espera del octubre rojo, el ejército se
encontraba a la espera de la movilización, y se hablaba abiertamente en la
prensa de que todo retroceso,
que todo intento de volver a formar políticas ya superadas
encontrará inevitablemente la resistencia de los socialistas, y demás fuerzas
de izquierda, en dichos medios, la mayoría de ideología socialista, se decía de
forma textual; No interesa un nuevo ensayo. Lo hicimos una vez y nos salió mal.
Quienes lo frustraron son los llamados en todo caso al arrepentimiento...
Nuestras relaciones con la República no pueden tener más que un significado: el
de superarla y poseerla.”
Al
atardecer del 2 de octubre de 1934, el Presidente de
la República, Niceto Alcalá-Zamora y Torres, encargó a Lerroux la formación del
Gobierno. Por la tarde del día 3 facilitó la composición del nuevo Gobierno,
y los ministros se posesionaron de sus
cargos, pues la situación no permitía demoras ni pausas. Al empezar la noche
del 4 de octubre, la noticia del nuevo Gobierno ya estaba en la calle.
Y desde aquel momento toda España esperaba como respuesta inevitable la
revolución, de tal manera que La orden de movilización del ejército
revolucionario se difundió por toda la península. Según Largo Caballero, «dicha
orden fue transmitida a todas las Comisiones y corresponsales, por telegramas
convenidos.
La revolución o el intento de Golpe de Estado de las
fuerzas socialistas contra la República, estalló en la noche del 5 de octubre de 1934 como
reacción típicamente antidemocrática, por la decisión de Gil Robles de
participar en el Poder, a lo que tenía pleno derecho por ser el primer partido
en escaños del Congreso y por controlar, con sus aliados, la mayoría
parlamentaria suficiente para respaldar la entrada de los ministros de la
derecha católica en el nuevo Gobierno Lerroux que sucede a Ricardo Samper,
ministros por otra parte, de impecable ejecutoria republicana.
Es entonces cuando los partidos de izquierda
republicana y proletaria, los derechistas republicanos y los nacionalistas,
ponen el grito en el cielo y advierten, por vía de puro chantaje político, que
esa entrada plenamente legal y democrática de la CEDA (Confederación Española
de Derechas Autónomas) en el Gobierno, equivaldría a la ruptura de la
República, al hundimiento de la democracia y a una declaración de guerra a la
que los verdaderos republicanos tendrían que responder con las armas.
Ante
el estallido de la rebelión socialista, el ministro de Guerra, Diego Hidalgo
Durán llama a Franco, que todavía ostentaba su mando de la Comandancia General
de Baleares, y le entrega, sin más nombramiento que el de asesor especial del
ministro, la jefatura del Estado Mayor Central, desde la cual Franco organiza
los movimientos militares para sofocar la intentona de socialistas, comunistas
y anarquistas en Asturias, y también la rebelión de la Generalitat de Cataluña,
dirigida por un Gobierno de la Ezquerra, que se declara en la noche del 6 de octubre. Finalmente, la rebelión es sofocada, pero el
ambiente presagiaba la tragedia.
Asaltos
a conventos, asesinatos, crímenes con ajustes de cuentas detrás, complots
revolucionarios, tráfico de armamentos, linchamiento en las calles,
inestabilidad política permanente, algaradas callejeras que sembraban el
terror…en fin un ambiente del que Margarita era conocedora en primera línea, y
del que vamos a ahorrar los pormenores, puesto que son sobradamente conocidos… La mayoría de los
políticos de la época, los comentaristas políticos de aquel tiempo y los
historiadores posteriores han señalado como primera característica de las
consultas presidenciales su número elevado, y aun excesivo. Esta impresión
resultaría reforzada, con el paso del tiempo, por la reiteración frecuente con
que se sucedían las crisis, es decir, desde 1931 hasta el levantamiento militar
de 1936, hubo 20 gobiernos, y unas 17 crisis parciales.
Llegó el derramamiento de sangre
del que hemos hablado, y la guerra la había pillado con sus hijos y su madre en
Barcelona, zona republicana por aquel entonces, y sorprendida en el bando
equivocado por su clase aristocrática y marcada por ideales nacionales, son
innumerables las anécdotas, penas y miedos que pasó, en una Barcelona
republicana en cuyas salas cinematográficas se hacía pública su imagen, junto
con la de otros nacionales no republicanos, proyectadas ofreciendo fuertes sumas de dinero a quien pudiera
dar una pista que ayudara a localizarla para ser juzgada en las tristemente
célebres “checas”, que eran unas instalaciones que
durante la guerra civil española utilizaban los milicianos del bando republicano
, especialmente los partidos y sindicatos de izquierda, para detener, interrogar, juzgar de forma
sumarísima y ejecutar a sospechosos de simpatizar con el bando contrario, de
esta época, se le atribuye el desliz amatorio con el propio Companys, o con Iriarte
Echegarría, pero no pasan de ser anécdotas sufridas por la veracidad o el mero
fraude del embuste, no lo podemos saber, pero sí conocemos su forma de ser y
negociar, y lo que también podemos dar
como cierto es que Margarita
luchó desde su posición de aristócrata en la sombra contra las fuerzas enemigas
de Franco, nos cabe la duda de que si tanto Companys, como Iriarte Echegarría,
visionarios de lo que pudiera acontecer, se abriese una intención en doble
sentido para negociar, con lo cual, abrimos paso a la libre especulación del
amable lector, y damos una razón para especular, y es que conocidas
sobradamente son, debido a su compleja personalidad, las amistades en ambos
bandos, con intereses opuestos y contrastados, y así podemos también llegar a
entender su relación de amistad y algo
más con Miguel Maura, líder del Partido Republicano Conservador, cuyo programa
femenino fue redactado por la propia Margarita Ruiz de Lihory.
Demostrada está también la
participación de nuestra protagonista en lo que se vino a denominar como
“Quinta Columna”, un término con el que el conocido General Emilio Mola, de las
Fuerzas sublevadas nacionales, bautizó a los simpatizantes o seguidores del
Alzamiento Nacional sublevado contra la República que operaban de forma secreta
y clandestina a favor de la victoria Franquista. En la imagen, el General
Emilio Mola.
La
diferencia es que el golpe del 36 tuvo éxito y el del 34 fracasó. El propio
Indalecio Prieto, líder socialista, reconoció y lamentó años después , ya en el
exilio, su participación en aquel primer golpe contra la república: “Me declaro
culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera,
de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como culpa,
como pecado, no como gloria”. Largo Caballero declaraba abiertamente en aquella
época que “Las elecciones no son más que una etapa en la conquista y su
resultado se acepta a beneficio de inventario. Si triunfan las izquierdas, con
nuestros aliados podemos laborar dentro de la legalidad, pero si ganan las
derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada“.
UN FINAL Y UNA MACABRA HISTORIA
El triunfo final de los sublevados nacionales, se establece una nueva
página en la vida de nuestra protagonista. Conoció y entabló relaciones
con José María Bassols-Iglesias. Segundo hijo de nueve hermanos, Bassols había
terminado la carrera de Derecho a los 18 años con excelentes calificaciones.
Durante años Bassols dirigió un próspero bufete en la ciudad Condal, casándose
a los 32 años y teniendo cuatro hijos de ese matrimonio. Pero en 1937, y siendo
uno de sus abogados en Barcelona, José María Bassols conoció a la Marquesa, de
la que se enamoró apasionadamente. Tanto que se divorció de su esposa, para
posteriormente contraer matrimonio civil con la Marquesa. Matrimonio que fue
declarado nulo, pero que no impidió que Bassols y la Marquesa viviesen como
marido y mujer durante el resto de sus vidas. Por cierto, la familia Bassols
era propietaria de una de las mayores bibliotecas sobre espiritismo de la
Cataluña de principios de siglo.
La muerte de su
madre, dan comienzo una sucesión de litigios en pro de recuperar, al menos,
parte de la perdida sobre fincas y bienes incautados por los republicanos,
durante la Guerra Civil Española. Seguía desarrollando misiones de espionaje,
aunque con bastante menos compromiso, hasta la llegada de la Segunda Guerra
Mundial. Su situación económica no era
todo lo deseable que hubiera podido querer, debido a la costumbre que había
tenido siempre en gastar de forma, digamos, no demasiado normal, ya que
malgastaba mucho el dinero, a veces, de forma escandalosa, y a este hecho, se
le unió el tiempo de la pos-guerra, que en muchos casos, se pasaron verdaderas
penurias económicas y alimenticias, esta circunstancia, la obligó de alguna
manera a trasladar su residencia a Albacete, donde tenía esas posesiones en
litigio, y de las cuales, se procuraba el sustento principal.
El
culto por la muerte, o la búsqueda incansable por encontrar una razón al
misterio que se esconde detrás, encuentra una acreditada y genuina
representación excepcional en la persona y figura de Margarita Ruiz de Lihory y
el conocido como Caso de la mano cortada…
Todo dio comienzo cuando don Luis Shelly Ruiz de Lihory, hijo de nuestra
protagonista, y con el cual no mantenía buenas relaciones ya que era un
vividor, y poco amigo del trabajo, se
presentó, el 30 de enero de 1954, en el Juzgado de guardia de Instrucción de
Madrid. Manifestó que el 19 de ese mismo mes había fallecido en casa de la
madre, en la calle de la Princesa, número 72, su hermana Margarita, Margot,
como se la conocía. Al parecer, Margot, o la señorita Shelly, En la imagen,
Margot Shelly.
La señorita Shelly, que trabajaba en Albacete, en el Instituto Nacional de
Previsión, y debió adquirir adquirió
dolencia pulmonar bastante grave el año anterior a su fallecimiento, y hay
quien habla de una rara enfermedad que algunos diagnosticaron como una variante
de leucemia con lo cual, avisada su madre por una amiga de la hija, de nombre
Herminia Arteaha Hernández, se puso en contacto con dos médicos de Albacete,
que habían tratado a su hija, y ordenó que fuera trasladada a Madrid , a la
calle de la Princesa, donde la visitaron los mejores especialistas de Madrid,
sin que, desgraciadamente, pudieran hacer nada por ella, ya que falleció el 19
de enero. En la imagen, Margot Shelly.
Se dio aviso a sus hermanos, los cuales, por no tener buenas relaciones con
su madre, al contrario que con su hija, por la que sentía una verdadera
predilección, vivían separados de ella,
y cuando mostraron gran empeño en velar el cadáver de Margot, este derecho les
fue negado por la Marquesa, quien se había encerrado en la habitación de su
hija junto con su compañero sentimental, José María Bassols., y que les hicieran
las camas al otro extremo de la casa. Cuando consiguieron acceder a la
estancia, el cadáver había sido depositado en un ataúd que, por orden de la
Marquesa, se mantuvo cerrado.
Al día siguiente, del fallecimiento de Margot, arribaron a Madrid desde Albacete, numerosos
amigos de Margot Shelly, ya que era una persona
muy popular en aquella población, y se dio la extraña circunstancia de que ni los amigos, ni el novio de Margot, ni tampoco los hermanos fueron autorizados para ver el
cadáver, encerrado ya dentro del ataúd, donde había de permanecer toda aquella
noche, velado tan sólo por doña Margarita y don José María Bassols, un abogado
barcelonés de gran prestigio con él que aquélla, viuda desde hacía muchos años,
se había casado en segundas nupcias durante la República, como ya hemos
comentado antes. En el velatorio, que se realiza con el féretro cerrado, sobre
el mismo hay un portarretratos. La foto
es del cadáver de Margot y de su madre, pareciendo Margot como dormida sobre la
cama.
Como antes hemos comentado, Luis Shelly Ruiz de Lihory se presentaba en el
Juzgado de guardia para expresar su sospecha de que su madre , según él algo
trastornada- hubiese cometido alguna profanación en el cadáver de su hermana,
ya que al parecer una criada había visto
una garrafa grande de alcohol y un paquete de algodón sobre una mesa, el Juez
dictó un mandamiento de registro en la casa de la calle de la Princesa, que fue
cumplimentado por la Brigada de Investigación Criminal, y al que asistieron Doña Margarita y el señor Bassols,
y durante el registro los inspectores pudieron observar una sopera que contenía
las cabezas disecadas de dos perros.
Al parecer, doña Margarita tenía por costumbre criar gran cantidad de animales, y estos, en concreto, habían sido los favoritos de doña Margarita, que no quería separarse de los animales, pero lo más aterrador de la situación, acaeció cuando en uno de los armarios, descubrieron una lechera de plástico, y dentro de ella, flotando sobre un líquido que era indudablemente alcohol, una mano humana. Doña Margarita, el señor Bassols y los dos criados, juntamente con los macabros hallazgos, fueron presentados en el Juzgado. A los dos criados se les puso en libertad, mientras el juez ordenaba la exhumación del cadáver de Margarita Shelly Ruiz de Lihory en la sacramental de San Isidro, y se pudo comprobar que la mano hallada en la lechera de plástico pertenecía efectivamente a la que fue en vida Margot Shelly.
El examen del cuerpo de Margot revelaría que, además de la mano, le había sido amputada parte de la lengua, le habían cortado el vello público y le habían extraído los ojos. Tras un nuevo registro, los agentes descubrieron los miembros que faltaban y restos de vísceras animales. En la imagen, exhumación del cadáver de Margot.
Al parecer, doña Margarita tenía por costumbre criar gran cantidad de animales, y estos, en concreto, habían sido los favoritos de doña Margarita, que no quería separarse de los animales, pero lo más aterrador de la situación, acaeció cuando en uno de los armarios, descubrieron una lechera de plástico, y dentro de ella, flotando sobre un líquido que era indudablemente alcohol, una mano humana. Doña Margarita, el señor Bassols y los dos criados, juntamente con los macabros hallazgos, fueron presentados en el Juzgado. A los dos criados se les puso en libertad, mientras el juez ordenaba la exhumación del cadáver de Margarita Shelly Ruiz de Lihory en la sacramental de San Isidro, y se pudo comprobar que la mano hallada en la lechera de plástico pertenecía efectivamente a la que fue en vida Margot Shelly.
El examen del cuerpo de Margot revelaría que, además de la mano, le había sido amputada parte de la lengua, le habían cortado el vello público y le habían extraído los ojos. Tras un nuevo registro, los agentes descubrieron los miembros que faltaban y restos de vísceras animales. En la imagen, exhumación del cadáver de Margot.
La sentencia condenatoria de Margarita Ruiz de
Lihory rezaba textualmente «Por
conformidad del fiscal y la defensa, ratificada por los procesados, se declaró
probado que la fallecida, una hija de la procesada, ésta, horas antes de
efectuarse el entierro, y en unión del otro procesado [José María Bassols],
mutilaron el cadáver separando del mismo la mano derecha, extirpándole los ojos
y cortándole el tercio anterior de la lengua, y guardaron todo ello en diversos
recipientes en su propio domicilio, donde también conserva gran número de
cabezas y vísceras de perros y pájaros. Tales hechos los realizaron con el fin
de conservar aquellos miembros como un recuerdo».
La Audiencia de Madrid condenó a la Marquesa y a su amante (Bassols) como autores de un delito de profanación de cadáveres y otro contra la salud pública, con la agravante de parentesco respecto a la procesada. Pero las penas fueron menores, tan sólo debieron pagar multas, aunque si bien el señor Basols, pasó poco tiempo ingresado en el Centro. Hay quien argumenta que la Marquesa, salió indemne, por así decirlo de este macabro suceso, gracias a su relación de amistad con Francisco Franco Bahamonde.
La Audiencia de Madrid condenó a la Marquesa y a su amante (Bassols) como autores de un delito de profanación de cadáveres y otro contra la salud pública, con la agravante de parentesco respecto a la procesada. Pero las penas fueron menores, tan sólo debieron pagar multas, aunque si bien el señor Basols, pasó poco tiempo ingresado en el Centro. Hay quien argumenta que la Marquesa, salió indemne, por así decirlo de este macabro suceso, gracias a su relación de amistad con Francisco Franco Bahamonde.
Lo cierto, también, es que la Marquesa se defendió
argumentando que las mutilaciones fueron resultado de la adoración que sentía
por Margot. Durante el juicio afirmó que su hija «era una santa y quise
conservar partes de su cuerpo como reliquias. ¿Acaso los católicos no veneran
con respeto la lengua de san Antonio en Padua, el brazo de san Vicente Ferrer
en Valencia o el famoso brazo de santa Teresa?». Pero nadie se lo creyó y el
misterio persistió, y la prensa, se cebó literalmente con el caso de la mano
cortada, llenando páginas y páginas que hacía referencia a las costumbres de la
marquesa…Pocos años después, la enajenación de una madre por la muerte de su
hija, se había convertido en una historia de miedo con la que los niños de
Madrid se asustaban al jugar, y cantaban
con sus juegos de palmas una coplilla que decía así: En la Calle de la
Princesa, vive una vieja Marquesa, con su hija Margot, a quien la mano cortó.
Moraleja, moraleja, esconde la mano que
viene la vieja.
En pleno escándalo,
alentado por la prensa y los medios de comunicación debido a la gran
popularidad de la Marquesa, recién salida del psiquiátrico penitenciario, en el
que estuvo muy poco tiempo, como hemos visto, retoma de nuevo, para publicar una
serie de artículos en el semanario “Domingo”, cuya clara finalidad no es otra
que una clara autopropaganda, destinada a
resaltar sus pasados servicios a España en contraste con la injusta campaña que
se había desencadenado contra su persona, y en los cuales, se da una especie de
versión novelada sobre su actividad en
el conflicto bélico en el Rif, con tintes casi se podría decir que de séptimo
arte en los que se relatan una serie de
aventuras que van desde la huída espectacular en la que escapa a a las amenazas
de sus perseguidores consiguiendo a la vez, de forma heróica, rescatar importantes documentos para la misión
secreta que se le había encomendado por el mando, haciendo referencia también al cautiverio de una mujer europea por salvajes
africanos u orientales consiste en su pretensión de haberse entrevistado con el
mariscal Lyautey, Residente General del protectorado francés de 1912 a 1925, que
habría reconocido en ella al misterioso “capitán Ali”, y sabía muchas cosas de su vida en Marruecos, y
como ella misma diría “como situaciones mías cerca de los moros, sobre todo
cuando el rescate de prisioneros, mis visitas al Raisuli, mi amistad con Abd El
Krim, mis encuentros con Muley Hafid y otras miles de cosas mías, o mejor, del
capitán Ali”…al fin y a la postre, una serie de artículos novelescos, como
hemos dicho, que en realidad poco o muy poco tienen que ver con los que había escrito
treinta años antes, y que hace un cierto subrayado a la situación actual en que
vive la política de la nación, o mejor dicho, el Régimen franquista, recordando
la intervención de las tropas moras en la Guerra Civil, o Cruzada de
Liberación, el tema del espionaje y la intriga soterrada, en una clara
intención de darse una propaganda a sí misma, que haga olvidar de alguna manera
el oscuro caso del que hemos hablado…Si cabe, un vano intento por limpiar su
deteriorada imagen, una imagen que se fue deteriorando
a marchas forzadas, y una vida que se marchitaba, y que finalmente acabó de una
forma miserable, ya que pese a la fortuna que poseía, la Marquesa falleció en
su casa de Albacete el 15 de mayo de 1968 en la más completa miseria. Sus
restos mortales descansan junto a su secreto, con el recuerdo de una de las historias más inquietantes y menos
claras de la crónica del misterio en España, en la parte más antigua del cementerio de Nuestra Señora de los Llanos de
Albacete, llevándose el secreto a la tumba.
CONCLUSIONES
De una
intensa existencia marcada por el lujo,
la excentricidad y las aventuras tanto amorosas como a nivel de experiencia
vital, su
vida pudo ser un símil de una invitación
de baile de tango, donde el destino se convierte en una suerte de milonga con
unas reglas establecidas, en la que los más afortunados, tienen la dicha de
danzar por el exterior de la rueda de pista, creando envidia y admiración en el
espíritu del espectador, y los menos dichosos, corren el hado de bailar por la
zona escondida, con la sentencia firme de comparsa, cuyo fin es el olvido,
fruto de una obstinación convertida en locura, una paranoia hija a su vez, de
una intransigente y narcisista personalidad.
Varios
son los romances que se le atribuyen, y puede que a lo mejor, ni sean tantos, o
quizás, fueran más. Desde Miguel Primo de Rivera a Manuel Aznar, abuelo del que
fuera presidente de España, con quien parece ser que tuvo un altercado en
México, y a quien le rasgó el traje que llevaba con sus propias manos, el propio
Abd el-Krim, Lluis Companys, quien fuera Presidente de la Generalitat de
Cataluña, el Jefe de la Checa de Tamarita Serafín Iriarte Echegarría, o el
General Manuel Silvestre, el Ministro de la Gobernación Miguel Maura …en fin…Sin
lugar a dudas, fue un personaje muy influyente en una época, donde la historia
marcaba un hito puntual y significativo, del que Margarita Ruiz de Lihory fue
testigo directo.
La rebelión de la mujer en busca de un cambio para encontrar su sitio en la sociedad, la puesta en escena, una vez más, no ya del nepotismo, si no del flagrante fracaso de la política inoperante y desastrosa de un gobierno cuya misericordia, sería comparable a la misma misericordia innata del agua, el viento y el fuego. Víctima directa de una megalomanía brutal que la conducía directamente casi hasta la propia egolatría, que era sin duda el motor de la obsesión en ocupar un lugar en la aristocracia que no le correspondía, como lo era el ser la Baronesa de Alcahalí, y no en vano, tras la muerte de su padre, pese a que la baronía pasó a su hermana mayor, Soledad, Margarita inició un litigio que duró más de 30 años por reclamar el título. Se sentía la única digna de ser llamada baronesa debido a sus numerosas cualidades. Aunque nunca tuvieron buena relación, a partir entonces las hermanas dejaron de hablarse. Se ofuscó en hacer honor a su apellido mirándose continuamente en el espejo de la conciencia de clases, anhelando la gloria y la fama sin detenerse un instante en pensar demasiado las formas y manera de conseguir su empeño. Digamos que fue al final de su vida cuando ciertos acontecimientos le dieron esa fama, pero no consiguió la gloria que buscaba.
Creía en la igualdad de géneros, que no de clases. Vigorosa feminista, la tenacidad con la que perseguía su afán, aunque si bien pudiera ser discutible, no es menos cierto que ha de ser tenida en cuenta por la benevolencia que la justicia debe tener con la base de la buena intención, por esa razón, sería injusto condenarla al olvido, cuyo vacío ocupó el espacio sin nombre en un rincón de un campo santo donde la eternidad, pasa las páginas en blanco de un libro sin firma, un vademécum, que el final de la existencia, ha dejado de escribir. Su historia narra la manera en que pasa de tenerlo todo a perderlo, pero sin abandonar su tenacidad.
La rebelión de la mujer en busca de un cambio para encontrar su sitio en la sociedad, la puesta en escena, una vez más, no ya del nepotismo, si no del flagrante fracaso de la política inoperante y desastrosa de un gobierno cuya misericordia, sería comparable a la misma misericordia innata del agua, el viento y el fuego. Víctima directa de una megalomanía brutal que la conducía directamente casi hasta la propia egolatría, que era sin duda el motor de la obsesión en ocupar un lugar en la aristocracia que no le correspondía, como lo era el ser la Baronesa de Alcahalí, y no en vano, tras la muerte de su padre, pese a que la baronía pasó a su hermana mayor, Soledad, Margarita inició un litigio que duró más de 30 años por reclamar el título. Se sentía la única digna de ser llamada baronesa debido a sus numerosas cualidades. Aunque nunca tuvieron buena relación, a partir entonces las hermanas dejaron de hablarse. Se ofuscó en hacer honor a su apellido mirándose continuamente en el espejo de la conciencia de clases, anhelando la gloria y la fama sin detenerse un instante en pensar demasiado las formas y manera de conseguir su empeño. Digamos que fue al final de su vida cuando ciertos acontecimientos le dieron esa fama, pero no consiguió la gloria que buscaba.
Creía en la igualdad de géneros, que no de clases. Vigorosa feminista, la tenacidad con la que perseguía su afán, aunque si bien pudiera ser discutible, no es menos cierto que ha de ser tenida en cuenta por la benevolencia que la justicia debe tener con la base de la buena intención, por esa razón, sería injusto condenarla al olvido, cuyo vacío ocupó el espacio sin nombre en un rincón de un campo santo donde la eternidad, pasa las páginas en blanco de un libro sin firma, un vademécum, que el final de la existencia, ha dejado de escribir. Su historia narra la manera en que pasa de tenerlo todo a perderlo, pero sin abandonar su tenacidad.
El
final de su vida, se vio salpicada con historias y leyendas que unas veces con
más, y otras con menos realidad, la relacionaron directamente con extraños
sucesos, como el que hemos podido ver, de la mano cortada, o como por ejemplo
el de la aparición en España del fraude conocido como caso Ummo, caso de la recepción de unos informes que
aludían a unos hombres que decían proceder de un supuesto planeta llamado
“Ummo” distante a unos 14 años luz y que gira alrededor de la estrella Wolf
424, y que habrían organizado una incursión en la tierra con fines pacíficos
para estudiar la estructura fisioquímica del planeta Tierra así como la vida
animal y humana del mismo, y que según se desprende, pare ser que aprovecharon
la ausencia de la hija de Margarita Ruiz de Lihory debido a su enfermedad, de
la casa de Albacete, para instalarse y proceder a sus fines científicos, o de
la presencia de nazis en la ciudad manchega de Albacete, en la posguerra civil española,
y que los relacionan directamente con Margarita Ruiz de Lihory, pero los
informadores de estos casos, no dan ningún detalle concreto, pero esta es una
historia más, de esas que como tantas
historias, dan forma y vida a una España profunda, anquilosada en la
oscuridad, donde la verdad y la mentira, se mueven en una linde tan estrecha,
que es imposible de identificar, por lo que no merece la pena ocupar más
espacio que un mero apunte de curiosidad, donde la hablilla se convierte en
natural costumbre de la esencia latina que ha conducida a los pueblos a dar
media vuelta, y dirigir su destino de nuevo un paso hacia atrás.
Magia negra africana, rituales extraños,
actividades esotéricas ocultistas, experimentos inicuos, espionaje
internacional, acusaciones de espía doble, hechos paranormales de otros mundos... Todo un
cóctel de misterio. Una historia apasionante, y sobre todo, con la que hemos querido apasionar, manteniéndola viva en estos Recuerdos de la Historia, en los
que no sólo hemos querido rememorar la imagen de una dama particular, si no
también, a la vez, las particularidades de un tiempo y una época convulsa de
nuestra historia de España, y casi que universal, dando al final unas
pinceladas en sepia que alumbran una imagen del
pasado, y dibujan la mirada de ojos caídos de una belleza misteriosa,
embrujadora, casi divina y sensual, enigmática y oscura como el tiempo que le
tocó vivir, oscuro, pero como dijo Maurois, para que una luz brille con fuerza,
debe estar presente en la oscuridad…y Margarita Ruiz de Lihory, desde luego,
brilló con fuerza en la penumbra de la historia de un tiempo, y en la tenebrosa
y lúgubre noche del misterio y esa parte
de una vida de estrechos
lindes que separan la razón, de la
siniestra locura.
Aingeru
Daóiz Velarde.-
BIBLIOGRAFÍA
Como
arena entre tus dedos (Novela). Gadea
Fitera.
Sangre Azul. Vida y delirio
de Margarita Ruiz de Lihory. Cándido Polo Griñán.
«La
marquesa delirante: necrofilia, esoterismo y alienígenas en Albacete durante
los años cincuenta», en J. Martínez Pérez et alii (eds.), La gestión de la
locura: conocimiento, prácticas y escenarios (España, siglos xix-xx), Cuenca,
Universidad de Castilla-La Mancha, 2008, pp. 373-404.
un relato muy interesante y poco conocido ,gracias al autor del reportaje
ResponderEliminarMuchas gracias Teresa, siempre es un placer tu comentario.
EliminarGracias por acordarte de mi para compartir estos relatos tan interesantes
EliminarNo hay de porqué dar las gracias, amigo, para mi es un honor.
EliminarExtraordinaria y completa lección.
ResponderEliminarGracias
GRacias a ti, desde luego...me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarGracias por compartir conmigo todo este conocimiento. Hay gran cantidad de hechos, que desconocía hasta hoy.
ResponderEliminarBuen trabajo!!!
Gracias a ti, por el comentario...me alegro de que hayas descubierto cosas interesantes.
EliminarUn relato estupendo Aingeru, bien narrado y documentado y con una puesta en escena extraordinaria que al leerlo transporta en el tiempo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias Nieves, todo lleva lo suyo, si quieres despertar el interés del lector en este tipo de artículos, debes utilizar una prosa que atraiga lo suficiente, para que no pierda la pasión de continuar la lectura, de lo contrario, el artículo muere antes incluso de nacer. Un abrazo.
Eliminar¡QUÉ GRAN TRABAJO! Un post y, por lo que he ido ojeando, un blog muy trabajado y documentado. Gracias por compartirlo. Me guardo el enlace para ir leyéndolo poco a poco. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, de verdad que es un honor y desde luego todo un placer para mí...espero que te guste.
EliminarMe he quedado sin palabras. Es un trabajo fenomenal
ResponderEliminarUna de los valores que ás importan en esta vida, es la amistad, porque la amistad, por muy virtual que sea, siempre está por encima de la desgracia, la enfermedad, o incluso la muerte...mis amigos son quienes valoran mi suerte, con un comentario hacia un trabajo que, desde luego, ha llevado su tiempo, su dicha, y su desdicha a la vez, y en lo más profundo de mi corazón, yo soy el que no encuentra esas palabra que fluyeron con tanta facilidad a la hora de escribir, para agradecer ahora, el honor de una amistad. Gracias Teresa.
EliminarAl leerte me reafirmo en lo dicho, yo tbn creo en la amistad y en la sensibilidad q se trasluce en la escritura de algunas personas a las q eliges leer por tantas cosas y con las q se establece un nexo hasta de bella complicidad. Te agradezco mucho tus palabras y cuenta conmigo para lo q necesites. Un fuerte abrazo
EliminarUna historia apasionante. Gracias por el articulo.
ResponderEliminarUn placer. Me alegro de que le haya gustado, y gracias a usted por la molestia de comentar.
EliminarTras haber leído la novela, basada en la vida de esta mujer, Anacronía de una marquesa, me ha venido muy bien leer esta publicación.
ResponderEliminarGracias
Perdón por la tardanza en contestar, pero no tengo activadas las notificaciones de respuesta, no sé porqué no funcionan en Blogger. Un honor, y me alegro de que le haya gustado, y además, de que le haya servido.
EliminarGran reportaje. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias a usted.
Eliminarinteresante el articulo y con grandes datos veridicos y muchos como la vida de doña margarita envueltos en la nebulosa de la leyenda que la persigió toda su vida incluso hasta su muerte esa lugubre noche de mayo de aquel 68 que no despertó mas curiosidad que morbo entre sus seguidores.la ultima noche de la marquesa estaba tumbada en la sala negra con un inmenso fuego encendido en la gran chimenea de la estancia que se accedia por la puerta derecha del portal de la casa de la bastida.Alli rodeada de sus perros y con la asistencia siempre fiel de su ama de servicio que la acompaño hasta la misma puerta cuando ya sus fuerzas le terminaron de fallar escuchando los aldabonazos que su hijo luis estuvo propinandole desde las doce a la puerta del palacio de la bastida donde vino la marquesa a liquidar sus recuerdos sus pocos bienes y su memoria.acompañados de los aullidos de sus goos y mezclados de los incesantes golpes de la aldaba al ritmo frenetico de incansables aplelaciones para que le abrieran la puerta su hijo fue el director de una macabra sinfonia de despedida de un mujer unica e irrepetible que lucho contra todos los convencionalismos a pesar de sus infulas de poder y de su moral burgesa.aquella ultima noche al calor del fuego la marquesa rememoraba sin orden ni concierto los episodios de una vida plena de experiencias y añoraba su libertad que sabia que las parcas ya se la estaban requiriendo.tres niños que nos introdujimos en la casa aprovechando la oscuridad y penumbra de las velas nos quedamos tras el gran sofa donde reposaba la marquesa rodeada de sus perros que al principio gruñian ante nuestra presencia pero gracis a la habilidad del patri con los animales solo terminaron lamiendonos la cara amistosamente.cobijados a su espalda le hicimos un sin fin de preguntas sobre las muchas leyendas que circulaban sobre ella a lo que iba respondiendo en un delirio de comentarios que hoy tienen tras el paso de los años y las informaciones acumuladas mas fundamento que en aquel tetrico momento en el que la marquesa se iba marchitando al compas de sus recuerdos
ResponderEliminarEspectacular, sublime, digno del mejor de los relatos. Un placer, y un honor al mismo tiempo.
Eliminarla primera vez que la vi estaba sobre la balustrada del enorme patio central de la casa alli apoyada etereamente toda vestida de blanco descalza y con el pelo alborotado, blanquisimo y suelto daba la impresion que iba a descender sobre la manada de buitres que se repartian las ultimas migajas de su hacienda peleandose por una silla o unos cuchillos.tras de ella un mural emplomado de cristales de colores rezaba....aqui vive margarita ruiz de lihori marquesa de villasante y baronesa de alcali y desde entonces busco culquier cosa que tenga algo que ver con ella,me gusto a pesar de lo novelado del texto el libro de la mano cortada de nuño de la rosa y pozuelo
ResponderEliminarMuchas gracias, un abrazo.
EliminarSi fuera posible póngase en contacto conmigo
ResponderEliminarcuentosdecine@gmail.com
Muy interesante la posibilidad de que hubiese sido amante del general Manuel Fernández Silvetre y también la posibilidad de que su hija naciera de esta relación. No lo había escuchado antes. La hija nació en 1918 y por entonces el general era ayudante de campo del Rey Alfonso.Habría que ver si por entonces pudieron coincidir. Saludos
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